Las llegadas irregulares a España aumentan un 53% en los primeros nueve meses del año
Más llegadas irregulares, pero también más infraestructura para acoger a los migrantes y menos concentración. Las entradas clandestinas de migrantes a España han subido un 53,5% en lo que va de 2021 con respecto al mismo periodo de tiempo del año pasado, según los datos publicados este jueves por el Ministerio del Interior. Este pronunciado, aunque más gradual, incremento de las llegadas –que aún no incluyen las producidas en Ceuta en el mes de mayo– es menos perceptible que en épocas pasadas.
La existencia de plazas suficientes, la agilización de los traslados a península y una mejor coordinación en los protocolos ligados a la pandemia evitan, al menos por el momento, una crisis de acogida como la de años anteriores.
Desde el 1 de enero hasta el 14 de septiembre, 20.491 personas han entrado de forma clandestina en suelo español. Excepto en Melilla, el incremento del flujo migratorio se ha producido a través de todos los puntos de entrada a España, aunque destacan las subidas detectadas en las rutas de Canarias y Ceuta, a pesar de que el Gobierno aún no ha incluido en sus informes las cifras registradas durante la crisis de mayo.
Aunque todavía no ha empezado la temporada en la que, debido a condiciones meteorológicas, suele producirse el mayor número de salidas de pateras hacia el archipiélago canario, 11.060 personas han arriesgado su vida en el Atlántico y han desembarcado en alguna de las islas canarias, frente a las 5.090 contabilizadas por estas fechas en 2020. En esta zona, la subida supera el 117%. El número de migrantes que ha alcanzado la península y Baleares es similar, 10.701 personas, aunque el incremento en comparación con el mismo periodo del año anterior se queda en un 19%.
A Ceuta han llegado por mar 799 personas hasta el 14 de septiembre, un 297% más que el año anterior en el mismo periodo. Las cifras registradas el año anterior se quedaron en los dos centenares. En el único punto por donde el tránsito baja es en Melilla. A la ciudad solo han llegado cuatro migrantes por mar (un 73% menos) y 991 por tierra (un 15% menos).
La pandemia, la razón de la diferencia
La relajación de las restricciones sanitarias en los países de origen explica buena parte del aumento registrado en los nueve primeros meses de 2021 en comparación con el mismo periodo del año anterior. “En 2020, durante el confinamiento, las llegadas cayeron en picado entre abril y mayo. En junio empezaron a recuperar el ritmo. La reducción de las llegadas irregulares en esos meses del confinamiento explican parte de esa diferencia entre 2020 y 2021 hasta septiembre”, dice Blanca Garcés, investigadora del área de Migraciones en el Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB).
A su vez, la COVID-19 también ha impactado en las causas de fondo de la migración irregular que ha llegado a España en este periodo. “La pandemia ha tenido un efecto importantísimo en la situación económica de las personas que estaban en tránsito o estaban en otros países. En el caso de Marruecos, el cierre de la frontera entre Ceuta y Melilla ha afectado económicamente a miles de personas”, añade Garcés.
A pesar de la crecida paulatina del flujo migratorio, las llegadas “siguen siendo bajas”, según José Javier Sánchez Espinosa, subdirector de Migraciones de Cruz Roja.
Estas personas se ven empujadas a arriesgar su vida ante los obstáculos con los que se chocan para conseguir un visado para llegar a Europa de forma regular, recuerdan desde ONG especializadas en migraciones. El aumento del flujo migratorio va acompañado de un incremento de las muertes en el mar. Al menos 2.087 personas han fallecido o desaparecido en el mar en su intento de llegar a España de forma irregular en los seis primeros meses de 2021, según los últimos datos de Caminando Fronteras. La ONG lleva meses alertando de un “terrible” aumento de las tragedias con respecto a las registradas en el mismo periodo del año anterior.
Más infraestructuras en Canarias
A mediados de septiembre del año pasado, la noticia eran las precarias condiciones con las que eran recibidos cientos de migrantes extasiados tras su desembarco. A pesar de que las llegadas eran inferiores a las registradas durante los mismos meses de este año, entonces los recién llegados ya pasaban noches y días al raso sobre el suelo del puerto de Arguineguín. A finales de octubre, el campamento de “la vergüenza” llegó a alojar a miles de migrantes, con lo que la crisis se haría más evidente.
El aumento de las plazas de acogida disponibles en Canarias, la agilización de los traslados a la península –ante el fin de la política de bloqueo impulsada por la Justicia–, una menor incidencia de COVID-19 entre los recién llegados y la mayor adaptación del sistema a los protocolos ligados a la pandemia evitan imágenes y denuncias como las que marcaron los últimos meses de 2020, explica el miembro de Cruz Roja Española a elDiario.es.
El discurso de Sánchez Espinosa suena más tranquilo que hace un año, aunque hable de cifras superiores. El número de migrantes atendidos por Cruz Roja en España ya ha crecido un 204% hasta mediados de septiembre de este año, en comparación con 2020. Sus cifras sí incluyen la asistencia a los migrantes llegados a Ceuta durante la crisis diplomática con Marruecos del mes de mayo.
El técnico también cita como ejemplo la acogida en Canarias. “Nosotros en este momento hemos atendido a 10.554 personas en las islas, mientras que el año pasado en las mismas fechas eran 4.936 [el dato no corresponde al número de llegadas porque sus cifras se refieren a atenciones, ya sean a pie de costa o en otras circunstancias]”, dice Sánchez Espinosa. “Hemos atendido al doble de personas y, sin embargo, todo es más fluido”.
Uno de los cambios citados por Cruz Roja, la institución que el año pasado gestionaba la mayoría de las plazas de acogida en Canarias, es la adaptación del sistema de atención humanitaria a la pandemia, que sigue presentando retos. “Toda la atención y prevención frente a la COVID-19 era algo nuevo. Ahora, aunque la magnitud de llegadas es mayor, todo va más rodado. Los protocolos están más claros y hay más centros de gestión compartida, facilitados por las comunidades autónomas, para alojar a los positivos y contactos estrechos”, dice Sánchez Espinosa.
Aunque acarrean numerosas críticas de ONG que apuntan a sus precarias condiciones, las 7.000 plazas abiertas en las islas por el Plan Canarias han generado “un colchón” de espacio disponible para alojar a los migrantes en caso de picos migratorios, añade. “La red no es la misma que teníamos hace un año. De poder abrir en hoteles 1.200 plazas de acogida, ahora llegan a las 7.000”, apunta la institución.
El final del bloqueo de migrantes en las Islas Canarias también facilita la gestión de las llegadas al archipiélago. “Parte de las crisis tienen que ver con la gestión política. En el momento en que contienes esas llegadas en un sitio geográficamente cerrado, como Ceuta, Melilla o las Islas Canarias, estás creando una crisis en términos concretos, que se acaba visibilizando como tal. Sin embargo, unas llegadas que se distribuyen por el territorio se hacen menos visibles”, describe la experta de CIDOB.
Para Garcés, la imagen de caos que en ocasiones se relaciona a la migración irregular “no tiene que ver” siempre “con los números, sino con una mala respuesta ante las llegadas y con esas políticas europeas de contención en determinados espacios que no están condiciones de poder garantizar buena acogida”.
La disponibilidad de espacios suficientes para que los recién llegados cumplan cuarentena, en caso de ser necesario, es uno de los puntos claves que marcará la calidad de la acogida si la tendencia de entradas irregulares continúa al alza, especialmente en las Islas Canarias, como auguran varios expertos consultados.
El ritmo de llegadas migratorias detectado a finales de agosto y septiembre suele medir la temperatura de la intensidad del flujo migratorio que está por llegar en octubre y noviembre, cuando las condiciones meteorológicas facilitan la navegación por esta zona del Atlántico, según explica Txema Santana, asesor de la Vicepresidencia del Gobierno de Canarias en asuntos migratorios. “Estamos empezando a subir, pero no hemos llegado a la misma intensidad del año pasado”, añade el experto. “Nada nos hace pensar que no se vaya a producir un pico como el de años anteriores”.
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