Con nueve años huyó de su ciudad natal tras la ocupación marroquí del Sáhara Occidental y hoy, 40 años después, continúa hablando de un exilio disfrazado de interminable. Como tantos saharauis, Jira Bulahi Bad comenzó su lucha tras escapar a la fuerza del fósforo blanco y napalm arrojado por Marruecos contra miles de refugiados en 1976. Desde febrero, Bulahi Bad, ingeniera electrónica, representa al Frente Polisario en España, convirtiéndose así en la primera mujer que ocupa el puesto en nuestro país.
Habla con eldiario.es en un momento tenso, uno más, de cuatro décadas de conflicto saharui. A finales de marzo, Marruecos cumplió su promesa y expulsó del país al personal de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO), después del aumento de la tensión entre el reino alauí y el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon. Durante su visita a los campamentos de Tinduf (Argelia), Moon empleó la “palabra prohibida” que desencadenó el arrebato: “ocupación”.
La Unión Africana ha calificado la expulsión de la misión de la ONU encargada de velar por el alto el fuego como un “precedente peligroso”. Las campanas de guerra en el Sáhara Occidental suenan ya desde hace años, pero la decisión marroquí impulsa la contundencia de la nueva representante del Frente Polisario. “La situación es grave (...) La guerra está más cerca”, dice Jira Bulahi.
Sobre el Gobierno en funciones y los ejecutivos anteriores, no duda: “No han dado la talla”. Para Bulahi, “aunque se pronuncia a favor del proceso de paz, apoya la hipótesis de Marruecos en la que torea el derecho internacional”. Este jueves, se firma una declaración de apoyo al Sáhara Occidental en el Congreso de los Diputados. La apoyarán todos los grupos parlamentario excepto el Partido Popular.
Se viven momentos tensos de cara al conflicto saharaui. Tras la expulsión del personal de la ONU de Marruecos, ¿cuál es la reacción del Frente Polisario?
Hay una realidad que proyecta una crisis hacia una guerra. Un elemento más en una situación ya tensa que necesita que no se eche mas leña al fuego. Marruecos no quería que se produjese la visita a Marruecos de las Naciones Unidas porque tenía como fin acabar con el estancamiento de la situación que mantiene en el exilio a miles de personas.
Cuando se produjo, empezó a utilizar la táctica para centrar la atención en la expulsión o no de Marruecos de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO). Lo único que quiere es que la solución del conflicto no avance. Quiere que siga siendo un simple observador del alto el fuego. Y no es solo eso, su mismo nombre lo dice: debe buscar la realización de un referéndum. Además es la única misión de la ONU que no tiene la capacidad de observar los derechos humanos. Se le quita todos los fines que debería tener. Se convierte en un rehén para la administración marroquí.
Y encima, Marruecos hace y deshace lo que le estima conveniente contra el secretario general de la ONU y contra el derecho internacional. Hay un proceso mal acabado, no se terminó nunca. Y eso es lo que exigimos. El Frente Polisario y el Reino de Marruecos tienen que sentarse para acabar este proceso que tendría que haber culminado con un referéndum hace 25 años.
Pero Marruecos lo que hace es buscar tres pies al gato, montar el paripé que montó. Y la ONU no le pone en su sitio.
La MINURSO tiene el objetivo de controlar el alto el fuego. ¿Creen que ahora la guerra es más probable que nunca?
La guerra está más cerca. Marruecos ya visualizó su intención y ahora quiere cumplir con sus propósitos. La misión de la ONU vino para alcanzar un fin. Si la MINURSO se queda tiene que ser con un calendario que culmina con el referéndum.
Es una realidad que hay que zanjar. Le corresponde al Consejo de Seguridad de la ONU poner a Marruecos en su sitio y darle el contenido que debe tener. Marruecos le ha puesto las patitas fuera y el Consejo aún no se pone de acuerdo con las medidas que tienen que tomar, ni impulsa el referéndum.
¿Qué busca Marruecos? ¿Cree que quiere desencadenar el regreso a las armas?
Marruecos busca que el tema no se resuelva, quieren eternizar y formalizar la ocupación del territorio saharaui. Eso es lo que intenta hacer.
Hace unas semanas Marruecos violó el alto el fuego disparando a un pastor saharaui.
Hubo una violación poco después de acordar el alto el fuego, ha habido represión y encarcelamientos en el desmantelamiento del campamento de Gdeim Izik y ahora el asesinato a un pastor que ellos tachan de “accidente”. Es la tercera violación del cese al fuego. No se descarta la posibilidad de que en cualquier momento Marruecos haga algo más.
Si aún con todo esto no se han tomado medidas, imagina hasta donde se puede llegar. No se descarta la posibilidad de que busque la guerra, todo se puede dar, pero todo es una táctica para no dar pasos hacia adelante.
¿Cuál es la respuesta que les está dando el Gobierno de España en funciones como potencia administradora?
El Gobierno en funciones no ha hecho lo que debe. Aunque se pronuncia a favor del proceso de paz, apoya la hipótesis de Marruecos en la que torea el derecho internacional.
En la reunión con el Ministerio de Exteriores manifestamos nuestra preocupación sobre el momento actual. España debe actuar para presionar para acabar con el conflicto a través de la celebración de un referéndum. Hasta el momento no ha dado la talla.
¿Le transmiten que es una situación de gravedad?
Sí. Lo es y queremos que se mire con ese prisma. Poco parecen importar los saharauis. Todo el mundo se tiene que cerciorar. Cualquier conflicto es un peligro que puede acercarse. Si hay guerra, podrá haber otra oleada de refugiados a Europa.
El Sáhara Occidental es un asunto delicado para Marruecos. Fernández Díaz pidió que la UE mejorase sus relaciones con Marruecos, bloqueadas precisamente por un auto que tiene que ver con el Sáhara Occidental. Mantenerlas tensas, decía el ministro de Interior en funciones, podría suponer la llegada de más personas a través de la ruta de Ceuta y Melilla. ¿Se sienten como una moneda de cambio en las relaciones diplomáticas?
No creo que seamos tan ingenuos como para creer que España no va a salvaguardar las relaciones con un vecino por muy incómodo que sea. Pero esto no tiene que ser en contra de los derechos de los saharauis ni del cumplimiento de la legalidad internacional.
No sé si es moneda de cambio o no, porque realmente nunca importó este conflicto. Ha sido un proceso mal acabado por la administración española.
¿El Frente Polisario teme la vuelta a las armas debido a los menores recursos con los que cuentan ante una posible guerra?
El tiempo dirá. Partirían de la misma situación que en 1975. Ni habían pedido una guerra ni la querían. Pero el pueblo saharaui se autodefiende. Cuando te autodefiendes tienes la voluntad. No hay duda de que nuestro objetivo es la independiencia y los saharauis no escatimarían en esfuerzo y estarían todos unidos en ese empeño.
La llamada crisis de refugiados en Europa ha sido objeto de varias cumbres europeas en los últimos meses y mantiene la atención mediática. Después de 40 años en el exilio, ¿se sienten olvidados?
Nos sentimos identificados. Es la repetición de nuestro episodio. No puedo acabar de ver las imágenes que salen en la televisión. Me siento identificada, los veo en mi sentir, en mis recuerdos. En Líbano y en Jordania son ya un millón y pico de refugiados en cada país. En Turquía, más de dos millones y, sin embargo, no están alarmando al mundo como hace la Unión Europea.
Y qué pasa con el frío, la la falta de atención que sufren en territorio europeo y el trato recibido en cada frontera. Estamos muy distantes de las crisis humanitarias, ese es el mal que queremos que cambie en este mundo.
La ONG HRW documentó en un informe reciente la existencia de mujeres retenidas contra su voluntad por parte de su familia biológica en los campamentos de refugiados saharauis. La pareja española de una de ellas, Maloma Morales, ha denunciado su presunto secuestro ante la Guardia Civil. ¿El Frente Polisario está tomando medidas para liberarlas?mujeres retenidas contra su voluntad
No hay ninguna mujer secuestrada en los campamentos de refugiados. Si se refiere a las mujeres que en su contexto familiar están retenidas contra su voluntad, se trata de un tema aislado relacionado con sus familias.
No estamos a favor de la falta de libertad individual ni colectiva. Estamos hablando con ellos. Precisamente porque nacimos libres, vivimos en jaimas abiertas, sin candados, dormimos en verano a al intemperie... no hay retención alguna.
Las lluvias torrenciales de octubre arrasaron buena parte de los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia). ¿Cuál es la situación humanitaria actual?
Aún se están recomponiendo de los efectos provocados por la lluvia. A ello se suma la situación con Marruecos, las pocas personas que intercalan el nomadeo con el exilio temen la acción de los soldados después de los disparos recientes a un pastor.
Usted ha vivido en los campamentos de refugiados saharauis y huyó de El Alaiún del Sáhara Occidental con nueve años. ¿Se podía imaginar que 40 años después seguiríamos hablando del exilio?
Nadie. Ningún saharaui tenía el chip colocado de que se iba a dilatar tanto en el tiempo. Sobre todo cuando pasan los años y ves la suma del mar solidario que nos apoya y apuesta por la legalidad y la justicia. Por mucho trabajo que se haya hecho por visualizar esa realidad, por recordar los pecados que se cometieron, por mucho esfuerzo que se haga en conjunto aún no se ha cumplido. La situación ha llegado a un límite rojo en esta paz, que pasa por un proceso que culmina en el referéndum.