Decenas de personas se concentraban en la tarde del jueves a las puertas de la Embajada Mexicana en Madrid, para mostrar su solidaridad con los compañeros y familiares del periodista Javier Valdez, asesinado el pasado lunes a plena luz del día en Culiacán, capital del estado de Sinaloa. Con este gesto los manifestantes mostraban su repulsa ante la impunidad del Gobierno mexicano ante los numerosos crímenes cometidos contra periodistas.
Según datos de la Federación Internacional de Periodistas, 11 comunicadores fueron asesinados en el año 2016, convirtiéndose así en el tercer país del mundo con más periodistas muertos, después de Irak y Afganistán.
Valdez, fundador y reportero del semanario RíoDoce y autor del libro Narcoperiodismo, era un referente en el tema del narco y el crimen organizado. Pero las balas atravesaron su cuerpo y lo convirtieron en la sexta víctima mortal este año en México, anteriormente fueron ajusticiados Cecilio Pineda, en Guerrero, Ricardo Monlui, en Veracruz, Misoslava Breach, en Chihuahua, Maximo Rodriguez, en la ciudad de La Paz y Filiberto Álvarez. Sólo horas después del asesinato de Valdez, tirotearon en Jalisco a Sonia Córdova, la subdirectora del semanario El Costeño y esposa del propietario de este medio. Su hijo Jonathan Rodríguez, murió en el acto.
El corresponsal en España del diario La Jornada en Madrid, Armando González Tejeda, que acudió a la cita en Madrid, calificaba de “insoportable” la situación de “ataques a periodistas y la amenaza a la libertad de expresión” en su país, y señalaba que “hay gente que está viviendo una asfixia terrible”. “En mi periódico en los últimos dos meses han matado a dos corresponsales, entre ellos a Javier Valdés que era el corresponsal en Sinaloa y hace dos a nuestra compañera en Chihuahua, precisamente por escribir sobre el crimen organizado y señalar la connivencia con el poder político, que en México van ligados”.
El propio Valdés, en su cuenta de Twitter respondió al asesinato de su colega Miroslava Breach el pasado 25 de marzo, donde escribió “a Miroslava la mataron por lengua larga. Que nos maten a todos si esa es la condena de muerte por reportear este infierno. No al silencio”, unas palabras que hoy despiertan el dolor y la rabia de muchos compañeros y amigos de los dos periodistas.
Otros profesionales del periodismo en España acudieron a la protesta. Como Rosa Montero que con su presencia quiso “apoyar a los compañeros mexicanos” y “transmitir repulsa contra la impunidad con la que el Gobierno y el poder mexicano está manejando sus asesinatos”. Montero apuntaba que en el país americano “se asesina a mucha gente, no solo a periodistas, como a las madres de los desaparecidos que intentan protestar, pero al asesinar periodistas están silenciando a los demás, están intentando secuestrar la libertad informativa y eso es un bien esencial para una sociedad”.
“Tenemos la obligación de estar aquí porque el periodismo es reivindicar y el periodismo es denunciar, levantar alfombras, como hacía Juan. Por eso, estamos aquí recordándolo a él y dándole fuerza a todos los que continúan en México y otros países”, decía el periodista Antonio Rubio, quien también denunciaba que “aquí tenemos demandas, querellas, presiones, etc, pero allí no hay demandas, allí hay plomo”.
Rodeado de carteles que rezaban “Matan periodistas, matan democracia” o “No al silencio”... Leyó el comunicado firmado por distintos Colegios Profesionales de Periodistas en España, así como medios de comunicación y periodistas. “La violencia contra los informadores en México es un crimen que nos afecta a todos. Denunciar la impunidad que la ampara es una responsabilidad ineludible”, se menciona en el escrito, que también recalcaba que “Asesinar al periodista no mata la verdad”.
A través de la periodista Soledad Gallego Díaz, se escuchó el mensaje a petición de los periodistas de Sinaloa, solicitando “al Gobierno de España y al Congreso de los Diputados que pidan públicamente a las autoridades mexicanas que investiguen y encuentren a quienes dispararon a Javier Valdez, y sobre todo, a quien ordenó su asesinato, como primer paso para acabar con la impunidad que existe en las agresiones a la prensa”.
Aquellas palabras sonaban frente al Congreso de los Diputados, ubicado a pocos metros de la Embajada mexicana. A pesar de la cercanía, entre los manifestantes fue comentada la ausencia de representantes políticos a la protesta.
Mientras, la Embajada de México estaba custodiada por un cordón policial y cerrada. Tampoco ondeaba ninguna bandera en el mástil que da a la Carrera de San Jerónimo. No obstante, Miguel Mora, como representante de la convocatoria solicitó a los agentes hacer entrega del comunicado a la oficina consular, que sólo fue posible colando debajo de la puerta los papeles de repulsa ante la impunidad y de apoyo a los profesionales de la comunicación.