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En el medio del mundo los pueblos se encuentran

Sergio Serrano

Coordinador de Proyectos de Manos Unidas para Brasil —

Llegamos al Amazonas a medianoche, desde la región semiárida del Nordeste, la más seca de Brasil. Parece otro país. El olor a humedad y a selva lo invade todo. Estamos en la ciudad de Macapá, representando a Manos Unidas y para participar en el VII Foro Social Panamazónico que forma parte de la constelación del Foro Social Mundial (FSM), se presenta como un espacio autónomo e independiente integrado por movimientos, organizaciones sociales, representaciones de pueblos y comunidades, celebrado del 28 al 31 de mayo.

Macapá, capital del estado de Amapá, se encuentra en la Amazonía brasileña, justo sobre la línea del ecuador. De ahí el subtítulo del este VII Foro Social Panamazónico (FSPA): “En el medio del mundo los pueblos se encuentran”, que según lo describen sus promotores y organizadores es “un evento-proceso que busca articular los movimientos sociales, comunidades tradicionales y pueblos originales de los nueve países de la Cuenca Amazónica (Brasil, Ecuador, Venezuela, Bolivia, Surinam, Guyana, Guyana Francesa, Colombia, Perú) con el objetivo de aproximar culturas, romper el aislamiento de las luchas de resistencia, fortalecer el combate anti-imperialista, desarrollar la autonomía de los pueblos, promover la justicia social y ambiental, oponerse a los modelos de desarrollo predatorios y dañinos a los pueblos que viven en la Panamazonía y discutir alternativas que construyan la justicia y la igualdad social”.

En él participan indígenas de todos los países amazónicos, líderes de comunidades tradicionales, representantes de ONG y de organizaciones de la sociedad civil. Destaca la amplia participación de las mujeres. Se escucha hablar portugués y español por igual. Y enseguida nos encontramos con organizaciones locales socias de Manos Unidas que participan en el Foro y con algunos representantes de organizaciones europeas de ayuda al desarrollo.

Todo se organiza a través de mesas temáticas y de debate alrededor de seis ejes principales: Las múltiples identidades panamazónicas.; Tierra, Aguas, cuidado y desarrollo; Colonialismo, liberación y Paz.; Educación popular y movimientos sociales en la Panamazonía; Las luchas de las mujeres en la Panamazonía; Juventud Panamazónica; y que se desarrollan en distintos lugares en el centro de la ciudad. Una “Feria de economía solidaria” y diferentes marchas y actividades culturales completan la programación.

Es difícil escoger entre tantas mesas de temática tan amplia y, a la vez, con carácter simultáneo. Comenzamos por “Educación Popular y Comunicación”, donde se debate sobre la necesidad de producir y divulgar contenidos regionales y comunitarios para romper el aislamiento y llevar para toda la Amazonía y el mundo las informaciones, contraponiéndose a la desinformación promovida por los grandes medios de comunicación, contribuyendo para la democratización y afirmación de la comunicación como un derecho humano.

A continuación, “El papel de la Panamazonía en la COP20 (Conferencia de las partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático), que se celebrará en Lima a final de 2014”. Se muestran contrarios a la llamada “economía verde”, por ser propuestas de acciones para mitigar el cambio climático que surgen del mismo sistema capitalista y neoliberal que lo provocan.

Tras cada exposición de los ponentes, comienzan debates intensos que sólo se interrumpen por cuestiones de horario. Todos coinciden sobre la gravedad de la amenaza que se cierne sobre la Amazonía y están convencidos de que es sólo el principio de las acciones para una colonización masiva de la Amazonía por parte de los intereses económicos, a través de megaproyectos predatorios, destructores de la naturaleza y de la vida humana.

Las comunidades indígenas, campesinas, quilombolas, ribeiriñas y tradicionales deben tener sus tierras garantizadas, respetadas y protegidas. Para eso es fundamental por parte de los países amazónicos el respeto y cumplimiento de los tratados internacionales que establecen el Derecho a La Consulta Previa, Libre, Bien Informada y de Buena Fe, como la Convención 169 de la Organización Internacional del Trabajo y la Declaración de Derechos de los Pueblos Indígenas de las Naciones Unidas

También hay lugar para la esperanza y para la justicia social, a través del relato de la lucha y finalmente victoria de los afectados por el vertido de petróleo provocado por la petrolera Chevron-Texaco, que durante casi 30 años explotó yacimientos petrolíferos en la zona amazónica de Ecuador, vertiendo aguas tóxicas y petróleo y afectando a más de 30.000 personas, en su mayoría indígenas. En el 2011, después de casi 20 años de lucha, un Tribunal Ecuatoriano emitió una sentencia en la cual obliga a Chevron a indemnizar a las comunidades indígenas afectadas y a pedir perdón. Los debates se trasladan al anochecer a las orillas del Amazonas, que trascurre sereno e inmenso, ajeno (o no) a los peligros que le acechan.

Asistimos a un seminario protagonizado por mujeres con el tema “Soberanía alimentaria y agricultura indígena y familiar” Existe una enorme preocupación por el hecho de que los alimentos se han convertido en mercancía con la cual las grandes empresas y fondos de inversión especulan y se enriquecen.

Preocupa también la calidad del alimento que se consume y, especialmente, los alimentos transgénicos.

Se percibe una paradoja en relación a la soberanía y seguridad alimentaria en la Amazonía: Por ejemplo, en el caso de Brasil, existen programas gubernamentales que mejoran el acceso a la alimentación para los más pobres. Por otro lado, políticas gubernamentales dificultan la soberanía alimentaria y ejercen una enorme presión sobre los territorios. Es especialmente preocupante la malnutrición en las comunidades indígenas, donde la presión sobre sus tierras y la pérdida cultural, está provocando a partes iguales desnutrición y obesidad.

Aprovechamos el Foro para reunirnos con las organizaciones socias de Manos Unidas presentes y que trabajan en la Amazonía de los diferentes países. Y a pesar de los orígenes diferentes (Brasil, Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú), y de las áreas de trabajo diversas (algunas trabajan con indígenas, otros con campesinos, con poblaciones marginadas de las ciudades, con redes de comunicación), las diferencias desaparecen cuando describen la situación de sus regiones y de las poblaciones que las habitan: petroleras que contaminan sus territorios, mega-presas que inundan comunidades enteras y acaban con sus medios de vida tradicional, empresas mineras y de agro-negocio que ocupan sus territorios y acaban con la selva… Todo ello con el apoyo de los gobiernos y la oposición de las poblaciones que habitan la Amazonía, que lo viven como una nueva colonización, cinco siglos después: la imposición de un modelo económico voraz e insostenible que se contrapone a su modelo ancestral del “Bien Vivir”.

Por último, reunidas en plenaria todas las organizaciones, se exponen los resultados de los diferentes ejes temáticos tratados durante los seminarios, que desembocará en la redacción de la “Carta de Macapá”. Durante la plenaria se pueden escuchar las voces: “No al capitalismo verde”, “no al exterminio de la juventud panamazónica”, “democratizar la democracia”,“mi cuerpo es mi territorio” “no a la instalación de presas hidroeléctricas en nuestros ríos”, “no a los proyectos de minería a cielo abierto”, “No a la explotación petrolífera en la selva y a la expansión de monocultivos que atentan contra la vida de las comunidades por toda la Panamazonía”. “El mayor ejemplo de Panamazonía es el propio río, que no entiende de fronteras y fluye libremente desde los Andes hasta el Atlántico”.

En esta carta es esencial esta conclusión: “Es hora de construir en toda la Panamazonía bloques y alianzas donde se integren trabajadores de los campos y ciudades, pueblos originarios, quilombolas, comunidades tradicionales, movimientos de mujeres y jóvenes, comunicadores, investigadores y académicos para la defensa de nuestros territorios, nuestros derechos, nuestras culturas, nuestros saberes ancestrales y los derechos de la Madre Tierra.(..) Es el momento también de avanzar en la reflexión y debate sobre el Buen Vivir como paradigma alternativo que emerge desde los pueblos de la Amazonía frente a la crisis sistémica – económica, social, energética, ambiental, ética y moral- que afecta a toda la humanidad. (...) Para esta lucha solicitamos el apoyo y la solidaridad del mundo entero”.

Nos vamos de Macapá con la sensación de que algo capital está en juego en la Amazonía, tal vez su futuro y tal vez el de todos nosotros.