El Gobierno ha levantado uno de los tramos más altos de la nueva valla de Melilla, una estructura de más de diez metros de altura, formada por barrotes y placas metálicas, coronada por un cilindro que impide trepar. Según ha confirmado elDiario.es, esta construcción se eleva ya a lo largo de cerca de 100 metros en la zona comprendida entre la frontera de Beni Enzar y el Dique Sur, y se extenderá por los “puntos de mayor vulnerabilidad”, según fuentes del Ministerio del Interior.
La promesa del Gobierno de retirar las concertinas en las alambradas de Ceuta y Melilla conlleva una profunda reforma del entramado fronterizo actual, que incluye la elevación de la alambrada un 30% en algunos tramos de las vallas hasta alcanzar los diez metros de altura. Desde su anuncio, Interior defiende que su objetivo es la construcción de una valla más “segura” pero menos “cruenta” para quienes tratan de atravesarla.
La “estructura de seguridad” de diez metros elevada en los puntos “más sensibles” de ambas fronteras tiene una base conformada por barrotes y placas metálicos, seguido de una zona intermedia de alambrada. En su parte superior, el alambre de cuchillas ha sido sustituido por un cilindro “antitrepado”.
El resto de la frontera seguirá estando conformada por una doble valla y mantendrá la altura anterior de seis metros. La novedad en estos puntos se encuentra, entre otras reformas, en la zona más alta de la alambrada más próxima al lado marroquí. En este punto, Interior ha colocado un “peine invertido”, una estructura metálica de barrotes semicirculares. Los operarios de la empresa de Transformación Agraria S. A. (TRAGSA) siguen inmersos en las obras que el Gobierno prevé finalizar antes de final de año, con un presupuesto de casi 18 millones de euros (8.366.333 euros serán destinados para Ceuta y 9.533.549 euros a Melilla).
Los eurodiputados de Izquierda Unida Sira Rego y Manuel Pineda han visitado este miércoles uno de los tramos de seis metros de altura durante una visita a la ciudad autónoma. “Hablamos de una nueva valla que blinda todavía más Melilla porque es más alta. Las personas migrantes dejaran de rasgarse y mutilarse al saltar, pero corren el peligro de caer al suelo desde una altura de 10 metros”, ha declarado Rego. “Cualquier persona que tenga un mínimo de sensibilidad solo puede sentir conmocionado al ver la valla”, ha añadido.
La retirada de las concertinas, colocadas durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2005, fue la primera promesa de Grande-Marlaska al frente de Interior. En 2018, el ministro aseguró que las cuchillas serían sustituidas por otros tipos de elementos “no lesivos”.
Más allá de la prometida eliminación de este material cortante, el Gobierno ha desmontado la denominada “sirga tridimensional” de la valla de Melilla. Se trata de la “tercera valla” creada en 2006 en la zona intermedia de la triple alambrada melillense.
Hasta su retirada en los últimos meses, esta zona estaba compuesta por un sistema de trenzado de cables de acero sin estructura lógica, atados con postes de distintas alturas. El Ejecutivo aseguró entonces que la medida permitiría retrasar el salto de los migrantes una media de 15 minutos pues, decía, evitaría el uso de escaleras y la colocación de mantas para acceder a la última verja, la más próxima a España. En la práctica, su ineficacia para impedir los saltos derivó en la cancelación de la instalación de la misma sirga tridimensional en la valla de Ceuta.