El traslado de refugiados desde Croacia a Hungría en autobuses y trenes, algunos de ellos engañados, ha generado un conflicto político entre ambos países. Después de que el gobierno húngaro de Viktor Orbán sellara su frontera con Serbia con un vallado, la ruta de los refugiados que huyen de la guerra de sus lugares de origen se ha desviado hacia Croacia, un país que se ha declarado desbordado para la acogida tras la llegada de 17.000 refugiados en 72 horas. El viernes por la mañana, anunciaba el cierre de la frontera con Serbia.
El primer ministro de Hungría, cuyo gobierno ha aprobado durísimas leyes para disuadir a los refugiados de cruzar su límite fronterizo, ha acusado públicamente a Croacia de “mentirles en la cara” al dejar entender que existía un acuerdo entre ambos países para enviar la pasada noche miles de refugiados a territorio húngaro. Lo ha hecho en una rueda de prensa en la que Peter Szijjarto ha atacado al país vecino por “violar su soberanía” al trasladar a refugiados sin anuncio previo y acompañados de policías croatas. “¿Qué tipo de solidaridad europea es esa?”, se ha preguntado.
En la noche del viernes, la policía húngara interceptó un tren en el que viajaban refugiados procedentes de Croacia. Llegó, según el jefe de la unidad de emergencias magiares, al paso fronterizo de Magyarbóly sin previo aviso, tal como el resto de trenes y autobuses que venían del país y que trasladaron a cerca de 4.000 refugiados, según unas declaraciones recogidas por la televisión estatal M1. Las fuerzas de seguridad húngaras registraron y desarmaron a los agentes croatas antes de devolverlos a su país, mientras que los cientos de refugiados que viajaban en el tren fueron trasladados a un centro para ser identificados y registrados.
Esta mañana, varios reporteros han documentado la llegada de más autobuses desde Tovarnik (Croacia) al poblado húngaro de Berement, muy cercano al límite fronterizo que los vehículos sí han podido pasar sin obstáculos.
Otros miles esperan aún en Tovarnik, en un día con previsiones meteorológicas desfavorables. El gobierno croata, según confirman reporteros sobre el terreno, proveerá a los refugiados de algunas tiendas de campañas más para poder protegerse, en la medida de lo posible, de las lluvias previstas.
Hungría comenzó el jueves a construir una valla alambrada a lo largo de la frontera con Croacia, similar a la que ya tiene en el límite con Serbia. De acuerdo con las últimas disposiciones del Gobierno húngaro, entrar en territorio de Hungría sin documentos estará sancionado con penas de hasta cinco años de cárcel, en los casos en los que para pasar se haya dañado el material del perímetro fronterizo.
Mientras, en la frontera de Croacia con Eslovenia, concretamente en Harmica, miles de personas esperan para cruzar. Anoche, según The Guardian, decenas de refugiados fueron atacados con gas pimienta por el cordón policial esloveno. Fuentes policiales aseguran que más de un millar de personas han atravesado el perímetro fronterizo.