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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Migrantes de la frontera sur defienden a Helena Maleno: “Hay que darle las gracias, no investigarla”

Ella es a la que suelen dar las gracias. Cada vez que Helena Maleno informa a través de su muro de Facebook del rescate de pateras en el Estrecho, cientos de comentarios agradecen a “Mama África”, como muchos la llaman, una información que mitiga su incertidumbre. También cuando la embarcación nunca llega y la activista se esfuerza en localizar los nombres ahogados en aguas fronterizas. Pero ahora son ellas, las personas migrantes, quienes han alzado la voz para defender a quien las defiende.

Durante las últimas semanas, la activista española no ha dejado de agradecer los ánimos recibidos ante la citación judicial en Marruecos que tendrá lugar este miércoles en relación a una investigación que liga a la portavoz de la ONG Caminando Fronteras con las redes de tráfico de personas. A través de este colectivo, Helena Maleno, entre otras labores humanitarias, realiza llamadas a Salvamento Marítimo cuando recibe alertas desde pateras que corren peligro en el mar. 

Tras la difusión de la noticia, la comunidad de migrantes subsaharianos en Marruecos ha convocado distintas protestas en solidaridad con la activista. El perfil de Facebook de Maleno continúa denunciando la situación de personas en riesgo, pero también se ha convertido en el muro donde miles de migrantes muestran su apoyo a la mujer que grita por ellos desde la frontera sur.

Feric: “Ha hecho todo para aliviar nuestro dolor”

“Qué chocante es ver hasta dónde pueden llegar los gobiernos actuales para bloquear el triunfo de la libertad y la igualdad entre los hombres. Pero no tendrán éxito, todos estamos contigo, Helena”. Feric escribía estas palabras en el perfil de la activista desde Duala (Camerún), la ciudad donde su hermano les dijo adiós antes de comenzar su camino hacia España. Era Larios Fotio, una de las 14 personas fallecidas en febrero de 2014 entre pelotas de goma y botes de humo lanzados por la Guardia Civil en las proximidades del espigón del Tarajal para evitar su entrada a Ceuta.

“Helena ha hecho todo lo posible para aliviar el dolor y la tristeza causados por la trágica muerte de nuestro hermano e hijo Larios”, resume Feric, que ejerce de portavoz de la Asociación de las Familias de las Víctimas del Tarajal, creada con el impulso de Caminando Fronteras, después de poner nombres y apellidos a las vidas que se quedaron en aguas fronterizas. “La acción humanitaria de Helena nos permitió, a mí y a mi familia, recuperar la esperanza de justicia cuando ya no la esperábamos”.

“Helena Maleno significa para nosotros imparcialidad, esperanza y justicia”, añade el hermano de Larios, por lo que, apunta, “una investigación contra ella es una cuestión de pura injusticia e incluso un insulto al trabajo de una persona que está sacrificando su tiempo para ayudar a los necesitados”.

“Esto ha sucedido porque los gobiernos actuales, con sus políticas migratorias, no ponen al ser humano en el centro de sus prioridades, y atacan a personas de buena voluntad que no son insensibles a esta vergüenza para la humanidad”, añade el camerunés.

Sylvie, 11 días a la deriva: “Fue un apoyo psicológico”

Sylvie Agnes Sambou conoce bien lo que significa escuchar una voz al otro lado del teléfono cuando todo parece acabar. Durante sus once días a la deriva en una patera, no podía hacer más que llorar y rezar mientras era testigo de la muerte de ocho compañeros de viaje. Habían tratado de llamar a Salvamento Marítimo y a Helena Maleno, pero sus móviles dejaron de funcionar, asegura. La activista había alertado a la institución dependiente de Fomento gracias a los avisos de amigos y familiares de los desaparecidos. Después de decenas de largas y angustiosas horas, la patera en la viajaba Sylvie fue rescatada.

“¿Fue ella quién llamó a Salvamento Marítimo?”, preguntamos. Sylvie responde con otra pregunta. “Si no fue ella, ¿quién iba a hacerlo si no?”.

Tras la experiencia traumática, los supervivientes pasaron la noche en una comisaría y fueron enviados al Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE) de Barranco Seco. Fue allí, encerrada sin saber por qué, cuando escuchó a Maleno por primera vez.

“Ella me ha ayudado mucho. A mí y a mucha gente. Cuando estuve en el CIE, fue un gran apoyo psicológico. Yo allí no hablaba con nadie, con ningún policía, pero ella venía a hablar con nosotros y me ponía muy contenta”. La activista sacó entonces, una vez más, toda su artillería de denuncia social para alertar de la falta de un protocolo humanitario para atender a las víctimas de las tragedias migratorias.

“No es justo. Ella está ahí para ayudar a la gente. Hay mucha gente que hace cosas malas, la Policía debería investigar a esa gente. Pero a Helena hay que darle las gracias”, opina la mujer senegalesa, que ahora reside con su hijo en Euskadi. “Voy a rezar mucho a Dios para que no le pase nada malo”.

Movilizaciones en Marruecos en apoyo a la activista

Kosta Sampo es una de las personas que gritó en solidaridad con la activista española frente al parlamento de Rabat el pasado 18 de diciembre, en una concentración con motivo del Día del Migrante. “Helena Maleno, para mí, es una salvadora de vidas. Ella es una de las personas que están haciendo de este mundo un mundo justo y sensato”, dice el guineano. Conoció a la activista en una de las misiones en las que la ONG brinda atención médica a los supervivientes de naufragios, asegura. “Helena siempre me ha ayudado y no deja de ayudarme en la asistencia y el acompañamiento de migrantes guineanos en Marruecos”, añade. 

Una foto de Helena Maleno ocupa la portada del perfil de Facebook de Moustapha desde que se enteró de la citación judicial a la que se enfrenta la activista. En una de sus imágenes, el joven subsahariano aparece con un cartel entre sus manos: “Je suis Helena Maleno”.

“Que la relacionen con los contrabandistas es una aberración total. No tiene sentido. Ella defiende nuestros derechos. Mucha gente muere en el Mediterráneo, es una tragedia y ella trata de evitarlo”, dice Moustapha, que vive en Tánger a la espera de conseguir llegar a suelo europeo. Por eso, dice, la llaman “Mamá África”. 

“Helena es un ángel para nosotros”, describe Gilbert Boka. “Cuando tienes un problema, da igual la hora, no importa que sea durante la noche, ella te ayuda”, añade otro joven subsahariano, que conoce a la activista desde hace ocho años. 

En el bosque de Castillejos, próximo a la frontera entre Marruecos y España, no hay nadie que no conozca el nombre de Helena Maleno. Muchos nunca la han visto, quizá nunca han hablado con ella, pero todos tienen su número de teléfono y de otras personas del colectivo Caminando Fronteras. Si hay una redada policial, si hay heridos, si necesitan asistencia sanitaria, saben que alguien se preocupará por ellos. 

Desde el monte, Ibrahim transmite su confianza en Maleno. “No la conozco, aún no he hablado con ella, pero otros compañeros sí”, relata a eldiario.es. En cuanto se entera de la investigación que pesa sobre la activista, el joven, de Costa de Marfil, se muestra sorprendido. “Ha salvado muchas vidas. Ella es como una luciérnaga para nosotros”.