“El cardenal McCarrick amenazó a sacerdotes para que no hablaran sobre los abusos”

El exsacerdote católico A.W. Richard Sipe (Minnesota, 1932) es sociólogo y psicoterapeuta especializado en trastornos de la sexualidad y celibato. Ha publicado numerosas obras sobre este tema y ha sido testigo en 57 demandas judiciales, para ayudar a víctimas de abusos sexuales a menores cometidos por clérigos católicos.

Sipe ha denunciado públicamente al cardenal estadounidense Theodore Edgar McCarrick, figura destacada dentro del Vaticano, como responsable de supuestos “abusos sexuales” dentro de la Iglesia católica, que se vio envuelta en la primera década del 2000 en un escándalo de miles de casos de abusos perpetrados por sacerdotes en EEUU.

McCarrick, arzobispo emérito de Washington, es uno de los promotores del acuerdo que negocian Pekín y el Vaticano para retomar las relaciones bilaterales rotas desde 1951. Este pacto supondría un significativo respaldo para China a nivel global y ha sido criticado por miembros destacados de la fe católica en el país asiático como el cardenal Joseph Zen de Hong Kong.

Entre sus denuncias, Sipe escribió una carta en 2008 al papa Benedicto XVI. “Mientras yo era profesor adjunto en el seminario pontificio St. Mary's Baltimore (1972-1984), varios seminaristas vinieron a mí con inquietudes sobre el comportamiento de Theodore E. McCarrick, entonces obispo de Metuchen, New Jersey”, relataba en la misiva.

“Durante varias décadas ha sido ampliamente conocido que ese obispo, ahora cardenal, invitaba a seminaristas y jóvenes sacerdotes a una vivienda junto a la costa de Nueva Jersey, Nueva York, y a otros lugares, y se acostaba con algunos de ellos”, sentencia en el texto.

¿Dispone de documentos o algún tipo de pruebas al respecto?

Los documentos de un acuerdo legal con un sacerdote que mantuvo actividad sexual con el arzobispo McCarrick y que se encontraba en una cama contigua mientras el arzobispo tenía relaciones sexuales con otro sacerdote fueron enviados al Washington Post, al New York Times y al Boston Globe. Yo conservo los originales en mis archivos personales.

La historia no ha tenido seguimiento porque el sacerdote que denunció los hechos recibe una asignación económica mensual de la diócesis y fue amenazado por sus responsables: “Si hablas con la prensa, te vamos a crujir”.

Otro sacerdote cuyo nombre aparece en el documento, sobre el que también existen evidencias de haber mantenido relaciones sexuales con McCarrick, abandonó el sacerdocio y recibió apoyo para formarse en otro ámbito profesional. En mi página web doy cuenta de estos hechos.

Existe la duda, entonces, de si eran relaciones consentidas o no. “Que una persona con tanta autoridad, a quien se supone un elevado nivel de moralidad, y que tiene poder sobre el futuro de sus subordinados los someta a una presión así, a mí me parece coercitivo”, dijo el sacerdote James Haley. ¿Está de acuerdo? dijo el sacerdote

El juicio de Haley es sólido: el comportamiento de McCarrick resulta inapropiado y coercitivo, dada su posición de poder. Poseo informes acerca de cinco sacerdotes de las diócesis donde sirvió McCarrick que tuvieron que enfrentarse al temor de ser reasignados [a otros puestos] después de haber sido sexualmente activos con él. Se les amenazó para que no hablaran ni se opusieran a ese tipo de conducta: “Es así como se comportan los sacerdotes en Estados Unidos, atendiendo a las necesidades sexuales [de sus superiores]”.

¿Utilizó McCarrick alguna táctica para silenciar a quienes fueron testigos o víctimas de su mala conducta sexual? Se dice que McCarrick intentó que los obispos estadounidenses tomaran completo control del problema de los abusos sexuales, de modo que las acusaciones no fueran reportadas a Roma, ¿es cierto?

Habitualmente, el secreto, el silencio y el encubrimiento han sido las primeras reacciones por parte de obispos y superiores religiosos. Cuanto mayor es la posibilidad de escándalo, cuanto más elevada es la posición de la persona implicada, mayores son los esfuerzos y recursos empleados para que los hechos no se hagan públicos.

McCarrick, al igual que muchos obispos, ha amenazado a sacerdotes y laicos para que guarden silencio. Está claro que el problema de la mala conducta sexual llega a los más altos corredores del Vaticano.

¿Por qué McCarrick fue promovido y ha llegado a ser cardenal a pesar de tan serias acusaciones?

Los clérigos con sociopatías suelen tener más facilidades que los clérigos más espirituales para la promoción dentro de la burocracia de la Iglesia Católica. El hecho de que los sacerdotes deban mantener una imagen de castidad perfecta y perpetua como condición de su ministerio plantea un desafío de proporciones monumentales.

Esto les condiciona a desarrollar una doble vida, especialmente cuando gozan de la protección del poder y el estatus dentro del sistema. [En el caso de los clérigos] hay una conexión entre la privación sexual y el sexo con menores de edad, fundamentalmente con varones. Este hecho es fruto de la inmadurez psicosexual por parte de quienes cometen los abusos.