Amnistía Internacional denuncia en un comunicado que los militares nigerianos en la ciudad de Maiduguri supieron con varias horas de antelación que fuerzas de Bolo Haram se dirigían hacia el pueblo de Chibok con la intención de atacarlo. Los milicianos integristas secuestraron en esa operación a cerca de 300 niñas, de las que unas 50 pudieron escapar después.
La organización revela que sus fuentes en la zona, incluidas militares, confirman que los militares estaban avisados desde cuatro horas antes de que comenzara el ataque. A las 7 de la tarde del 14 de abril, y en varias ocasiones más entre esa hora y las dos de la madrugada, tanto el cuartel militar de Damboa (a 36 kilómetros de Chibok) como el de Maiduguri (a 130 kilómetros) fueron alertados del peligro inminente.
Según las fuentes con las que se ha entrevistado Amnistía Internacional, patrullas civiles del pueblo cercano de Gagilam fueron las primeras en dar la voz de alarma al descubrir a un gran grupo de milicianos armados en motocicletas que entraban en el pueblo y que dijeron que se dirigían a Chibok.
El aviso hizo que se cruzaran llamadas telefónicas entre las fuerzas policiales de la región, incluida la sede del gobernador del Estado de Borno y el cuartel de Maiduguri.
Los responsables de seguridad que recibieron las llamadas se comprometieron a ayudar. Los refuerzos eran imprescindibles. La presencia policial y militar en Chibok era muy reducida.
En torno a las 23.45, un convoy de 200 miembros de Boko Haram entró en Chibok en motos y camiones, y abrieron fuego contra sus defensores. Sin posibilidades de hacer frente, los policías y soldados huyeron en la madrugada del 15, lo que permitió a los agresores controlar el pueblo con facilidad y llevar a cabo el secuestro de las niñas.
Chibok sólo cuenta con un destacamento de 17 soldados y la fuerza policial local. En el ataque murió un soldado.
Dos fuentes militares confirmaron a Amnistía que el Ejército recibió la denuncia originada por las patrullas de Gagilam, pero que no se pudo reunir los refuerzos necesarios: “Hay mucha frustración y cansancio entre oficiales y soldados sobre el terreno. Muchos soldados temen entrar en combate”. En ocasiones, los milicianos integristas han dispuesto en estos ataques de más potencia de fuego que los soldados.