El 18 de agosto de 2022, una bandera brasileña gigante presidió el primer acto electoral de Luiz Inácio Lula da Silva en la ciudad de Belo Horizonte. El evento concluyó con la interpretación del himno nacional por parte de una pequeña orquesta. La presencia de la bandera nacional a lo largo de la campaña electoral de Lula no fue casual: era un primer intento de recuperar los símbolos patrios, en manos del bolsonarismo desde 2018.
Sin embargo, hasta el concierto que Madonna celebró en la playa de Copacabana de Río de Janeiro el pasado 4 de mayo, la mayoría de los militantes de izquierdas continuaba viendo con cierto recelo la bandera nacional y la camiseta de la selección brasileña de fútbol. Algo cambió radicalmente después de que la diva del pop, vistiendo una camiseta de la selección, realizara toda una coreografía con la bandera nacional, mano a mano con la drag queen Pablo Vittar, un verdadero icono de la diversidad sexual.
Las imágenes de Madonna y Pablo Vittar de verde e amarelo, con una inmensa bandera brasileña de fondo, se viralizaron. Los mensajes de agradecimiento se multiplicaron en las redes sociales, mientras los influencers de izquierda abrían los horizontes simbólicos del concierto. “Gracias a Pablo Vittar y Madonna por resignificar la camiseta de la selección. Ahora puedo volver a vestir la amarelinha”, tuiteó la arquitecta trans Mari Valentim.
Tras el espectáculo de Madonna, la organización del Desfile del Orgullo de São Paulo decidió transformar su vigésimo octava edición en una batalla cultural. “Quiero animar a todos a traer los colores de la bandera nacional. No vamos a permitir que el símbolo de inclusión sea secuestrado”, aseguró Nelson Matias, presidente de la Parada. Pablo Vittar, que vivió dos años en un campamento del Movimento de los Trabajadores Sin Tierra (MST), promovió la convocatoria con un vídeo viral pidiendo toda una ola verde y amarilla: “Vamos a hacer que nuestra bandera brille nuevamente”.
El resultado: tres millones de personas según la organización tiñeron el pasado domingo de verde y amarillo la avenida Paulista de São Paulo, mismo escenario en el que la derecha brasileña comenzó en 2015 a apropiarse de la bandera nacional.
Performance política
La drag queen Tchaka, musa histórica del Orgullo de São Paulo, abrió el evento con un discurso de alto voltaje. “Brasil es de los LGTB, la bandera es nuestra, todo es nuestro”, dijo Tchaka ante una multitud entregada. La avenida Paulista, principal escenario político del bolsonarismo, se transformó en un espacio festivo en el que el lema oficial (“basta de negligencia y retroceso legislativo. Vota con conciencia”) se mezclaba con gritos espontáneos como “llegó la hora de sacar del armario el verde y el amarillo”.
La apertura del desfile contó también con la presencia de influyentes políticos de izquierda. La diputada Erika Hilton, del Partido Socialismo e Liberdade (PSOL), animó a votar en las próximas elecciones municipales de octubre: “Marcharemos esta tarde por la retomada de nuestra bandera y para mostrar que Brasil será mejor, será maricón, tortillera, travesti. No dejéis de votar a políticos que os representan y que defiendan vuestros derechos”. Por su parte, Guilherme Boulos, precandidato a alcalde de São Paulo por el PSOL, que lidera las encuestas, afirmó: “Esta ciudad ya derrotó al retroceso en el pasado y va a derrotarlo otra vez este año”.
La intervención más destacada corrió de la mano de Silvio Almeida, ministro de Derechos Humanos y Ciudadanía. “Quien apoya la dignidad del mundo LGTB está a favor de la familia. Quien está en contra, está en contra de la familia. Estamos aquí para proteger a las familias brasileñas”, afirmó Silvio Almeida. El ministro realizó una alusión directa a la violencia sufrida por las minorías sexuales: “No quiero que ninguna madre tenga que llorar la muerte de un hijo. Yo quiero que todas las madres y los padres sepan que sus hijos van a tener una vida digna”.
Artistas al rescate
El aluvión verde e amarelo del desfile del orgullo de São Paulo no fue exclusivamente fruto del concierto de Madonna. En el desfile desembocaron múltiples intentos de rescatar los símbolos nacionales, sobre todo de la clase artística. Caetano Veloso colgó A nova bandeira brasileira #2, bandera del artista Raul Mourão con un agujero en el centro, durante la retransmisión en directo que hizo con sus hijos en agosto de 2021, en pleno confinamiento. Por su parte, el popular grupo musical Baiana System usó una adaptación de dicha bandera para la portada de su disco Oxeaxeexu (2021).
Por otro lado, cantantes como Daniela Mercury, Anitta o Ludmilla animaron a las personas progresistas a usar la bandera nacional durante la campaña electoral 2022. No obstante, quienes más han trabajado en los últimos años por la resignificación y la reapropiación de la bandera nacional han sido los artistas plásticos. De Raul Mourão a Jefferson Medeiros, de Luana Vitra al mítico Cildo Meirelles, pasando por Desali, Renata Lucas, Leandro Vieira y el indígena Denilson Baniwá, muchos artistas han intentado desbolsonarizar la bandera brasileña.
Las escuelas de samba del carnaval de Río de Janeiro han sido especialmente activas en este proceso. En 2019, la Escola de Samba Estação Primeira da Mangueira se irguió con el título del carnaval carioca, con un desfile que culminó con una bandera brasileña verde y rosa de gran tamaño en medio del Sambódromo de Río de Janeiro, con el lema indios, negros e pobres.
Por otro lado, el GRES-Beija Flor de Nilópolis, una de las escuelas de samba más importantes de Río de Janeiro, tejió la bandera, Por um novo nascimento para su desfile de 2023. La comunidad LGTB de la favela Jacarezinho, de la capital carioca, participó en la confección de la bandera. Las obras de Mangueira y Beija Flor están expuestas en el Museo de Arte Moderno (MAM) de Río de Janeiro. En palabras de Pablo Lafuente, director artístico del MAM, “todas estas banderas cuestionan qué Brasil es ese que provoca violencia y exclusión”.
La última Parada del Orgullo de São Paulo dejó descolocada a la hiperactiva esfera bolsonarista. Los grandes influencers de extrema derecha se mantuvieron en silencio, mientras el efecto Madonna visibilizaba las declaraciones a los medios de los nuevos protagonistas de la avenida Paulista. “Vengo vestido de verde y amarillo para resignificar y reapropiarme de la bandera brasileña y de los símbolos nacionales que fueron utilizados negativamente en los últimos cuatro años”, declaró Adjaílton, profesor de 34 años, a Metrópoles.