La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha afirmado este viernes que España acogerá en el siguiente trimestre del año –entre julio, agosto y septiembre– a 200 refugiados reubicados desde Grecia y a otros 200 reasentados desde Turquía. Antes, en los próximos quince días, asegura que llegarán al país, como estaba previsto, otros 285 desde Líbano. Por el momento, España ha reubicado únicamente a 124 refugiados (desde Grecia e Italia) de las 16.000 personas que se comprometió a acoger en el plazo de dos años.
Sáenz de Santamaría ha ofrecido estas cifras al hacer un balance actualizado de la situación en la acogida de refugiados del país, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.
El pasado 30 de mayo llegaron 45 refugiados desde Grecia, entre los que se encontraba un bebé de un mes. Esa misma semana habían aterrizado en suelo español las primeras 22 personas reubicadas desde Grecia a nuestro país, a las que se sumaron otras 22 procedentes de Italia el día posterior, en lugar de las 27 previstas inicialmente. Se espera que a finales de junio se alcance la cifra de 144 reubicados desde Grecia e Italia.
Quienes llegan desde Grecia forman parte de las más de 50.000 personas migrantes y refugiadas que permanecen atrapadas en el país heleno, a la espera de que se les proporcione asilo o se les reubique en algún otro país de la Unión Europea.
Sáenz de Santamaría también añadió que en junio está prevista la llegada de los primeros refugiados a través del mecanismo “uno por uno”, surgido del acuerdo de la UE con Turquía, que ascenderán a 101.
El pacto, que entró en vigor el pasado 20 de marzo, estableció un protocolo por el cual todos los migrantes y refugiados que llegaran a Grecia a partir de esa fecha serían deportados de nuevo a Turquía, en donde se les colocaría a la cola de la lista de refugiados pendientes de reasentamiento en los países de la UE.
Hasta que se produce la deportación, estos refugiados son encerrados en centros de detención en las islas griegas, cuyas condiciones de vida han sido denunciadas por distintas ONG y activistas, y por los propios refugiados que han estado internados en ellos.