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La OMS pide abaratar las vacunas y más transparencia a las farmacéuticas en los países empobrecidos

“Fue muy emocionante, ver cómo muchos países se levantaban y decían que no, que esto no podía esperar a otro momento”, cuenta Barbara Saitta, especialista en Vacunas de MSF, desde Ginebra. En Suiza se celebraba hasta este martes la Asamblea Mundial de la Salud número 68, que ha aprobado una resolución que solicita vacunas más asequibles y mayor transparencia en las negociaciones para fijar sus precios, que perjudican sobre todo a los países empobrecidos y de renta media.

El documento secundado por la Asamblea “apela a la comunidad internacional a apoyar estrategias para reducir los precios” de las vacunas y destaca la inmunización como “una de las intervenciones más efectivas en la salud pública”. La resolución reconoce que la ampliación de las vacunas en el mundo solo ha aumentado “ligeramente” desde finales de la primera década de siglo.

“Esto es solo un primer paso, pero es muy importante”, señala Saitta. Al principio, la resolución –impulsada por Libia en la Asamblea (el mayor órgano de decisión de la Organización Mundial de la Salud)– “parecía que podía ser retrasada porque Estados Unidos y otros países europeos decían que había sido presentada sin seguir el procedimiento, pero al final varios países se levantaron y dijeron que no, que había que abordar ahora el tema”, explica la especialista de MSF. La propuesta de Libia fue aprobada por todos los estados miembros y 17 solicitaron figurar como co-sponsor de la resolución.

Médicos Sin Fronteras denuncia que “uno de cada cinco niños no recibe todas las vacunas que necesita antes de cumplir su primer año de vida”, lo que le deja expuesto a enfermedades que pueden ser mortales, “como el sarampión, la neumonía o enfermedades diarreicas”. La organización denunció en un informe presentado en enero ('La mejor vacuna: por un acceso sin barreras a vacunas asequibles y adaptadas’) que los precios de las vacunas se han disparado en la última década: entre 2001 y 2014, el paquete básico de vacunas de un niño se ha multiplicado por 68, apuntan.

En la estacada, sin acceso a la inmunización de su población infantil se quedan muchos países empobrecidos, pero también aquellos de renta media que no se benefician de los programas de ayuda de la Alianza GAVI (Alianza Global para las vacunas y la Inmunización), entre otros organismos, destinados a las regiones con menos recursos.

“Fue muy emocionante ver cómo varios países decían en Asamblea, ante el resto de estados y también representantes de las farmacéuticas, que quieren vacunar a sus niños, pero que no pueden”, cuenta Barbara Saitta.

Ahora la Asamblea Mundial de la Salud solicita a los estados miembros varias medidas para mejorar la accesibilidad de las vacunas, entre las que destacan proveer, cuando sea posible, “los datos de los precios de las vacunas a la OMS para su publicación”, con el objetivo de “mejorar la transparencia de los precios, especialmente de las nuevas vacunas”, indica el texto. También, que más actores produzcan los medicamentos, para ampliar la concurrencia de fabricantes y el poder sobre estos productos básicos.

“No se puede saber cuánto cuesta una vacuna”

La falta de transparencia es asumida por la resolución del organismo de la ONU, que reconoce que la información disponible sobre los precios de las vacunas es “escasa”. La portavoz de MSF es más tajante: “Nadie sabe en realidad cuánto cuesta la vacuna del neumococo, por ejemplo. Lo hemos intentado saber, pero no lo hemos conseguido. Preguntas y no te lo dicen, los países tampoco pueden publicar los precios que contratan con las casas farmacéuticas, la opacidad es total”, indica Saitta.

Según su testimonio, en la intervención de Australia –uno de los estados que han apoyado expresamente la resolución– su delegado admitió que “aunque quieren no pueden publicar el precio que pagan por las vacunas por un contrato de confidencialidad”. De este modo, los países negocian a ciegas los precios de las vacunas.

Desde la ONG Salud Por Derecho, su directora Vanessa López denuncia que estos procedimientos opacos no son exclusivos de las vacunas. “Uno de los problemas de la investigación y del desarrollo y comercialización de fármacos en general es el secretismo. La falta de transparencia afecta desde los propios análisis clínicos hasta los costes reales de investigación de los productos, los precios y cómo se fijan. Todo es absolutamente secreto”, denuncia.

La organización estrenó el pasado abril el documental Investigación médica: Houston tenemos un problema, en el que demandan una regulación de los precios de los fármacos, “para asegurarnos que pagamos una cantidad asequible y no las cantidades desorbitadas que asuminos ahora”, y que el debate de la inaccesibilidad a medicamentos se abra: “No es un problema que afecta solo a países empobrecidos, hay gente en España y en Europa, por ejemplo, que no puede acceder a medicamentos, como los de la Hepatitis C”.

Según el estudio de MSF, aunque las farmacéuticas defienden que los precios se establecen en función de las capacidades económicas de cada país, no siempre ocurre así. “Marruecos está pagando más por la vacuna neumocócica (63,74 dólares por dosis) que Francia (58,40 dólares)”, apunta la investigación.

“Con compromiso político es posible un cambio”

La resolución de la asamblea de la OMS es una declaración de intenciones, “pero la OMS la toma como uno de sus objetivos y ahora debe pasar del papel a las acciones”, dice Barbara Saitta. La especialista de Médicos Sin Fronteras espera que este sea el primer paso para que los estados actúen de manera conjunta e impongan un criterio de transparencia a las farmaceúticas. “En la OMS se han dado cuenta de que ellas por sí solas no lo iban a hacer de forma voluntaria”, añade.

“Si los países tienen por norma, por ley, que tiene que haber transparencia en los precios, las compañías tendrán que asumir las reglas del juego. Lo mismo ocurriría si se regulase los precios de los medicamentos”, apunta Vannesa López.

En MSF y Salud Por Derecho coinciden en que con compromiso político, el cambio es posible. “Necesitamos mapear el precio de la vacuna, que los países compartan cuánto pagan por ellas y mostrar así la ilógica actual del precio que fijan las multinacionales”, concluye Saitta.