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Opinión - Día mundial de la poesía en un mundo de barbarie. Por Rosa María Artal

Los llamados niños de la calle de Melilla son chavales, la mayoría de origen marroquí, que migraron solos, y tras llegar a la ciudad autónoma intentan acceder a la Península para evitar su expulsión al cumplir 18 años

Sobreviviendo en la calle esperan la oportunidad para colarse desde el puerto en alguno de los barcos que zarpan casi a diario, una misión realmente difícil dado el despliegue policial

Estos menores suelen escapar del centro de menores melillense 'La Purísima' por dos motivos: las denuncias de malos tratos y su miedo a ser expulsados tras cumplir la mayoría de edad