“Me voy a morir con tanto dolor...”. El teléfono de Alan, un bangladeshí residente en España que habla perfecto español, volvía a sonar. Al otro lado de la línea, su compatriota Kamal (nombre ficticio), que no domina la lengua, pedía que lo acompañara una vez más a urgencias por los fuertes dolores de cabeza y en articulaciones que acarrea desde 2012 y que no han recibido seguimiento médico ya que carece de tarjeta sanitaria. Los dos acudieron al Centro de Salud de Lavapiés, donde una médica de urgencias solicitó que le realizaran pruebas para “descartar tuberculosis”, enfermedad contagiosa de declaración obligatoria. “Cuando salimos, no quisieron meter su historia en el ordenador para seguir su caso”, cuentan Alan y dos miembros de Yo Sí, Sanidad Universal que los acompañaron.
En la plataforma exponen el caso de Kamal como un ejemplo más de que “nada ha cambiado” desde el anuncio del Gobierno que promete devolver la Atención Primaria a los inmigrantes sin permiso de residencia, de hace ya dos meses. La decisión, aún sin concretar, se desarrollará en un Consejo Interterritorial de Salud que todavía debe esperar a que se elijan los consejeros de las Comunidad Autónomas tras las elecciones. “Las excepciones vigentes a la exclusión sanitaria se siguen sin cumplir”, dice uno de sus miembros.
Las decisiones que afectan a los pacientes sin tarjeta sanitaria, algunas tan importantes como si les registran en el sistema informático para que sus idas y venidas a urgencias queden registradas en algún sitio, cambia de un centro de salud u hospital a otro. La arbitrariedad, dicen, es la norma que instauró la reforma sanitaria del Gobierno.
Alan explica que Kamal lleva más de dos años consumiendo antiinflamatorios de manera continua. “Ibuprofeno y más Ibuprofeno, eso es lo único que le decían en urgencias”, su única vía de acceso al médico. Los inmigrantes sin permiso de residencia perdieron la tarjeta sanitaria con la reforma de 2012, por la que solo se les atiende en la sanidad pública en los casos de urgencia, si se trata de menores y de mujeres embarazadas. También, a las víctimas de trata, los solicitantes de asilo y los casos de salud pública (como las enfermedades infecciosas), aunque estos supuestos no figuran en el decreto de la reforma y se incluyeron con posterioridad.
Aunque la respuesta en urgencias siempre era la misma, la fiebre y los dolores de Kamal del pasado 18 de mayo no podían aguantar más. “Me da mucha pena, es que sufre muchos dolores. Tienen que descubrir qué enfermedad tiene”, lamenta Alan. El banglasehí critica que después de tantas visitas al médico, más de dos años después, su amigo continúe con un sufrimiento sin nombre. “Parece un abandonado, les da igual si muere o no. Lo siento, pero yo lo veo así”, sentencia Alan.
En la visita a urgencias, una médica del Centro de Salud de Lavapiés volvía a enfrentarse de nuevas al padecimiento de Kamal, porque su historia clínica no figura en el sistema informático. Después de atenderle, la profesional emitió un volante –al que ha tenido acceso eldiario.es– en el que solicita una radiografía de tórax. Dados los síntomas que presentaba Kamal (fiebre, dolor de cabeza de “meses de duración”, entre otros), la doctora pide la prueba para “descartar tbc (tuberculosis)”. En el volante, la médica escribió a mano “necesitará seguimiento” bajo su sello y firma.
La tuberculosis, enfermedad contagiosa y de declaración obligatoria, es uno de los supuestos que se atienden en el sistema sanitario público por razones de salud pública, para evitar que se propaguen estas enfermedades, y que aparece específicamente señalado en las instrucciones del Servicio madrileño de Salud (Sermas). Para seguir estos casos, así como las visitas de urgencias de los ciudadanos sin tarjeta sanitaria, la Comunidad de Madrid creó una modalidad para registrar a estas personas en el sistema informático durante un año, el TIR (“Transeúnte Sin Permiso de Residencia”). De este modo, ante una segunda visita médica de Kamal, por ejemplo, sus datos y la sospecha de la doctora aparecerían en su historial.
Cuando Kamal fue al mostrador con el volante médico para solicitar que le dieran de alta con esta modalidad (TIR) y pedir las citas, la respuesta fue un 'no'. “Nos dijeron que no. Estuvimos insistiendo más de media hora, diciendo que tenía derecho a ello y que la médica había pedido seguimiento por escrito, que había riesgo de tuberculosis... Nada”, cuenta indignado Nicolás, miembro de Yo Sí, Sanidad Universal presente en la visita a urgencias. “En otros centros el TIR se hace automáticamente, pero en este de Lavapiés no, se niegan”, critica.
Sin reglas firmes, la responsabilidad es de los médicos
Desde la Consejería de Sanidad responden que, la Gerencia de Atención Primaria apunta que “el centro de Salud Lavapiés atendió correctamente al paciente, y se le ofreció la asistencia sanitaria adecuada”. Según su valoración, “los profesionales consideraron prioritaria la valoración clínica, no entrando en ese momento en temas administrativos (como es la de activar el procedimiento TIR en Tarjeta Sanitaria)”.
Cristina, la otra acompañante de Yo Sí que acudió a urgencias, admite que se puso a llorar de impotencia y nervios al ver lo mal que se encontraba Kamal. “Podíamos pedir las citas, pero sin estar en el sistema. ¿Cómo recogemos entonces los resultados?”, critica. Álvaro, otro miembro de Yo Sí que denunció el caso ante el Sermas, asegura que en muchas ocasiones, cuando han ido derivados a algún especialista sin estar en el sistema informático, no les han atendido. “Es un sistema muy cruel”, denuncia.
Ante la pregunta de eldiario.es a la Consejería madrileña de Sanidad sobre si aprueba el proceder del CS Lavapiés y en qué situaciones se debe dar de alta al paciente como TIR, el máximo órgano de la sanidad madrileña no aporta un criterio estable. “Habitualmente la Unidad Administrativa da de alta como TIR al paciente cuando tienen la indicación al respecto por parte del profesional sanitario que haya atendido al paciente”. En este caso, responsabiliza de la decisión a la profesional que atendió a Kamal en urgencias: “El paciente podría haber tenido condición de TIR si la médica lo hubiera considerado de inicio y lo hubiese solicitado; ella prefirió darle la atención sanitaria primero y en base a los resultados continuar con la valoración tanto clínica como administrativa”.
En Yo Sí denuncian que estas arbitrariedades, que no son atajadas ni denunciadas por los órganos políticos (en este caso por la Consejería de Sanidad), dejan las decisiones y la responsabilidad en manos de los médicos. Además, en el colectivo denuncian presiones verbales sobre el personal médico y administrativo: “Nos llega información de que en algunos centros les llaman la atención cuando 'hacen muchos TIR”.
“Me acordé de la muerte de Alpha Pam”
“Me acordé del caso de Alpha Pam, que murió de tuberculosis después de ir muchas veces al médico de urgencias, pero en las que no hubo una atención continua”, dice Nicolás. Alpha Pam falleció en 2013 por una tuberculosis no diagnosticada, desangrado en el suelo de su piso, a pesar de que había acudido en inmunerables ocasiones a urgencias. A finales de abril la Audiencia de Palma ordenó reabrir la investigación de su muerte, por la que están imputados una médico y un enfermero de urgencias.
La intensidad de los dolores de Kamal continuaba y la sospecha de posible tuberculosis provocaron que, tras media hora de insistencia sin éxito en el CS Lavapiés, el grupo se dirigiera al Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, donde realizaron a Kamal las pruebas para descartar la enfermedad de urgencia y le dieron de alta como TIR. “Cumplieron la ley”, resume Nicolás.
Allí, descartaron la enfermedad y solicitaron una consulta con el especialista digestivo. Desde entonces, los dolores perduran, cuenta Alan este miércoles. “Sí, seguía con dolores así que fue otra vez al médico, pero a otro centro de salud, cerca de Atocha. Le atendieron muy bien, y la doctora le cambió la medicación y le ha dicho que vuelva la próxima semana, vaya mejor o igual, para saber cómo evoluciona”. El 20 de mayo, dos días después del incidente en Lavapiés, Alan estaba más preocupado: “Le he llamado y no me ha cogido el teléfono. Piensas 'lo mismo se ha muerto”, dijo con naturalidad, como si fuera un pensamiento repetido.
En Yo Sí, Sanidad Universal denuncian que “este caso no es relevante solo porque el paciente pueda padecer tuberculosis; es que hay gente que pierde la visión de un ojo y no va al centro de salud de Agustín Lara (Lavapiés) porque le dicen que no tiene derecho a ir al especialista”, dice Álvaro. Sus palabras se atropellan fruto de la indignación: “Esas negaciones son casos reales. Casos reales e innumerables”.
En el colectivo lamentan no ser optimistas con el anuncio del Gobierno, de que devolverá la Atención Primaria a los inmigrantes en situación irregular. “No hay motivos para serlo. Mientras persista el decreto, la ley permitirá la crueldad del caso de Kamal, entre otros. Irregularidades con embarazadas, con menores, en urgencias... Las excepciones simplemente no se cumplen”, afirma Álvaro. Por ello, temen que la nueva excepción anunciada por el Ejecutivo se quede, al igual que sus predecedoras, en un reglón escrito en un papel, con numerosos incumplimientos en los centros sanitarios. “Casos reales” –recuerda Álvaro– “como los de Jeaneth Beltrán y Alpha Pam”.