El comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Nils Muiznieks, ha criticado en el preámbulo de su informe de actividades de 2017 las políticas migratorias de la Unión Europea por el trato a las personas que se encuentran en Libia a la espera de cruzar el Mediterráneo central.
Muiznieks, que el próximo abril será sustituido por Dunja Mijatovic, subraya que el pasado año se recordará por ser el que “la UE se desentendió del control de la inmigración procedente de Libia”, lo que tuvo “consecuencias terribles para los derechos humanos”.
“Aunque el número de recién llegados a Europa disminuyó considerablemente, muchos países mantuvieron medidas restrictivas de 'emergencia', causando muchas dificultades innecesarias”, prosigue el comisario. Muiznieks recuerda que, en 2017, los países europeos “intensificaron los esfuerzos” para frenar los flujos de migrantes procedentes desde el país vecino con “diversas formas de cooperación y asistencia” a las autoridades libias.
“Esto me preocupaba y he intercambiado cartas con el Ministro del Interior de Italia en las que pedía información sobre la cooperación de Italia con Libia y recordaba las obligaciones internacionales de Italia de abstenerse de adoptar medidas que pudieran dar lugar a la devolución de personas a países en los que pudieran ser sometidas a torturas o a tratos o penas inhumanos o degradantes”, asegura.
En aquella misiva, remitida el 11 de octubre, el comisario subrayó el deber de los Estados de “proteger y salvaguardar los derechos humanos de los migrantes, incluso cuando los flujos migratorios plantean dificultades”. También pidió información sobre las medidas adoptadas para garantizar que las operaciones de salvamento en el Mediterráneo, incluidas las de las ONG, podían continuar llevándose a cabo “de manera efectiva y segura”.
Poco después de aquella carta, continúa Muiznieks, la ONU y numerosos medios de comunicación “dieron la voz de alarma” sobre la situación en Libia, “informando de que unos 20.000 migrantes estaban detenidos en condiciones terribles”.
El último informe del mandato de Muiznieks
El informe anual, el último del mandato del comisario Muiznieks, detalla las actividades llevadas a cabo durante el año pasado y ha sido presentado este jueves. Tras cinco años de mandato, el comisario asegura que ha basado su trabajo en “la proximidad y la objetividad” para tratar con la gente y las autoridades.
“Estos dos elementos han definido la forma en que he tratado de ayudar a las personas necesitadas y asesorar a las autoridades nacionales sobre cómo abordar problemas de largo recorrido y nuevos desafíos”, ha dicho. “Se ha logrado mucho, pero aún nos espera una enorme cantidad de trabajo”, ha añadido.
Muiznieks recomienda a su sucesora prestar mucha atención a las personas desplazadas por conflictos armados, migrantes, niños y jóvenes, así como a los activistas de derechos humanos y a la libertad de los medios de comunicación.
Esta situación le preocupa especialmente en Turquía, donde en el año pasado se produjo “un agravamiento de la crisis de los derechos humanos” como muestra el “creciente número de periodistas y defensores de derechos humanos detenidos”. El 2017, a su juicio, “también ha sido un mal año para los derechos de la personas LGBTI” y quedará asociado al movimiento feminista “#MeToo” y a la denuncia de casos de acosos y agresiones sexuales.