ENTREVISTA | Aloys Vimard (MSF)

Aloys Vimard (MSF), a bordo del Aquarius: “España sí puede ser un puerto seguro para estas personas”

Llevan desde el pasado viernes en alta mar a la espera de que algún gobierno europeo decida proporcionales un lugar seguro donde desembarcar. Las 141 rescatadas en el Mediterráneo central por el buque Aquarius, operado por SOS Mediterranée y Médicos Sin Fronteras, navegan rumbo al norte mientras las organizaciones humanitarias continúan a la espera de indicaciones tras lanzar este domingo un llamamiento a los Gobiernos europeos y recibir la negativa de Malta e Italia.

“Están tranquilos y están siendo comprensivos”, cuenta desde el barco de salvamento Aloys Vimard, en una entrevista con eldiario.es.

De fondo, un pulso que se prolonga desde hace dos meses contra las ONG de rescate, el mismo que comenzó con el propio Aquarius, cuando el pasado junio se vio forzado a poner rumbo a Valencia con 630 personas a bordo tras la negativa de Italia y Malta a abrir sus puertos y el ofrecimiento del Gobierno español para acogerlas. De momento, esta vez la respuesta del Ejecutivo de Sánchez no ha sido la misma: “España no es el puerto más seguro porque no es el puerto más cercano”, han indicado fuentes de Moncloa este lunes.

“Un puerto seguro es el que es respetuoso para la gente, para quienes quieren pedir protección. Y creo firmemente que España puede ser ese lugar seguro para estas personas, al igual que Francia también lo es”, responde Vimard, quien asegura que, si el rechazo continúa, pedirán permiso a ambos países para desembarcar. E insiste: “Lo que está en juego aquí es el principio de rescate en el mar”.

¿Cómo se encuentran las personas rescatadas?

La situación está bastante tranquila y estable. Obviamente, hay gente desanimada, han estado muchas horas buscando ayuda en el mar. La primera patera que localizamos se encontró con muchos barcos que se negaron a ofrecerles asistencia y esto les llevó a un estado de desesperación para tratar de buscar ayuda.

También vienen de situaciones muy duras, sabemos que muchos de quienes cruzan en el Mediterráneo son detenidos en condiciones inhumanas, algunos han estado en cautiverio durante muchos meses. Un ejemplo, nuestro equipo ha visto cómo la mayoría de ellos ha pedido ver a un médico, han tenido un acceso muy limitado a la sanidad o ningún tipo de acceso, así que ahora estamos tratando de darle la mejor atención que podemos.

¿Cómo están viviendo la falta de respuesta de los Gobiernos?

Están tranquilos y están siendo comprensivos. Les hemos explicado la situación con traductores de todas las lenguas que se hablan a bordo. Tratamos de responder todas sus preguntas, hablar con ellos y ser muy transparentes con lo que está ocurriendo.

Es increíble lo resilientes que son y están muy agradecidos de estar en un lugar seguro, este barco, en el que pueden ser tratados de una manera digna. Acabamos de hacer el reparto de comida y ellos también participan en el día a día del barco, son parte de la tripulación. Impresiona lo agradecidos que se sienten por estas pequeñas cosas.

¿Qué contactos han mantenido para resolver la situación? ¿Con qué autoridades han hablado?

Primero estuvimos en contacto con las autoridades libias, pero no proporcionaron ninguna información sobre las pateras en apuros, aunque eran conscientes de su situación porque la noche anterior hubo comunicación entre los guardacostas libios y un barco mercante. Nosotros mandamos un email, llamamos para informar de que estábamos disponibles para brindar asistencia y salir a buscar a los botes en peligro. No recibimos ninguna respuesta, así que los buscamos a ciegas.

Incluso cuando encontramos a la primera embarcación, sobre las diez de la mañana después de toda la noche, informamos a las autoridades libias, que dijeron ser las que iban a coordinar el rescate, las responsables. Una operación de rescate se completa cuando termina en un lugar seguro para los supervivientes. Ellos dijeron que no lo proporcionarían, y por supuesto sabemos que Libia no es considerado un lugar seguro y que no es posible desembarcar a los supervivientes allí.

Lo que es más chocante es que nosotros sí estamos preparados para este tipo de tareas, y que la UE centra todos sus esfuerzos, gasta mucho dinero para pagar el equipamiento y la formación de los guardacostas libios para hacer retroceder a esta gente y controlar las fronteras, sabiendo que no son capaces de proporcionar un lugar seguro y coordinar de forma completa un rescate, es lo que hemos visto estos días. Es estremecedor, porque hablamos de vidas humanas, de personas hacinadas en botes minúsculos e inestables, seres humanos que deben desembarcar en un lugar donde sus derechos sean respetados.

Italia y Malta ya han rechazado abrirles sus puertos.

Hemos llamado a Italia y Malta, los puertos más cercanos, como establece el derecho marítimo y las convenciones marítimas internacionales, para pedir un puerto seguro para los supervivientes. Malta nos ha dicho que no son las autoridades adecuadas y competentes, e Italia ha rechazado hacerse cargo del rescate porque ellos no lo coordinaron, pero la última vez, cuando tuvimos que ir finalmente a Valencia, sí lo habían coordinado y no dieron puerto seguro.

Una vez más las autoridades italianas y maltesas nos han negado un puerto seguro, la UE nos lo ha negado, por la falta de solidaridad y la fractura del sistema de asilo europeo. Solo se considera el propósito político de evitar que la gente llegue a Europa incumpliendo la ley y los derechos de estas personas. A bordo tenemos 75 personas que proceden de Eritrea y Somalia, en Libia están consideradas personas bajo el mandato de Acnur. No tenían ninguna opción ni esperanza en Libia más que montarse en ese bote.

Le decimos a la UE que sabemos que Italia se ha hecho cargo de ellos durante años, que quizás Malta no tenga la capacidad, pero hablamos del principio de prestación de asistencia a las personas en el mar, del derecho a ser rescatadas si están en peligro. Es esto lo que está en juego. Pedimos que se respeten todas las vidas humanas. Se trata de una decisión política. Nosotros somos ciudadanos que no podemos aceptar que la gente muera y tratamos de llenar el vacío que dejaron los Estados miembros en el mar. No tomamos las decisiones, solo le pedimos a los Gobiernos que asuman su responsabilidad.

¿Han mantenido contacto con España y Francia, donde atracaron en julio después de que Malta les denegara el acceso a sus puertos para repostar?

Seguiremos con el procedimiento normal. Primero se lo pedimos a Malta y a Italia, y barajaremos distintos escenarios y posibilidades, así que también se lo pediremos a España y Francia, obviamente. De momento, debemos esperar. Sabemos que si las leyes no se respetan, el sistema no es sostenible. Si tenemos que hacer varios días de viaje para desembarcar, los haremos porque es lo mejor para las 141 personas a bordo, pero no deberíamos. Cuatro, cinco, seis días de viaje para atracar en un puerto seguro para los supervivientes no es aceptable ni sostenible.

Aquí, el Gobierno ha dicho que España “no es el puerto más seguro” para el Aquarius. ¿Qué opina?

España es considerado un puerto seguro. Libia dice que su puerto es seguro, hay una confusión sobre lo que es un puerto seguro, inseguro, no seguro… Un puerto seguro es el que es respetuoso para la gente, para quienes quieren pedir protección. Y creo firmemente que España puede ser ese lugar seguro para estas personas, al igual que Francia también lo es.

¿Cuál cree que podría ser la solución, entonces? En el caso del barco Lifeline, Malta lo acogió el pasado junio después de seis días en alta mar tras llegar un acuerdo con otros países para el reparto de los refugiados a bordo.

Son los políticos quienes deben llegar a soluciones, pero nosotros podemos aconsejar. Mi consejo para desembarcar a estas personas no está en el control de fronteras, hablamos del principio de rescate en el mar. No le diremos a los Gobiernos lo que tienen que hacer, pero al menos deben ser humanos y respetuosos con la gente vulnerable y su derecho a ser desembarcados en un lugar seguro.

Hay una falta de solidaridad entre los Estados miembros, esto no es una crisis migratoria, es una crisis política. Podemos manejar las cifras de personas que llegan a Europa, la mayoría de personas que migran en el mundo llegan a países en desarrollo.