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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

El ministro de Exteriores aprovecha la solidaridad de la población para presumir de ayuda al desarrollo

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha lamentado este lunes la escasa visibilidad de la ayuda europea al desarrollo como principal donante del mundo, que cuenta con la experiencia de España, “uno de los países más solidarios del mundo”. “Hacemos mucho pero se nos ve poco”, añadió el ministro en la primera visita de la Alta Representante de Política Exterior de la UE, Federica Mogherini. Las ONG critican que el Gobierno se señale como ejemplo, aprovechando la posición destacada de la población española en las encuestas sobre cooperación, cuando ha reducido un 62% la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) en tres años.

García-Margallo sacó pecho ante Federica Mogherini: “(España) es uno de los países más solidarios del mundo. Hemos tenido hasta 138.000 hombres en operaciones de mantenimiento de la paz y tenemos cooperantes en prácticamente todos los países”, expuso en un acto sobre el Año Europeo de Cooperación en la Casa de América.

Ignacio Martínez, responsable de Estudios de la Plataforma 2015 y más, denuncia que la realidad en el caso de España es “justo la opuesta” a la dibujada por el ministro: “Se vende mucho lo poco que hace”. Los presupuestos han sufrido graves recortes, justificados siempre bajo el paraguas de la austeridad en tiempo de crisis económica, que deja descensos como “el 80% de reducción del presupuesto en Acción Humanitaria”, destaca también Maite Serrano, directora de la Coordinadora de ONGD. En total, la Ayuda Oficial al Desarrollo ha caído un 62% en los tres ejercicios previos a 2013.

La enunciación de García-Margallo, que sitúa a España a la cabeza de la solidaridad, se ajusta en cambio a la opinión pública de los ciudadanos españoles. En el Eurobarómetro 2015, realizado por la Comisión Europea, la sociedad española quedó retratada como una de las más concienciadas acerca de la necesidad y conveniencia de colaborar con los países más necesitados.

El 57% de los encuestados considera que “luchar contra la pobreza en los países en vías de desarrollo debería ser una de las principales prioridades del Gobierno”, mientras que solo un 45% de los europeos compartieron esta opinión. “Además, es muy destacable que el 81% de los españoles cree que las políticas de cooperación influyen de manera positiva en los ciudadanos de la UE, por lo que percibe que es positivo también para nuestras sociedades”, explica Maite Serrano.

“Es muy doloroso que el ministro hable de la solidaridad de los españoles y los cooperantes cuando no hacen nada para conservarla”, critica Ignacio Martínez, que considera que España intenta “ser un actor influyente a nivel internacional, pero no es un discurso muy serio cuando los esfuerzos en la práctica son mínimos”.

España, a la cola de Europa

La representante de la Unión Europea dejó un mensaje al Gobierno en su visita. La Alta Representante de Política Exterior europea advirtió de que la política de cooperación al desarrollo “no es un lujo” prescindible en tiempos de crisis económica, sino una “inversión en seguridad”. Federica Mogherini alabó también a la sociedad española porque “siguen reflejando en el eurobarómetro el más alto nivel de Europa en la política de desarrollo y solidaridad”.

Para Ignacio Martínez, el reconocimiento de Mogherini es un “golpe al Gobierno”. “Es interesante que ella destaque precisamente eso. El Gobierno debilita la ayuda al desarrollo y la gente sigue pensando que es importante”.

Aunque García-Margallo incluya al país como uno de los referentes en las políticas de cooperación europea, el viejo continente ha mantenido (e incluso aumentado en 2013) su aportación a los países con menos recurso mientras que España ha batido un “récord histórico”, cuenta Martínez, en su descenso en ayuda al desarrollo.

España ha caído hasta el puesto número 22 de los 27 países donantes que forman el Comité de Ayuda al Desarollo (CAD), por detrás de Eslovaquia, Polonia, República Checa, Grecia y Corea. “Estamos en los mismos niveles de los años 90, cuando España consiguió entrar en el CAD”, apunta Ignacio Martínez.

Recorte tras recorte

No siempre fue así. En la legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero se alcanzó el mayor compromiso en ayuda al desarrollo, con una inversión del 0,46% de la Renta Nacional Bruta, que situó a España en la décima posición del CAD. Pero, cuando la crisis económica cobró fuerza, el gobierno socialista redujo el presupuesto (a partir del 2010), con recortes cercanos al 50%, que el actual Ejecutivo ha continuado.

Según los últimos datos de 2013, el porcentaje de ayuda que aporta España respecto a su renta es del 0,16%. La media europea se sitúa en el 0,43%, lejos de la aspiración marcada por las Naciones Unidas en el 0,70%. “Espero que la experiencia de la que habla el ministro no se refiera a los presupuestos”, ironiza Maite Serrano.

Ignacio Martínez recuerda que “el mantra” de la austeridad económica exigida por Europa –con el que España excusa los recortes– no coincide con las políticas de los diferentes países europeos: “15 países han mantenido más o menos sus presupuestos, cuatro los han aumentado y cinco (entre los que se encuentra España) los han reducido”. Reino Unido ha conseguido superar el simbólico 0,70%, con una apuesta clara y al alza en el fomento de los países con menos recursos.

Se podría hacer mucho más, recuerdan las ONG a la vista de los datos: Europa como principal donante continúa muy alejado de mínimo fijado por las Naciones Unidas. Las organizaciones animan a que el discurso de la recuperación del Gobierno español llegue en la misma proporción a los presupuestos de ayuda al desarrollo.