Decenas de activistas y manifestantes se han concentrado este lunes en la estación de Cercanías de Atocha, donde el pasado jueves tuvo lugar una agresión contra un chico negro por parte de varios vigilantes de seguridad de Renfe. Entre pitidos y al grito de “ni una agresión racista sin respuesta”, los participantes en la concentración, que ha tenido lugar en el interior de la estación, denuncian que lo ocurrido el jueves no es más que un ejemplo de la discriminación sistemática a la que están sometidas las personas migrantes y racializadas en el transporte público madrileño.
“Las personas migrantes y racializadas estamos hartas de que se nos criminalice sistemáticamente, se nos pida la documentación utilizando un perfil racial y se nos maltrate constantemente”, reza el comunicado que han repartido los activistas durante la concentración, en la que ha habido una considerable presencia policial, debido a que se encontraban ya en el interior de la estación como vigilancia. Haciendo uso de pitos para “denunciar la cotidianidad de las personas migrantes en el Estado español”, explican desde la organización Es Racismo a través de su cuenta de Twitter, donde han retransmitido la concentración.
La diputada de Unidos Podemos en el Congreso Rita Bosaho se ha hecho eco de la concentración en su cuenta de Twitter, desde donde les ha mostrado su apoyo. “Hoy, una parte de nuestra sociedad que es invisibilizada, ignorada y ninguneada, se ha levantado para plantarle cara a ese racismo institucional que nos es tan cotidiano”, ha manifestado.
Bajo el hashtag #RenfeRacista, numerosos usuarios han seguido la concentración y han mostrado su apoyo a la iniciativa, organizada por varios colectivos en contra del racismo.
Por su parte, la organización SOS Racismo ha emitido un comunicado para condenar la “agresión racista” de vigilantes de Renfe a un joven negro que se negó a enseñar su billete cuando fue el único al que se lo requirieron en un trayecto de Cercanías Madrid.
La organización pide abrir una investigación sobre los agentes de seguridad para que se puedan depurar responsabilidades y describe la agresión como un “abuso de poder” frente a un pasajero en una operación que, “como han constatado otros pasajeros, se trata de una inspección racista”. Según los testigos presenciales, los vigilantes de seguridad -que no tienen entre sus funciones comprobar los billetes de los pasajeros- solo se acercaron para hablar con el joven negro en un vagón que estaba lleno.