El Gobierno ofrece el puerto de Algeciras para que el Open Arms desembarque a los 87 rescatados
Mientras se van alejando de Libia, las 87 personas rescatadas este jueves por el barco español Open Arms se encuentran “más calmadas”, aunque su incertidumbre no desaparece del todo. Comienzan a confiar en las palabras de los tripulantes, que llevan días asegurándoles que no serán devueltos al país del que huyen. Después de tres días en la zona de rescate, este domingo el capitán les ha confirmado su nuevo rumbo: España.
El barco humanitario Open Arms se dirige hacia su Estado de bandera, España. Sobre las diez de la noche su tripulación ha recibido la notificación oficial a través de la Marina Mercante informando de que su destino final iba a ser el puerto de Algeciras, ya que, según fuentes de vicepresidencia, cuenta con el dispositivo necesario para poder activar el protocolo de recepción de migrantes.
Desde el Gobierno han asegurado que se espera que lleguen este martes por la mañana, pero Pro Activa Open Arms ha recordado que el puerto de Algeciras se encuentra a “590 millas naúticas” de donde se encuentran, por lo que, a su juicio, tardarán tres días más en alcanzar tierra firme.
“Ya nos dirigimos hacia España a la espera de respuesta de las autoridades. Desde Salvamento nos dicen que el capitán puede pedir un puerto. Nosotros les hemos pedido instrucciones a ellos sobre la posibilidad de dirigirnos a Barcelona”, explicó durante la mañana del lunes el jefe de misión del Open Arms, Ricardo Gatti.
“Hasta el día de ayer que cambiamos rumbo hacia el norte estaban muy nerviosos. '¿Nos devolvéis a Libia?', nos preguntaban”, cuenta Gatti a través del teléfono desde el puente del Open Arms.
“Cada vez que hay un rescate, tienen miedo de que seamos libios. Porque ya lo han vivido en otras ocasiones. Huyen de violencias y, después de embarcarse, muchos han sido detectados por los guartdacostas libios y han sido devueltos a los centros de detención. Allí, muchas veces son vendidos a traficantes. Es normal que tengan miedo”, explica el jefe de misión.
Entre las 87 personas, 8 son menores, todos ellos adolescentes. Seis de ellos viajan solos, mientras que los otros dos lo hacen en compañía de sus familiares. La mayoría, 80 personas, asegura proceder de Sudán, principalmente de Darfur. El resto es originario de Siria (1), Egipto, (1) Gambia (1) y Sudán del Sur (4).
Todos ellos se encuentran en buen estado de salud aunque, detalla Gatti, presentan secuelas de los abusos sufrido durante su paso por Libia. “Un chico fue disparado en un dedo, probabnlemente tiene dentro la bala, no puede moverlo”, señala el miembro de Pro Activa Open Arms.
Además de permanecer pendientes de su estado de salud, la tripulación del Open Arms trata de amenizar el tiempo de espera en alta mar hasta su llegada a puerto. “Estamos dándole clases de castellano, lo poco que podemos. También hemos hecho un poco de gimnasia con ellos. Como nosotros solemos hacer diariamente, ahora lo compartimos con ellos”, añade Ricardo Gatti.
Después del rescate, el Open Arms decidió permanecer hasta el domingo en la zona de rescate próxima a las costas libias en busca de barcas en peligro, a la espera de la llegada de barco de rescate de la ONG SOS Mediterranee, que se dirigía a este punto.
De esta manera, se aseguraban de el Mediterráneo no se quedase sin un barco de ONG rastreando la zona, tras el cese de las labores de salvamento a la supuesta guardia costera libia, de la que se han documentado vulneraciones de derechos humanos.
En los dos últimos rescates de la ONG Pro Activa Open Arms, el buque español logró el permiso del Gobierno de Pedro Sánchez para atracar en un puerto español.
La primera vez, con 60 personas a bordo, el Open Arms desembarcó en Barcelona. La última, con tan solo una mujer rescatada, el barco humanitario pudo atracar más cerca del Mediterráneo Central, en Palma.