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La catástrofe anunciada del incendio de Moria: “La bomba de relojería ha explotado”

Icíar Gutiérrez

9 de septiembre de 2020 23:31 h

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Un infierno. Una cárcel. Una bomba de relojería a punto de estallar. Son tres de los calificativos más repetidos a la hora de definir Moria. En la madrugada de este martes, las llamas de un devastador incendio han devorado buena parte del campo de refugiados situado en la isla griega de Lesbos, donde cerca de 13.000 personas malvivían hacinadas en condiciones deplorables. Las escenas de niños asustados, adultos en shock con sus pertenencias a cuestas, instalaciones completamente calcinadas y escombros han reavivado la lluvia de críticas contra lo que se considera uno de los mayores emblemas del fracaso de la Unión Europea en su política migratoria y de asilo. Si bien de momento no se han registrado víctimas mortales, la reacción entre el personal humanitario en la zona es prácticamente unánime: era una catástrofe anunciada.

No es la primera vez que las instalaciones de Moria, a las que llegan quienes sobreviven a una travesía por el Egeo desde Turquía, son destruidas por el fuego. El mayor campo de refugiados de Europa ya ha ardido parcialmente en varias ocasiones –el pasado marzo, una niña falleció en uno de ellos–, lo que para organizaciones humanitarias demuestra, en la práctica, las múltiples carencias del centro y la falta de medidas de seguridad.

Pero los testigos en Lesbos este miércoles describían un incendio de una enorme magnitud, que ha arrasado rápidamente con gran parte de la infraestructura formal del campamento. “Ha estado ardiendo durante toda la noche a causa del viento, que ha sido horrible, y se ha propagado todo muy rápido. Está todo quemado: las tiendas, los barracones donde se da atención médica...”, dice a elDiario.es Mario López, responsable de salud mental de Médicos Sin Fronteras en Moria, desde Mitilene, la capital de Lesbos.

Según un comunicado difundido por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), cerca del 80% del centro ha resultado destruido. El Gobierno griego dijo en un primer momento que se había quemado la estructura central del campo, pero en el llamado “olivar”, una ladera que rodea al recinto organizado en la que se concentran miles de solicitantes de asilo, la destrucción no había sido total, informa EFE. Sin embargo, durante la noche, se desataron nuevos incendios en las partes no quemadas del campamento, dañando la mayor parte de lo que quedaba en pie.

Miles de residentes han huido y se han quedado sin un lugar en el que quedarse ni donde dormir de la noche a la mañana. “La situación es muy crítica porque hay miles de personas que han huido con las pocas cosas que tenían y se han desperdigado. Estamos intentando acceder a ellos para cubrir necesidades básicas, porque no van a tener ni comida, ni agua, ni dónde pasar la noche, lo harán al raso”, indica López. Durante la tarde, el Ejecutivo ha anunciado que trasladará a un parte de los refugiados en un ferry y dos transbordadores de la Armada y dará a otros tiendas de campaña de manera temporal. Los cerca de 400 menores no acompañados que se encontraban todavía en Moria han sido trasladados a la parte continental del país, en una operación financiada por la Unión Europea.

Varias ONG han pedido la evacuación de todas las personas que vivían en el campo. “La Comisión Europea ha prometido apoyar la evacuación de todos los 400 niños no acompañados, cuya sección en el campamento ha quedado destruida, al continente griego, que es un primer paso importante. No está claro qué pasará con los demás. Los gobiernos de la UE deben ahora apoyar inmediatamente a Grecia en el traslado de todas las personas que buscan asilo desde los campos de refugiados de las islas a lugares seguros en toda Europa”, dice a elDiario.es Evelien van Roemburg, responsable de la campaña europea de migración de Oxfam.

Aún no está claro qué causó exactamente el fuego y hay una investigación en marcha sobre cómo se originó. No obstante, el Gobierno griego cree que “no fue accidental” y asegura que comenzó simultáneamente en varios puntos del campo poco después de que las autoridades comunicaran a un grupo de 35 personas que habían dado positivo de COVID-19 que debían ser aisladas del resto. El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, ha mantenido un tono duro contra la presunta “reacción violenta” y los disturbios. En un mensaje televisado, ha reconocido que las condiciones en Moria “son difíciles”. “La situación es insostenible, porque constituye a la vez un problema de salud pública, humanitario, y de seguridad nacional”.

“Este desastre podría haberse evitado”

El responsable de MSF hace énfasis en que la tensión acumulada entre los residentes, especialmente durante las últimas semanas, ha sido exponencial. “Hablamos de una población que lleva con restricciones de movimiento enormes desde el inicio de la pandemia. Antes, había restricciones muy serias para moverse dentro del campo, para ir a la ciudad, para consultas médicas o simplemente para ir a la playa con tu hijo a desconectar de la situación. Todo esto se hacía con muchísimas dificultades o no se hacía porque se impedía que las personas dejasen el campo”. Pero, cuando se detectó el primer caso de COVID-19 hace una semana, se anunció un cierre completo del campo y una cuarentena para todos de al menos 14 días, lo que cambió “es el grado de presión a la que ya está sometida estas personas: de dónde vienen, todos los eventos que viven en origen y en el trayecto, y la hostilidad de Moria. El grado de congestión y saturación es enorme”.

Más allá de si fue intencionado o no, a juicio de López, el incendio es consecuencia de “unas condiciones inhumanas y de desesperación, de llevar al límite a muchísimas familias. Llevamos años avisando de que esto es insostenible, es una situación intolerable, y ha explotado a través del fuego”. En la misma línea se expresa la responsable de Oxfam. “Las terribles condiciones en Moria han provocado una increíble presión sobre la gente que vive allí y a tensiones dentro del campamento y con otros residentes de la isla. Grecia y Europa han sabido esto durante años, pero no han actuado”.

La comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, ha afirmado este jueves que la falta de una política común de asilo y migración es parte del problema de lo ocurrido en Moria. “El fracaso de la anterior comisión de llegar a una política europea común de asilo y migración es también parte del problema”, ha afirmado. “A veces decimos que Europa no tiene una crisis migratoria y ahora mismo no la tenemos, pero algunos migrantes están en crisis y esa ha sido la situación en algunos de estos campos”.

Desde el acuerdo migratorio firmado en 2016 entre Bruselas y Estambul, que redujo drásticamente las llegadas a las islas tras la llamada “crisis de los refugiados”, miles de personas quedaron varadas en campos como Moria. El centro –controlado por las autoridades griegas y donde rara vez se permite la entrada a la prensa– acumula años de duras denuncias de organizaciones en defensa de los derechos humanos. Los informes han descrito una y otra vez condiciones de insalubridad y hacinamiento en unas instalaciones pensadas para cerca de 3.000 personas que, hasta este miércoles, albergaban a casi 13.000, de las cuales 4.000 son niños. El acceso a los baños es limitado, la atención médica es deficiente. Es común escuchar a las personas que sobreviven allí –la mayoría afganas– asegurar que el peligroso viaje para llegar a Europa, incluso en sus países de origen, era más soportables que la dura realidad de su vida diaria en el campamento. 

En uno de sus últimos boletines, el pasado febrero, la agencia de derechos fundamentales de la UE se hacía eco de las denuncias sobre “la grave y crónica falta de abogados y la falta de acceso a los servicios de información” sobre asilo en los abarrotados “puntos calientes” de las islas griegas, donde solo dos de 100 casos de apelación son apoyados por un abogado.

“Este desastre podría haberse evitado. La tragedia humanitaria que se está produciendo en Moria y en todos los demás campos de refugiados apadrinados por la UE en las islas griegas es la consecuencia de años de una respuesta equivocada de la UE y sus Estados miembros a la llegada de personas que huían del conflicto y la persecución”, afirma Roemburg.

“El acuerdo UE-Turquía de 2016 y varias reformas del sistema de asilo en Grecia han expuesto a la gente al sufrimiento y la explotación, y el coronavirus es otra crisis más. En lugar de trabajar juntos para mejorar las condiciones en las islas griegas, Europa está permitiendo que Grecia viole los derechos de las personas que solicitan asilo y haciendo la vista gorda ante los resultados. El Parlamento Europeo debe iniciar una investigación sobre las políticas y prácticas de la UE y sus Estados miembros”, dice. Para Médicos Sin Fronteras, el “sufrimiento y la violencia provocados por las políticas migratorias europeas y griegas son los verdaderos culpables del incendio”.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha afirmado este miércoles: “Estoy profundamente apesadumbrada por los acontecimientos de anoche en el campo de refugiados de Moria en Grecia”. Por su parte, el gobernador de la región del Egeo Septentrional ha defendido este jueves que “la única solución factible y realista es trasladar a estas personas a Europa”.

El Gobierno griego ha dicho que el campamento de Moria no será reconstruido, sino que será reemplazado por una instalación “cerrada”, según recoge el periódico griego Ekathimerini. No ha dado más detalles sobre cuándo sucedería esto ni a quién albergaría la nueva instalación. Pero la idea de una estructura cerrada, que no es nueva, se topa con la resistencia de las autoridades locales.

“Esperamos que de las cenizas de este fuego no renazca el mismo sistema inhumano de contención que estaba vigente hasta ahora en Moria”, ha dicho MSF en un comunicado. Horas antes, con las primeras imágenes del campo entre llamas, la organización alertaba: “La bomba de relojería ha explotado”.