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Las ONG seguirán en el Mediterráneo tras el pulso de Italia: “Ante esta locura, lo que no podemos es permitir más muertes”

Con indignación, pendientes hasta el último minuto y, también, con incertidumbre ante la posibilidad de que la decisión del ministro italiano Matteo Salvini de cerrar los puertos al barco de rescate Aquarius siente un precedente para las operaciones de rescate que les han permitido salvar miles de vidas en el Mediterráneo. Así han vivido las ONG de rescate las últimas horas después de que Italia y Malta hayan negado el desembarco de más de 600 personas y las organizaciones que lo operan hayan decidido poner rumbo a Valencia para atracar en puerto seguro.

“Tememos que esto sea un precedente. Es inaceptable que esta disputa se lleve a cabo tomando como rehenes a personas en peligro. Italia está actuando en contra de las leyes internacionales”, recalca en una conversación con eldiario.es Ruben Neugebauer, portavoz de la ONG Sea Watch.

Este lunes, mientras el Aquarius esperaba instrucciones, esta organización alemana se encontraba navegando en aguas del Mediterráneo cuando también se convirtió en blanco de los ataques del ultraderechista Salvini. “Asociación alemana, barco holandés, Malta que no se mueve y Francia les rechaza. Y a Europa que no le importa nada. Italia ha dejado de inclinarse y obedecer. Esta vez dice 'no”, dijo el ministro. Horas después, Interior sí autorizó el desembarco de un barco de la guardia costera, esta vez con bandera italiana, en el puerto siciliano de Catania con más de 900 personas rescatadas a bordo.

Las declaraciones de Salvini contra las organizaciones que operan en el mar son el último de un eslabón de una cadena de restricciones que comenzaron hace más de un año y medio después de que se desatara lo que las ONG que salvan vidas en el Mediterráneo consideran una campaña de criminalización de su labor humanitaria.

Las ONG se han enfrentado desde entonces a acusaciones de “favorecer la inmigración ilegal” que, antes de Salvini, vinieron desde la propia Agencia de fronteras de la UE, Frontex. También, a investigaciones judiciales en las que han resultado inmovilizados algunos de sus barcos, como el caso de la nave de una ONG alemana, que permanece atracada en Italia, o el Open Arms, de la española Proactiva Open Arms.

También han visto su trabajo obstaculizado por el incremento de los ataques de los guardacostas libios, que han ido ganando peso en las operaciones en los últimos meses. Varias organizaciones como Save the Children se vieron forzadas a retirarse el pasado verano por las trabas del país vecino.

“Estamos aquí como respuesta ante unas muertes que llevan produciéndose desde hace años y para las que la UE no daba respuestas”, han reiterado una y otra vez. La misma idea en la que, con un cierre de puertos sobre la mesa, siguen insistiendo una vez más. La que les impulsa a continuar.

“Las leyes están por encima de los gestos políticos”

A Onio Reina, presidente de la organización Proemaid, la emergencia del Aquarius le ha pillado reparando el Aita Mari, el barco con el que pretenden volver al Mediterráneo central este verano para salvar vidas. “Lo hemos vivido con incertidumbre y con mucha tensión, porque sabemos cómo es llevar a personas a bordo. Tenemos intención de comenzar nuestra misión en agosto y no sabemos si poner nuestra base en Malta o en Italia”, resume al teléfono.

Por el momento, en Proemaid siguen adelante con los preparativos y aseguran que no se amedrentan ante la decisión de Salvini. “Lo que tenemos claro es que, ante esta locura y mientras tengamos los medios, no podemos permitir que estas personas mueran ahogadas o por deshidratación después de días a la deriva. Son asesinatos, y el mar no debe ser un cementerio”, esgrime Reina.

“Si Italia se negase a abrirnos los puertos, nuestra presencia debe ser para defender los derechos humanos, las leyes están por encima de cualquier gesto político. Luego ya tendrán que arreglar los problemas cuando lleguen a tierra. Los gobiernos deben buscar una solución”, adelanta el bombero. “No sé en qué puerto tendremos que desembarcar, pero tiene que haber barco rescatando, porque lo que no podemos hacer es dejar a estas personas esperando a que algún alma las recoja”.

“Italia está jugando a un juego muy peligroso”

En la misma línea se expresa Óscar Camps, cuya organización regresará la próxima semana en la que será la primera misión de la embarcación Open Arms después de que el pasado marzo quedara incautada por las autoridades en un puerto italiano. “Italia está jugando a un juego muy peligroso. Que se esté gestionando un buque con vidas a bordo como un barco de mercancía es totalmente inhumano e inmoral, se hizo para corroborar un discurso y un programa electoral. Y es indicativo de la desidia y de la dejadez de los gobiernos europeos, en ese barco no solo viajan personas, están viajando nuestros derechos”, afirma el director de Proactiva Open Arms.

“Este discurso de Salvini es propio de portero de discoteca: tú entras, tú no. Incumple el derecho marítimo y los convenios internacionales, ¿en qué marco legal vamos a trabajar ahora? Es una campaña mediática para hacer creer que cumple con lo que ha prometido y es un acto irresponsable que supongo que pagara con una denuncia. Él lo vende como una victoria, pero media Italia está avergonzada”, sostiene Camps.

El director de la ONG catalana recuerda que a bordo de sus barcos de salvamento también han vivido situaciones similares en los que Italia ha tardado en asignarles un puerto para desembarcar. El pasado mayo, por ejemplo, uno de sus buques de rescate estuvo durante más de 24 horas con más de cien personas a bordo sin recibir indicaciones por parte de las autoridades de Roma, que coordinan los rescates en el Mediterráneo.

“Para nosotros no es nuevo, yo he tenido que ir a Italia mientras mi barco estaba en aguas internacionales para pedirle al jefe de gabinete de Interior que nos asignara un puerto. Ya lo hemos vivido, así que nos esperábamos cualquier cosa, porque Italia estaba poniendo demasiadas dificultades”, explica Camps.

Preguntado por la cuestión de si permanecerán en el mar pese a la posibilidad de que se repitan los últimos impedimentos del Gobierno italiano, el director de la ONG es firme. “En aguas internacionales, [los libios] nos han disparado, nos han secuestrado, nos han amenazado, nos han retenido el barco, nos han acusado de ser un grupo criminal. ¿Crees que nos vamos a detener porque Italia diga que cierra los puertos?”, pregunta.

“No hacemos nada ilegal, ¿por qué nos vamos a ir? Nadie nos puede impedir navegar en aguas internacionales y solo estamos para que la gente no muera. Y nadie quiere que mueran”, remarca. “Nos marcharemos solo si la gente deja de apoyarnos, porque esto es muy caro”, agrega.

Sea Watch, por su parte, descarta la viabilidad de que su trabajo cambie y tengan que verse empujados a desembarcar a partir de ahora en puertos como los españoles, muy alejados de la zona de búsqueda y rescate más mortífera del mundo, la ruta que une Libia e Italia. “Este viaje sería una carga innecesaria para las personas rescatadas, que a menudo ya están en mal estado y por eso las normas dicen que el tiempo en el mar tiene que ser el mínimo”, asevera Neugebauer. “Sería además bastante caro para una ONG como la nuestra y las operaciones serían difíciles de mantener. Esto debilitaría muchísimo el sistema de rescate en el Mediterráneo y pondría en peligro la vida de las personas”, prosigue.

Todas las organizaciones coinciden en una idea, la misma en la que llevan años insistiendo: la pelota está en los despachos de los Gobiernos europeos. “Es responsabilidad de los Estados europeos dar a una solución política a esta crisis”, opina el responsable de Sea Watch. “Las organizaciones entendemos que Italia ha recibido a un volumen de personas muy grande y Europa no está cumpliendo con sus compromisos de acoger. Si cada uno hiciéramos nuestros deberes, no estaríamos ahora mismo en esta situación, con Italia cerrando puertos”, sentencia Reina.