“En la frontera sur mantendremos nuestra independencia y si vemos atropellos, denunciaremos”

“Open Arms sumará equipos humanos y materiales con el objetivo de evitar al máximo la pérdida de vidas en el mar en la vieja ruta del sur de España”. Con este mensaje, la ONG catalana Proactiva Open Arms anunciaba este jueves su decisión de sumarse en las próximas semanas a los operativos de rescate de pateras en el Estrecho y el Mar de Alborán bajo la coordinación de Salvamento Marítimo.

“Vamos a ayudar si hace falta y es necesario”, insiste una y otra vez Óscar Camps, fundador y director de la organización de salvamento, durante una entrevista con eldiario.es. La forma concreta en la que se cristalizará esta colaboración, sin embargo, tendrá que esperar todavía algunos días. El Ministerio de Fomento, del que depende la institución pública de salvamento, ha asegurado que en las próximas semanas se concretará “la fórmula jurídica, así como el encaje operativo” que harán efectivo el acuerdo alcanzado con la ONG. 

De momento, la organización adelanta que continuará con su labor de denuncia también en nuestras costas, en las que navegarán, previsiblemente, a bordo de su buque insignia, Open Arms. “Mantendremos nuestro espíritu y nuestra independencia. ¿Que si denunciaremos si vemos algo? Pues claro, como cualquier ciudadano, y más una ONG que defiende los derechos humanos en el mar. Los atropellos los cometen todos los países de la frontera sur europea”, indica el director. 

Pero el anuncio también ha despertado algunas críticas en un momento en el que trabajadores de Salvamento Marítimo han denunciado la escasez de medios y personal de Sasemar, la empresa pública encargada del servicio de rescates. De fondo, también hay quien ha expresado el miedo de que se “sustituya” el servicio público que presta la entidad.

“Elogiando el trabajo de Open Arms, sustituir un servicio público por una ONG no es el camino correcto. Por ejemplo, no parecería sensato contratar a Médicos Sin Fronteras para sustituir el servicio de salud pública. Lo lógico es reforzar el servicio público”, sostuvo este jueves Sergio Pascual, portavoz de Unidos Podemos en la Comisión de Fomento del Congreso.

“Nosotros intentamos salvar vidas allá donde hace falta. Y, si mueren, hay que estar”, responde Camps. En lo que va de año, al menos 314 personas han perdido la vida en la ruta del Mediterráneo occidental, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Un total de 28.970 han logrado alcanzar las costas españolas tras arriesgar su vida en una inestable embarcación, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur). Algo menos de 20.000 lo han hecho en cada una de las otras dos rutas del Mediterráneo, hacia Grecia y a Italia. 

¿Por qué tomaron la decisión de sumarse a los operativos de rescate en la frontera española?

Siendo fieles a nuestros principios y al origen de la organización, cuando fuimos a Lesbos en 2015 es porque la presión migratoria estaba allí, por las llegadas de gente que huía desde Siria a través de Turquía y desembarcaban en las islas griegas, entonces nos pusimos en las manos de la autoridades griegas, pero no se supo porque no eramos conocidos. Después del acuerdo con Turquía de marzo de 2016 descendieron las llegadas por Grecia y vimos que el Mediterráneo central, que ya era peligroso, estaba cogiendo fuerza. Entonces Livio Lo Monaco nos cedió el Astral, nada apropiado para el salvamento, pero como no teníamos recursos, nos fuimos.

Desde entonces hemos estado luchando a brazo partido contra todo y contra todos. Se nos ha hecho la vida imposible, a una organización tan pequeña como nosotros. Nos han dificultado el trabajo con disparos, amenazas, el secuestro del barco, el cierre de puertos. Desde hace un mes, poco antes de desembarcar en Algeciras, ya estábamos viendo cómo estaba sufriendo la frontera sur española. Siendo una ONG española con un barco de bandera española, decidimos ofrecer nuestra ayuda a Salvamento Marítimo, que lo estaba pasando fatal, doblando turnos... 

Entonces, escribimos una carta por si podíamos ser útiles, ya que con salvar una vida nos dábamos por satisfechos. En Algeciras tuvimos ocasión de estar en la frontera sur y nos pusimos en contacto con el Ministerio de Fomento, que nos dijo que estaban valorando la oferta y que nos daban las gracias. Ellos son los conocedores de cuál es la situación real, nosotros solo lo sabemos por los medios, y tenían que valorarlo. Actualmente el 50% de las llegadas por el Mediterráneo son a España. Por eso, nos ofrecimos y ellos han aceptado la ayuda.

La ONG no es solo el barco Open Arms, es mucho más. Todavía mantenemos una base en Lesbos y tenemos el Astral, así que ponemos los recursos a disposición de Salvamento por si son necesarios. 

¿Cuándo esperan que comience esta colaboración?

Suponemos que en pocas semanas, lo que tardemos en poner por escrito las condiciones con Salvamento Marítimo, y ellos valorarán si nos necesitan, dónde y cómo y, nosotros valoraremos si con nuestros recursos podemos o no. Todo esto son intenciones. Somos una ONG española y Salvamento ha estado sufriendo. El número de llegadas lo dicen, el número de muertes también.

Administrativamente aún no se sabe cómo va a ser, ni qué recursos van a hacer falta, pero, resumiendo, hemos ampliado nuestro campo de acción, no solo en el Mediterráneo central y aquí, si hace falta y es necesario. Otra cosa es que los flujos se reduzcan y la situación vuelva a su sitio. Nosotros somos una ONG muy pequeña, funcionamos con donaciones privadas y hacemos lo que podemos con lo que tenemos.

También es verdad que, logísticamente, si nos cierran los puertos de Malta e Italia con un barco de 44 años, tenemos dificultades para ir y venir continuamente a España. Tal y como está operando la Unión Europea, que deja los barcos que rescatan con personas a bordo abandonados durante seis o siete días, ante este nuevo escenario tendríamos dificultades para aguantar, por ejemplo, en condiciones meteorológicas adversas. Debemos optimizar los recursos que tenemos. Si tuviéramos más dinero, tendríamos un barco grande como el Aquarius. Nos gustaría mucho poder seguir estando salvando vidas en el Mediterráneo central, aunque lo tenemos cada vez más difícil.

¿Habrá una contraprestación económica por este acuerdo?

Nosotros no tendremos ningún beneficio de este convenio, no tenemos nada del Gobierno. Nosotros vamos con un 90% de donaciones privadas y, en todo caso, Fomento se haría cargo del consumo de combustible que gastemos en recorrer las millas para auxiliar una patera. Es lógico también, porque estamos bajo la coordinación de un estamento oficial. Sería una cobertura de gastos, del gasoil, el resto lo ponemos nosotros y esto forma parte de nuestra independencia. 

De todas formas, en el convenio se recogerán los protocolos y estos aspectos. Se va a trabajar con Salvamento Marítimo en medios técnicos, de coordinación, cooperación... lo que ellos crean que pueden necesitar. 

El anuncio ha despertado algunas críticas en un momento en el que trabajadores de Salvamento Marítimo han denunciado algunas críticashan denunciado la escasez de medios y personal.

Nosotros intentamos salvar vidas allá donde hace falta. Y, si mueren, hay que estar. Si muere uno, es porque no es suficiente y si mueren 300, es porque no lo es. Si mueren 299, ya es un “éxito”. Si no, que le pregunten a Josefa, la única superviviente que trajimos a Palma, si valió la pena toda una misión cuando la encontramos flotando a la deriva.

Respecto las demandas económicas y sindicales, nosotros no vamos a solucionar esos problemas. Vamos a ayudar si hace falta y es necesario. Si vemos que no hace falta, volveremos adonde haga falta, si ha pasado el flujo y la situación está tranquila. Si no, tenemos un acuerdo, por si acaso, para poder colaborar.

Nadie se tendría que molestar por eso. Por ejemplo, cuando hay un fuego, ¿sobran bomberos? No. Cuando en el mar hay un flujo migratorio del que se desconoce su volumen, creo que tampoco. Hablamos de que en Grecia, cuando fuimos, llegaban 5.000 personas al día y no había nadie. La propuesta que nosotros hicimos al Gobierno era sincera y en el momento que más presión había. No lo veo algo negativo. 

Las hemos visto en el Mediterráneo central, pero es la primera vez que una ONG de salvamento fleta un barco en la frontera sur.

Bueno, existen convenios con otras ONG desde 1996, me refiero a embarcaciones que operaban con Cruz Roja. Sí es la primera vez que un gobierno acepta la ayuda de una ONG. Nosotros lo hicimos de forma sincera, había que ofrecerse y así lo hicimos. También nos ofrecimos a Grecia -y nos dijeron que no- y a Italia -que nos dijo que estaba cubierto- y fuimos igualmente.

Para nosotros esto también es un reconocimiento de un Gobierno, porque hasta ahora lo más bonito que hemos recibido de las autoridades es que nos digan que somos traficantes y mentirosos. Profesionalmente, para mí también es un honor volver a trabajar con Salvamento Marítimo, porque vengo de Cruz Roja en los años noventa, cuando se hacía cargo antes de Salvamento Marítimo. Pero es un honor poder tener un contacto con ellos porque son un cuerpo civil que es de lo mejor que hay, no solo en Europa, sino en medio mundo. 

Si se produce esta colaboración, ¿habrá más ojos también para denunciar lo que ocurre tan cerca de nuestras costas?

Nosotros mantendremos nuestro espíritu y nuestra independencia, por echar una mano no significa que vayamos a estar pegados a Salvamento Marítimo. 

Sin estar en la frontera sur, ya hemos denunciado lo que se ha sabido que ha ocurrido allí. Los atropellos a los derechos humanos y al derecho marítimo no solamente los comete Italia, sino todos los países de la frontera sur europea, también Grecia y España. Se hacen devoluciones en caliente y lo hemos denunciado en Grecia, en el Mediterráneo central, y aquí no va a ser menos.

¿Que si denunciaremos si vemos algo? Pues claro, como cualquier ciudadano, y más una ONG que defiende los derechos humanos en el mar. A nosotros no nos ha parado Salvini, no nos ha parado la Guardia Costera libia. Este convenio no nos va a reportar beneficio, sino más desgaste del barco y de la tripulación.

Operar en las costas españolas debe de ser muy diferente a estar en el Mediterráneo central, una zona de rescate de mucha mayor dimensión y en la que las ONG navegan durante días. ¿Tienen alguna idea de cómo van a trabajar en el Estrecho y en el Mar de Alborán?

El Mar de Alborán es grande. En la búsqueda de una patera desaparecida allí se tardan varios días, como en estos momentos, que hay desaparecida una embarcación. El Mediterráneo central requiere más pericia para todo, porque es un mar complicado, los rescates no son iguales. Te encuentras 150 o 400 personas a la vez y esto no nos lo vamos a encontrar con tanta frecuencia aquí porque las embarcaciones suelen ser más pequeñas, con menos gente.

Vamos a aprender mucho de Salvamento pero también vamos a aportar nuestra experiencia, porque hemos rescatado a muchas personas en condiciones muy difíciles y estamos preparados para ello. Nuestro remolcador es antiguo pero ha demostrado que tiene solvencia técnica. En 2016, estuvimos solos con 4.000 personas alrededor en 17 embarcaciones, nos quedamos sin agua en unas horas hasta que no llegaron los refuerzos.

En Italia, antes, éramos un barco más de la Guardia Costera, de su operativo. Íbamos siempre a rescatar bajo sus indicaciones hasta abril de este año, tras las elecciones, aquí empezó a desentenderse. Aquí estaremos también bajo la dirección de Salvamento, será una cosa parecida. Pero aún hay que concretar qué quieren y cómo lo quieren, ellos tienen que dirigirlo y nosotros tenemos que explicarles dentro de su operativo dónde encajamos y, si se necesita, encontraremos el lugar. Mientras sirvamos para ayudar a salvar una vida, ya nos vale.

¿Qué sería lo mejor, en su opinión: acudir cuando les avisen, permanecer navegando...? El Open Arms es un barco grande, que no tiene el tamaño de las embarcaciones de Salvamento Marítimo, más pequeñas.

Seremos un barco mas de un operativo. Evidentemente, sabemos trabajar a la manera de la Guardia Costera italiana, pero si hay que salir desde un puerto se saldrá, si hay que flotar en Alborán, lo haremos. La cuestión es colaborar en el operativo. Por las condiciones del barco, seríamos mas prácticos en Alborán o en Canarias -si hay cayucos-, que en la zona del Estrecho.

El Open Arms es un remolcador de altura, no es una Salvamar [las naves de Salvamento], que puede salir de puerto y volver en unas horas. Pero el Open Arms dispone de dos embarcaciones rápidas de ocho metros cada una con nadadores, que es un elemento importante. Son lanchas rápidas que pueden actuar a 30 millas y el Open Arms es un barco medicalizado, con médicos y enfermeros. 

Lo mencionaba antes, cada vez lo tienen más difícil para salvar vidas en la ruta entre Libia e Italia ¿es un adiós temporal al Mediterráneo central?

Lo he leído en alguna parte, pero no es así: nosotros no abandonamos el Mediterráneo central, ampliamos nuestro campo de acción. Es decir, si antes acabábamos en Alborán, ahora podemos estar allí. Tenemos pocos recursos, trabajamos con un barco cedido y otro prestado. Ojalá tuviéramos dinero para mantener otro barco, como en 2017, en el que llegamos a trabajar con tres.

Además, el velero Astral estará en el Mediterráneo central, donde haga falta, en misión de observación. No es un barco de rescate, sino de sensibilización, aunque obviamente si hay un naufragio cualquier barco se tiene que poner a trabajar. Pero la función del Astral es la denuncia, llevando a periodistas políticos y observadores que puedan dar fe de lo que ocurre allí.

Nosotros nos hemos ofrecido para colaborar aquí y si encaja, estupendo. Si hace falta, pasado mañana nos llamarán e iremos, ahora mismo tenemos que entender que la frontera sur tiene el 50% de las llegadas de todo el Mediterráneo. Y las salidas se han reducido considerablemente desde Libia. Mientras Italia pague a Libia para que no salgan, no saldrán.

Lo ha reiterado, aquí solo trabajarán si “hace falta”. Si no, ¿volverán al Mediterráneo central?

Así es.