Unas 130.000 personas perdieron sus casas en septiembre del año pasado como consecuencia de enfrentamientos entre el Frente Moro de Liberación Nacional (FMLN) y el ejército filipino en Zamboanga, en la región de Mindanao.
Unas 14.000 permanecen en el campo del polideportivo Joaquín F. Enríquez. El futuro de miles de desplazados internos es incierto, ya que las autoridades han decretado que no se pueda volver a construir en algunas de las zonas donde vivían muchos de los desplazados.
Las condiciones son tan precarias en los campos que a lo largo del último año han muerto en ellos 186 personas, la mitad niños, fundamentalmente como consecuencia de enfremedades relacionadas con la falta de higiene.