Eran de nacionalidad china. Mientras avanza el proceso de identificación, se van conociendo poco a poco más detalles de las 39 personas encontradas sin vida en un camión frigorífico al este de Reino Unido. Este jueves, la Policía ha confirmado que procedían del gigante asiático. La tragedia ha conmocionado a Gran Bretaña, pero también a China, donde, según informa la BBC, la principal reacción ha sido de “shock”. En total, han fallecido ocho mujeres y 31 hombres.
En las últimas horas, las miradas se han remontado a hace 19 años, cuando una tragedia de proporciones similares sacudió al país británico. En junio del 2000, se encontraron los cadáveres de 58 migrantes chinos en el contenedor de un camión que cargaba cajas de tomate en la ciudad costera de Dover. Murieron asfixiados, atrapados en un contenedor sellado en uno de los días más calurosos de aquel verano. Solo dos personas sobrevivieron.
Según informaron entonces los medios británicos, los fallecidos pagaron 20.000 libras cada uno a una banda criminal para intentar llegar a Reino Unido. Viajaron con los pasaportes en regla hasta Belgrado y después fueron transportados en diferentes vehículos hasta llegar a Reino Unido, esta vez con pasaportes falsos. El conductor, de nacionalidad holandesa, fue condenado a 14 años de prisión aunque más tarde fueron detenidos otros ocho implicados pertenecientes a un grupo organizado chino, tras un juicio que discurrió paralelamente en Reino Unido y Holanda.
Salieron desde el norte de Bélgica
De momento, se desconocen más detalles sobre lo ocurrido esta semana en Essex, como el viaje que protagonizaron las víctimas, el motivo de su fallecimiento o las historias que explican por qué acabaron dentro de un camión. El conductor, un varón de 25 años procedente de Irlanda del Norte, permanece detenido como sospechoso de asesinato y está siendo interrogado.
De acuerdo con las primeras investigaciones, el tráiler con el contenedor [la parte trasera, donde fueron localizados los cuerpos] llegó de madrugada el miércoles a la localidad de Purfleet (Essex) en un ferri procedente de la localidad de Zeebrugge (Bélgica). Se trata del mismo puerto desde el que cruzaron las víctimas de la tragedia migratoria del 2000, la mayor de la historia de Reino Unido. La cabina del camión, la parte delantera, viajó por separado desde Irlanda del Norte y, una vez en Purfleet, recogió el tráiler con el contenedor frigorífico sobre las 00:30. Los cuerpos sin vida fueron localizados cerca de la 1:40 horas en un polígono industrial. Este jueves, los investigadores belgas aseguraron que las víctimas ya estaban atrapadas dentro del contenedor cuando llegaron a la costa belga.
El de Zeebrugge ha sido uno de los principales puertos dentro de la UE para el contrabando de personas, de acuerdo con datos de la Europol recogidos en un informe del Ministerio del Interior de Reino Unido presentado a la Cámara de los Comunes en 2016. “Cuando las autoridades francesas comenzaron a desmantelar los campos de Calais [al norte de Francia], las autoridades belgas restablecieron los controles en su frontera con Francia en previsión de que los desalojados de Calais exploraran el puerto de Zeebrugge como alternativa”, asegura el informe.
El aumento de los controles fronterizos en el norte de Francia ha llevado a que cada vez haya más migrantes que tratan de llegar a Reino Unido desde el norte de Bélgica, según recogen los medios británicos, y el puerto de Zeebrugge ha sido destacado como un punto clave de embarque. En 2016, la Agencia Nacional contra el Crimen (NCA) -que se encuentra investigando el caso de Essex- reconoció que la intensificación de los controles portuarios en Calais y Coquelles en Francia significaba que la actividad de grupos de tráfico se desplazó a otros lugares del continente y que, en Reino Unido, se recurre a puertos británicos menos concurridos como el de Purfleet.
En 2018 se frenaron más de 35.000 intentos de cruzar de el Canal de la Mancha, tal y como recoge The Guardian. Mientras, se ha incrementado el número de migrantes que utiliza vías más peligrosas como son los camiones y botes de pequeñas dimensiones para cruzar el Canal, según la Agencia Nacional contra el Crimen (NCA). En 2014, un migrante afgano fue hallado muerto en Tilbury Docks, también en Essex, cerca del lugar donde fueron localizados los cuerpos este miércoles. Estaba en un contenedor con 34 personas afganas que sobrevivieron.
Nando Sigona, profesor de estudios de migración en la Universidad de Birmingham, ha recordado a The Associated Press que los controles de migración más estrictos “nacidos del sentimiento populista antiinmigrante en toda Europa están cerrando rutas menos peligrosas hacia Occidente y alentando a los contrabandistas a tomar más riesgos y probar nuevas rutas”.
Sin embargo, el experto, que ha estudiado la inmigración china a Reino Unido, explica que “la creciente clase media china” tiene más acceso a vías para llegar a Occidente de forma regular, por ejemplo, con visas de estudiante o de turista. No ocurre lo mismo, sin embargo, con quienes tienen menos recursos, explica Sigona. En la misma línea, se ha expresado Celia Hatton, editora regional de BBC en Asia Pacífico. “Los pobres en China tienen menos oportunidades de emigrar al extranjero [que la clase alta y media]. El Gobierno chino controla quién puede obtener un pasaporte y quién puede optar para un permiso de salida”, afirma en este análisis.
Entre las nacionalidades que intentaron cruzar con más frecuencia a Reino Unido de forma irregular por las rutas a través del Canal de la Mancha en 2018 no está la china. Los migrantes son principalmente eritreos, seguidos de los iraníes, iraquíes, albaneses, afganos, sudaneses, vietnamitas, pakistaníes, sirios y etíopes, según las estadísticas de la NCA. Sin embargo, los migrantes chinos son la tercera nacionalidad más frecuente en tratar de entrar en avión sin estar “adecuadamente documentados”.
China también es uno de los principales países de origen de las víctimas de trata detectadas en Reino Unido. De acuerdo con el último informe estatal anual sobre “esclavitud moderna”, que incluye la explotación laboral y sexual o el trabajo forzado en el servicio doméstico en 2018, China solo es superada por Reino Unido, Albania y Vietnam como país de origen de las potenciales víctimas remitidas a las autoridades británicas.
“China es una fuente importante de hombres, mujeres y niños que son atraídos a Reino Unido y a otros destinos europeos bajo la promesa de un trabajo legítimo, solo para ser sometidos a trabajo forzoso o trabajo sexual a su llegada”, ha afirmado Sulaiha Ali, del despacho de abogados Duncan Lewis Solicitors. “Se trata de personas con verdaderas necesidades de protección y hay que reconocer que se ven obligadas a tomar estas decisiones desesperadas”, indica a The Guardian.
Un horror con otros precedentes
Tras las muertes de Essex, muchos se han acordado de los migrantes fallecidos en Dover en 2000, pero los últimos años se han registrado varias tragedias similares. La mayor, en 2015, cuando 71 refugiados fueron hallados en un camión frigorífico abandonado en el este de Austria. 59 hombres, ocho a mujeres y cuatro niños, de nacionalidad siria, afgana e iraquí, habían fallecido asfixiados en Hungría, antes de alcanzar el país alpino. En el marco de dicha investigación, la Policía austriaca encontró otro vehículo similar en el este de Austria, en el que había 81 personas a punto de morir asfixiadas.
Más allá de las fronteras europeas, en 2017 fueron hallados muertos 10 migrantes en San Antonio (Texas, Estados Unidos), en un convoy abandonado donde había encerradas 28 personas. También en 2018 se encontraron ocho personas muertas, de las cuales seis eran niños fallecidos por la inhalación de gases, y 90 en estado crítico en un camión frigorífico en Libia, punto de salida para cruzar a las costas europeas a través del Mediterráneo.
La OIM estima que, solo en 2019, 2.544 migrantes han muerto durante la ruta en todo el mundo. Según el recuento de la organización, 55 han fallecido dentro de las fronteras de Europa, aunque casi la mitad, 1.078, han perdido la vida en las aguas del Mediterráneo, en un intento por alcanzar el continente europeo.
Entidades especializadas como Acnur o la OIM han insistido en reiteradas ocasiones sobre la necesidad de facilitar rutas seguras para acceder a Europa. Si no se proporcionan alternativas legales a quienes buscan asilo, muchos migrantes terminan por recurrir a ponerse en manos de traficantes. Estas organizaciones inciden en la necesidad de que las leyes estatales e internacionales no criminalicen a los migrantes, sino que persigan más activamente a quienes comercian con sus vidas.