Marruecos ha levantado algunos tramos de alambrada en paralelo a la valla fronteriza española que separa Melilla de la provincia marroquí de Nador.
Según fuentes cercanas al Gobierno alauí, la intención, de momento, no es instalar otra valla como la de Melilla, sino reforzar algunos puntos “sensibles” en los que coincide que hay menor visibilidad, mayor número de entradas de inmigrantes y una orografía del terreno que dificulta la vigilancia a los agentes magrebíes y que, por los desniveles de tierra, facilita a los inmigrantes el acceso a zonas más elevadas del vallado español.
De momento, únicamente se han colocado pequeños tramos de no más de 200 metros alrededor de tres puntos clave: la aduana internacional de Beni Enzar, el paso fronterizo para vehículos y peatones de Farhana y el paso fronterizo, sólo para peatones, de Mari Guari.
El primer punto es uno de los más “calientes”, y donde se han producido tres de los cuatro últimos grandes saltos de subsaharianos en lo que llevamos de año 2014. Es además el lugar donde se produjo el 5 de octubre de 2005 el “gran salto” –en el que 320 personas lograron entrar y más de la mitad resultaron heridas por las cuchillas–, que provocó el inicio de la llamada “crisis de la valla” y la retirada de las concertinas que coronaban el vallado.
Los alrededores del paso de Farhana presentan un terreno muy escarpado y que facilita el salto a los inmigrantes. Además, por este punto tuvieron lugar la gran mayoría de los intentos de entrada de los últimos meses de 2013.
El paso de Mari Guari está situado entre el cauce del Río de Oro, área de la mayor parte de las entradas entre 2006 y 2012, y la vaguada del río Nano, donde el pasado 18 de marzo medio millar de subsaharianos consiguieron acceder a Melilla superando el triple vallado de más de seis metros de altura.
La nueva “minivalla” levantada por Marruecos se trata de una alambrada de malla ciclónica simple –como la que delimita una obra, un centro deportivo o cualquier recinto, y formada por pequeños rombos de alambre–, de unos dos metros de altura, y que se ha instalado muy cerca de la valla perimetral española.
De hecho, se ha situado dentro de los límites “geográfico-topográficos” de la ciudad de Melilla, según se deriva de las palabras del ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, ya que la valla española no coincide con el límite real de la ciudad autónoma, pues se demarcó siguiendo un trazado cómodo, sencillo y que ahorraba un 25% los costes de producción.
Esta medida se ha tomado tras las numerosas entradas de inmigrantes que se han producido en los dos últimos meses, en las que más de 1.000 subsaharianos han conseguido traspasar el vallado perimetral español y acceder a suelo europeo.
Un obstáculo más en el camino
No es la primera medida que se toma desde el país vecino para endurecer las condiciones de entrada a través del vallado o para mejorar la vigilancia de la frontera con España. Desde mediados de los años noventa, se levantó una doble alambrada de espino, de poco más de un metro de altura, para dificultar la inmigración ilegal y el contrabando de tabaco y sustancias estupefacientes con la ciudad autónoma.
Ya en noviembre de 2005 comenzaron a levantarse garitas de vigilancia y se construyó un foso alrededor de la valla española, que durante los últimos meses se ha limpiado y se ha hecho más profundo y pronunciado, quedando ahora una zanja de tierra de unos dos metros de profundidad y cuatro de anchura que sirve para ralentizar la llegada de los inmigrantes a la “zona española”.
Además, desde el pasado año, Marruecos ha construido edificaciones cada 500 metros que, además de tener un puesto de vigilancia y unos calabozos, se han dotado de medios para que las Fuerzas Auxiliares puedan vivir en ellas durante días.
Del mismo modo, se está terminando de acondicionar una carretera perimetral que circunvala todo el perímetro fronterizo desde el lago magrebí y que sirve para unir las ciudades limítrofes con Melilla y facilitar el trasiego de vehículos militares y el tránsito de la Gendarmería alrededor de la valla.