Un año después del comienzo de la ofensiva israelí, la población tiene cada vez más díficil acceso a los alimentos en una situación de extrema inseguridad alimentaria. “Hace un año, no había la situación de desnutrición que tenemos ahora”, denuncia la ONG Acción Contra el Hambre. Cristina Izquierdo, coordinadora de nutrición y salud del equipo de emergencias de esta ONG, ha asegurado este miércoles en un encuentro con la prensa en Madrid, que, actualmente, pese a la complejidad por tener un cribado exacto, la desnutrición infantil oscila entre el 10 y el 16%. En el último año, la ONG ha atendido a más de 47.000 personas –incluidas mujeres embarazadas, lactantes y niños y niñas menores de cinco años– contra la desnutrición.
Para hacer frente a esta situación, “los suplementos alimentarios son fundamentales”, pero para garantizarlos es imprescindible que se permita el acceso seguro de la distribución de medicamentos, ha explicado Izquierdo, quién ha viajado a en la Franja en varias ocasiones este año. Jean-Raphaël Poitou, responsable de incidencia en Oriente Medio de la organización, asegura que el problema llega cuando “los alimentos entran en la zona” porque “el 85% de la Franja no es segura y está bajo órdenes de evacuación militar”. La organización denuncia la violación del derecho humanitario por parte de Israel que pone trabas e incrementa el hambre.
Philippe Lazzarini, comisionado general de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio (UNRWA), declaró este miércoles que “más de 1,4 millones de personas no recibieron alimentos en la Franja de Gaza durante el pasado mes de septiembre”. En su comunicado a través de la red social X, también denunció que 100.000 toneladas de alimentos no pueden ingresar a Gaza debido a las restricciones de acceso, la inseguridad y las carreteras dañadas por los bombardeos.
Poitou, quién hace apenas una semana estaba en el Líbano, ha alertado sobre los riesgos enormes de la extensión del conflicto a este país: “La situación es preocupante porque vemos un modus operandi similar a Gaza. El hambre no debe utilizarse como arma de guerra”. Poitou ha denunciado también el terror psicológico que ha estado ejerciendo Israel contra la población libanesa, mediante “bombardeos precisos o el vuelo de aviones a baja altura que emiten sonidos similares a bombas en Beirut”. El pasado 23 de septiembre fue el día más mortífero para el Líbano desde la guerra civil en 2006: 550 personas fallecieron en tan sólo 24 horas y, según datos de la organización que ha tenido que desplazar su equipo hacia el norte del Líbano, la destrucción de infraestructuras y cadenas de suministros básicos (telecomunicaciones, instalaciones sanitarias y educativas) ha dejado a más de 150.000 civiles afectados y 1.800 hectáreas de tierras agrícolas destruidas.
Inflación y tierras destruidas
Poitou denuncia la situación-límite que vive la población en la Franja de Gaza, con “la desesperación de la gente que termina atacando a camiones” y, en casos extremos, “muere de hambre”. Los alimentos más comunes disponibles son productos enlatados. Otro factor a tener en cuenta es la inflación y el cambio prácticamente diario de los precios en la zona. Por ejemplo, el precio de un 1 kilogramo de tomate, antes del 7 de octubre, era de 0,36 euros. Ahora, en el norte de la franja de Gaza el precio es de 71,61 euros por la misma cantidad y de 8,35 euros en el resto del territorio.
“Es fundamental dar soporte a los agricultores locales”, ha explicado Natalia Anguera, responsable regional de Acción contra el Hambre en Oriente Medio. “La seguridad alimentaria es una garantía de dignidad y autonomía; y la destrucción deliberada de tierras agrícolas supone, también, una destrucción del mercado local, lo que genera un aumento de la dependencia de la ayuda externa”. Los expertos cuentan que el 75% de las tierras de cultivo en Gaza han sido destrozadas. “Tardaríamos 14 años en limpiar las zonas agrícolas de los restos de artefactos que ha lanzado el ejército israelí en la zona”, ha subrayado Anguera.
La ONG compara la situación actual con la de un año atrás, cuando Gaza contaba con una cierta autosuficiencia gracias al trabajo de los agricultores locales y al sistema de distribución de agua, pese a estar sometida a un bloqueo israelí. También en Cisjordania el acceso a productos locales se ha visto agravado por los ataques de las infraestructuras, como por ejemplo a las tuberías de riego.
Tras el ataque de Irán en Israel y el inicio de una operación terrestre en el Líbano por parte de las tropas israelís, Anguera ha lanzado un mensaje claro: “Gaza ha desaparecido de las noticias, pero es necesario que siga estando presente”.