Una decena de menores migrantes llegan a nado a Ceuta tras una madrugada de intensa presión fronteriza marcada por las devoluciones

Gabriela Sánchez

Ceuta —

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Noche de presión migratoria en la frontera del Tarajal. Decenas de personas, muchas de ellas menores, se han lanzado al mar desde la costa marroquí aprovechando la niebla extendida durante la madrugada de este domingo sobre los espigones que separan en este punto Marruecos y Ceuta. La intensa bruma dificultó durante horas su detección y rescate pero, a medida que la calima escampaba, los agentes desplegados comenzaron a identificar sus figuras en el medio del mar, mientras trataban de nadar en la completa oscuridad. Al menos doce menores llegaron a la ciudad autónoma, según los datos proporcionados por el Gobierno local. Después del amanecer, unos seis chavales alcanzaron la ciudad apoyados en flotadores.

Más allá de los menores identificados como tal, a quienes la Guardia Civil asegura no devolver, los agentes localizaron a más de dos decenas de personas en su intento de nadar hasta la ciudad autónoma, que fueron devueltas a Marruecos, según fuentes próximas al despliegue policial. La Delegación del Gobierno en Ceuta no ha aportado datos oficiales sobre las detecciones totales realizadas durante esta madrugada, ni sus consiguientes entregas a Marruecos. Después del amanecer, sobre las nueve de la mañana, horas después de la retirada de los refuerzos policiales en la zona, un número indeterminado de jóvenes, varios aparentemente menores, han llegado a Ceuta rodeados de flotadores, según varias imágenes a las que ha tenido acceso elDiario.es.

Un extraordinario despliegue policial se ha extendido en la madrugada de este domingo a lo largo de varios kilómetros de la línea de costa ceutí. Repartidos en distintos puntos de las playas próximas al espigón fronterizo y el paseo que las rodea, decenas de guardias civiles miraban durante horas hacia un horizonte en el que apenas se veía nada. Sabían que había chavales en el mar, la mayoría menores que trataban de alcanzar a nado suelo español. Llegaban a escucharse algunos de sus gritos, pero la niebla lo cubría todo. A medida que la bruma empezó a escampar, los focos de las patrulleras españolas comenzaron a localizarlos.

Una embarcación del Servicio Marítimo de la Guardia Civil abrió su paso entre la niebla y se aproximó, cargada ya de jóvenes recién rescatados, a la orilla de la pequeña playa situada junto al espigón del Tarajal y otro entrante rocoso, una zona española pero situada en el área de seguridad ligada a la frontera, donde está prohibido el acceso. Empapados y cabizbajos, descendieron alrededor de diez jóvenes, varios aparentemente menores de edad. Entre ellos había una chica que podría ser adolescente.

Muchos de ellos caminaban despacio a su llegada a tierra. Dirigidos por la Guardia Civil, se sentaron en grupo sobre la arena. Minutos después, se desplazaron todos juntos, despacio y de la mano a indicación de los agentes a una caseta ubicada en el recinto fronterizo, donde se les proporcionó ropa seca y se les indicó que se cambiasen. La única chica fue trasladada, junto a una guardia civil, a la garita fronteriza ubicada en el espigón. La joven, ya con ropa seca, fue custodiada por la agente hasta el interior de la frontera, se desconoce que si para identificarla y, posteriormente, trasladarla a un centro de menores o para proceder a su devolución. El Gobierno ceutí confirma a este medio que ninguno de los menores registrados ese domingo es una chica, por lo que se entiende que la joven fue devuelta a Marruecos.

Minutos después, sobre las cuatro y media de la madrugada, otro joven salió de la orilla de la playa del Tarajal por su propio pie. Empapado, sin camiseta y descalzo, el chico le repetía a los agentes que había nadado durante cuatro horas. Con cara descompuesta por el agotamiento, el chaval caminaba muy despacio y, con dificultad, fue custodiado por dos agentes, uno a cada lado, hasta llegar a la frontera, donde se cambió de ropa y, de nuevo, fue trasladado al interior del entramado fronterizo.

El Gobierno de Ceuta confirma a elDiario.es la entrada a sus centros de acogida de 12 menores más este domingo, después de haber sido identificados en la Jefatura Superior de la Policía de Ceuta, aunque las cifras podrían ser actualizadas a medida que avanza la jornada. En total, la ciudad autónoma acoge a 470 menores, a pesar de contar con una capacidad para alojar en condiciones normalizadas a alrededor de 90 menores. El presidente ceutí, Juan Jesús Vivas, lanzó un llamamiento hace poco más de una semana al Gobierno central y al resto de ejecutivos autonómicos para recibir apoyo urgente en la acogida de los chavales. Su propio partido, el Partido Popular, tumbó a finales de julio junto a Junts la reforma de la Ley de Extranjería de Canarias y el Ejecutivo central, con la que planteaban crear un sistema obligatorio de reparto de menores migrantes en momentos de emergencia, como el que vive Ceuta. Vivas se ha mostrado partidario de esta solución, aunque de manera discreta y recalcando la necesidad de reforzar las negociaciones con todas las comunidades autónomas.

La Delegación del Gobierno de Ceuta y varios agentes en el terreno confirman que el fuerte control desplegado por la gendarmería marroquí al otro lado de la frontera, tras interceptar en el agua a varias decenas de personas en su intento de entrar en la ciudad autónoma. Según el Faro de Ceuta, Marruecos ha confirmado la detención de 718 emigrantes en el norte del país de nacionalidad marroquí, argelina, siria, tunecina y yemení.

El clima ligado al verano sumado a la niebla, que rebaja la capacidad de control fronterizo de Marruecos y España, ha propiciado en los últimos meses un pico de llegadas a nado a Ceuta, especialmente de menores marroquíes. Aunque el goteo de entradas por la ciudad autónoma a través de esta vía suele ser constante, en los últimos meses se ha intensificado, lo que ha tenido un efecto en la saturación de los centros de acogida de la ciudad autónoma.

A medida que avanzaba la madrugada de este domingo, algunas de las personas que cruzaban el paso fronterizo oficial, entraban en Ceuta con caras de preocupación, después de haber presenciado en el otro lado de la frontera a decenas de chavales lanzándose al mar. “¿Están llegando? ¡Han saltado muchísimos al mar!”, le decía un hombre a un agente antes de asomarse a la playa para observar si se veía algo entre la espesa niebla. “Sobre las dos de la madrugada, empezaron a echar a la gente de la playa, y había muchos grupos de niños. Algunos se resistían y empezaron a golpearles con las porras y muchos se tiraron al mar y empezaron a nadar”, añadía el vecino ceutí. “Hasta había algunas madres que intentaban agarrar a sus hijos para que no se fuesen”, añadió otra mujer minutos después de atravesar el paso fronterizo.