El número de refugiados sursudaneses en Uganda supera ya el millón, ha alertado este jueves la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que ha instado a la comunidad internacional a aportar urgentemente financiación adicional para aliviar la situación de estas personas y apoyar a las autoridades ugandesas.
Durante los últimos 12 meses una media de 1.800 sursudaneses han llegado cada día a Uganda, ha señalado ACNUR en un comunicado. Además del millón de sursudaneses que acoge ahora Uganda, otro millón o incluso más se han refugiado a Sudán, Etiopía, Kenia, la República Democrática del Congo y la República Centroafricana.
Se estima asimismo que hay otros dos millones de desplazados internos. Sudán del Sur es escenario de un conflicto armado civil que estalló en diciembre de 2013 y que se reavivó el año pasado, causando más desplazamientos y una declaración de hambruna en el país.
En Uganda más del 85% de los refugiados sursudaneses son mujeres y menores de 18 años. Los sursudaneses recién llegados continúan informando de una “violencia bárbara” en el joven país africano, según ACNUR. Relatan cómo grupos armados queman casas con civiles dentro, asesinan a personas delante de sus familias, cometen asaltos sexuales a mujeres y niñas y secuestran a niños para reclutarlos.
ACNUR señala que, con la llegada de miles de refugiados sursudaneses al día, los fondos de la agencia destinados a ayudar a estas personas se están agotando. Para Uganda hacen falta 674 millones de dólares (573,7 millones de euros) este año, pero hasta el momento solo se ha recibido un 21% de lo requerido.
En otros lugares de la región la situación es solo marginalmente mejor y en total se necesitan 883,5 millones de dólares (752 millones de euros) para paliar la crisis de refugiados sursudaneses. De este monto ACNUR solo ha recibido 250 millones de dólares (213 millones de euros), según ha indicado.
La falta de fondos en Uganda impacta de manera importante en su capacidad de proporcionar ayuda que salva vidas y servicios esenciales básicos, señala la agencia de la ONU. En junio el Programa Mundial de Alimentos se ha visto obligado a reducir las raciones alimentarias que distribuye a los refugiados, y en campos en el norte de Uganda las clínicas de salud tienen que atender a los sursudaneses con demasiados pocos médicos, enfermeros y medicamentos, agrega ACNUR.
También la educación de los niños refugiados se ve afectada, dado que en las clases a menudo hay más de 200 alumnos y las lecciones tienen que darse al aire libre ante la falta de espacio. Muchos niños no van al colegio porque el centro educativo más cercano se encuentra demasiado lejos como para ir fácilmente a las clases, señala el organismo.