El mundo es hoy un lugar menos pacífico que hace un año. Ésa es la principal conclusión que se desprende del último informe elaborado por el Institute for Economics and Peace, una organización sin ánimo de lucro dedicada a la investigación para la paz, que ha sido presentado recientemente en Londres. Según el Índice de Paz Global (GPI, por sus siglas en inglés), los niveles de paz mundial descendieron el pasado año en un 5%, lo que supone una cantidad aproximada de 473 millones de dólares, cuatro veces la Ayuda Oficial al Desarrollo.
Las claves de este retroceso hay que buscarlas principalmente en el aumento del gasto militar y el incremento en el número de homicidios. El primero, ha superado el 7% del PIB nacional en países como Irán, Irak, Omán, Zimbabwe, Afganistán, Costa de Marfil y República Democrática del Congo; los segundos, han aumentado un 8% (524.000 homicidios contabilizados en 2012), destacando el incremento de la tasa de este tipo de delitos en América Latina (especialmente Honduras) y el África Subsahariana.
Pero son pocos los países que salen bien parados del estudio. 110 de los 162 analizados han visto reducida su puntuación, entre ellos España, que baja cinco posiciones respecto al año anterior como consecuencia del impacto en las condiciones de paz que ha supuesto la crisis económica y la política de recortes emprendida por el gobierno popular.
Pese a que Europa sigue siendo la región más pacífica del mundo si atendemos a los 22 indicadores en los que se basa el informe, en España, Grecia y Portugal, la actual situación económica supone el principal desafío para la paz. Es más, según los autores del estudio, “los datos muestran que en los países en recesión la paz disminuye a un ritmo más veloz que en el resto del mundo”.
El informe hace mención expresa al caso español, del que se resaltan algunas de las medidas de austeridad introducidas por el gobierno de Rajoy como “el sistema de copago para las prescripciones farmacéuticas y médicas, que obliga a los pacientes a pagar entre el 10 y el 60% del coste” y la “simultánea reducción de las prestaciones por desempleo y el aumento de los impuestos directos e indirectos, que ha aumentado dramáticamente la carga que soportan los hogares españoles”. Frente a Islandia, el país que ocupa el primer puesto del ranking mundial, España se encuentra en el 27, por debajo de Hungría, Uruguay, Polonia y Taiwan.
A Islandia le siguen en el top 10 de los países más pacíficos del mundo según el IEP, Dinamarca, Nueva Zelanda, Austria, Suiza, Japón, Finlandia, Canadá, Suecia y Bélgica. En la parte baja de la tabla se sitúan Afganistán, que regresa al último puesto (ocupado el año anterior por Somalia, ahora penúltima), Siria (que experimenta la mayor caída en los siete años de historia de este índice), Irak, Sudán, Pakistán, República Democrática del Congo, Rusia, Corea del Norte y República Centroafricana. Por su parte, Estados Unidos sigue ocupando una peor posición en comparación con sus pares de la OCDE, situándose en el lugar 99 de la tabla.
Para el director de este centro de investigación, Steve Killelea, “los resultados de este año apoyan la tendencia predominante de los últimos seis años: un cambio permanente de las naciones hacia la toma de armas contra sí mismas y hacia conflictos internos más organizados”. Según Killelea, la paz es una cuestión que se debe trabajar con la mente puesta en el largo plazo y gradualmente “mediante el fortalecimiento de las actitudes, instituciones y estructuras que soportan las sociedades pacíficas” y que desde el IEP denominan “los ocho pilares de la paz”: buen gobierno, distribución equitativa de los recursos, aceptación de los derechos de los demás, entorno empresarial sólido, buenas relaciones con los países vecinos, libre circulación de la información, altos niveles de capital humano y bajos niveles de corrupción.
Además, el Índice de Paz Global también incluye cálculos sobre los costes de contención de la violencia global. En la actualidad, éstos suponen prácticamente el doble del valor de la producción agraria mundial, unas cinco veces la producción de la industria del turismo y alrededor de 13 veces el producto de la industria aerocomercial en el mundo.
Gráfico: Belén Picazo