La situación en el estado de Borno, en el noreste de Nigeria, es insostenible. La ONU, a través de su agencia especializada en infancia, y Médicos Sin Fronteras han hecho sonar las alarmas ante el panorama en algunas zonas del noreste del país, bastión del grupo yihadista Boko Haram. Tras meses de bloqueo, la desnutrición y desatención sanitaria ponen contra las cuerdas a su población: más de 240.000 niños sufren desnutrición aguda y “se estima que 49.000 – casi 1 de cada 5 – podrían morir si no reciben tratamiento”, advierten desde Unicef.
“134 niños morirán de media diariamente por causas relacionadas con la desnutrición aguda si la respuesta no aumenta rápidamente”, advierte el director regional de Unicef para África Occidental y Central, Manuel Fontaine, en un comunicado.
A la vuelta de su visita a la zona, Fontaine pide la colaboración de la comunidad internacional: “Necesitamos que todos los aliados y donantes den un paso al frente para evitar que muera un solo niño más”.
Médicos Sin Fronteras por su parte secunda el llamamiento ante una situación “crítica”. La ONG informa de que al menos 500.000 personas que se encuentran desplazadas fuera de Maiduguri, la capital del estado, necesitan urgentemente comida, atención médica, agua potable y refugio. “Para hacer frente a este desastre sanitario es imprescindible que se lleve a cabo una movilización masiva de organismos y organizaciones de ayuda humanitaria”, afirma la Dra. Isabelle Defourny, directora de operaciones de Médicos Sin Fronteras (MSF).
Según Unicef, la crisis alimentaria en la región se hace más patente a medida que las tropas de la fuerza multinacional van recuperando el control de territorios en poder de Boko Haram y estos se hacen accesibles a la ayuda humanitaria.
Los lugares que ahora son accesibles presentan un panorama desolador: ciudades completamente destruidas que acogen a personas desplazadas sin acceso a condiciones adecuadas de higiene, agua o alimentos.
El director regional de Unicef advirtió que la situación empeorará en los próximos meses, ya que las organizaciones humanitarias todavía no tienen acceso a casi dos millones de personas que viven en áreas poco seguras.
A principios de 2016, UNICEF pidió a la comunidad internacional 55,5 millones de dólares destinados a responder a la crisis humanitaria en el noreste de Nigeria. Hasta la fecha sólo se han recibido 23 millones, el 41%. En las próximas semanas, el organismo espera que el llamamiento aumente significativamente.