La cooperación española debate el Plan Director que marcará su labor hasta 2021

El proceso de elaboración del quinto Plan Director, la hoja de ruta que regirá durante los próximos cuatro años las políticas de cooperación españolas, ha entrado en su etapa final. Este jueves se reúne el Consejo de Cooperación, un órgano formado por el Gobierno y representantes del sector, para iniciar la fase final de debate del texto antes de que sea aprobado por el Consejo de Ministros.

Por el momento, el borrador, que llegó a manos de los componentes del Consejo en diciembre, ha recibido las primeras críticas de ONG y expertos que llevan cerca de un año trabajando en el documento. Consideran que presenta “carencias básicas” como la falta de previsión de cuánto presupuesto se destinará o de prioridades “claramente definidas”.

El texto viene marcado por el nuevo escenario en el que se elabora, con cambios relevantes en el mundo de la cooperación Si el anterior plan (2013- 2016) se aprobó en un momento de recortes presupuestarios bajo el discurso de la “eficacia de la ayuda”, la nueva hoja de ruta es un intento de adaptar los programas de cooperación españoles a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), impulsados por la Asamblea General de Naciones Unidas en 2015.

“El espíritu de la Agenda 2030 nos aconseja superar ideas rígidas de priorización geográfica o temática, o al menos a intentar combinarlas con un horizonte de implicación global”, reconoce el documento. Así, el quinto plan incorpora como metas propias hasta 16 ODS: poner fin a la pobreza y al hambre, proteger el planeta y fomentar “un desarrollo económico inclusivo” y sociedades “pacíficas y justas”.

“Todos los programas se concebirán desde una perspectiva integral”, asegura el texto, que perfila, para ello, un total 49 líneas de acción. Este medio se ha puesto en contacto con el Ministerio de Asuntos Exteriores para conocer su visión, pero no ha obtenido respuesta.

“Es una apuesta muy fuerte, pero está desatinada”

A pesar de que la voluntad del Gobierno de alinearse con los ODS y otras agendas mundiales ha sido valorada como un “avance”, existen algunas dudas de cómo va aplicarse esta estrategia. “Este documento sí tiene un carácter estratégico. Incorpora la Agenda 2030 en toda su complejidad, que no es tan obvio como puede parecer porque en las instituciones el salto no es automático”, sostiene Iliana Olivié, experta del Consejo, en una entrevista con eldiario.es.

“No obstante, no consigue rematar. No termina de plasmarse bien la vinculación de la cooperación con la nueva agenda. No se termina de justificar por qué estas prioridades. Al final, lo que queda es un buen punto de partida, pero no hay mucha claridad en cuál es el punto de llegada”, prosigue la investigadora principal del Real Instituto Elcano.

La Coordinadora española de ONG de Desarrollo, que agrupa a más de 400 organizaciones, también considera que esta es una de las principales “carencias” de la propuesta. “Es interesante y novedosa. Con esta lógica, la cooperación se quiere poner al frente como nunca lo ha hecho hasta ahora”, comenta a Marco Gordillo, vocal de incidencia política de la Coordinadora de ONGD. “Es una apuesta muy fuerte, pero está desatinada. Se puede trabajar en el marco de los ODS, pero poniendo en valor lo que, desde la cooperación españa, sabemos hacer mejor. Si tenemos pocos recursos, vamos a concentrarlos”, esgrime.

“Sin presupuesto, el plan será papel mojado”

En este sentido, el debate vuelve a estar marcado por la preocupación por la cantidad de fondos destinados a ayuda al desarrollo y la “precariedad” que atraviesa el tercer sector. Desde el plan anterior, la cooperación española se ha visto gravemente afectada por los recortes presupuestarios, con una caída del 75% de los recursos desde 2008.

En las 60 páginas del documento no se hace una previsión de los fondos que se van a destinar en los próximos cuatro años, tal y como recomendó el propio Consejo el pasado junio. “La definición de objetivos exige realismo en relación con las capacidades y la realidad actual”, menciona sin dar más detalles. “Me parece muy difícil programar un documento así si uno no tiene idea de cuál es la escala [económica] de las políticas que va a ejecutar”, asegura Olivié.

El anterior Plan Director, sin embargo, sí establecía “un valor estimativo de 2.300 millones de euros” de ayuda anual. “Nunca lo cumplieron, pero al menos había una previsión. Aquí no hay ningún compromiso. Tenemos un plan que no prioriza y no pone recursos. Esto no es un plan, es otra cosa. Si no hay presupuesto, es papel mojado”, reitera el responsable de la Coordinadora. Esta reclama que, para 2020, se destine a cooperación el 0,4% de la Renta Nacional Bruta.

Otras preocupaciones

Las ONG también opinan que el texto no contempla las reformas institucionales “necesarias” para evitar duplicidades y apuntan a la “falta de ambición” a la hora de incorporar los ODS a las políticas internas en España. “Es un paso importantísimo y está planteado de forma muy liviana”, asegura Gordillo.

Otra novedad es que el número de países prioritarios pasa de 23 a 21 y añade otros 14 a sus países socios, a los que denomina de “cooperación avanzada”, Estados de renta media como México. Las ONG consideran que “no se apoya lo suficiente” a la sociedad civil de estos países, en un contexto mundial de persecución creciente de los defensores de derechos.

Por último, Gordillo señala “dos caballos de Troya” que, a su juicio, aparecen en este borrador. Por un lado, el peso que vuelve a tener el sector privado al tomar como referencia la “Estrategia de Acción Exterior” para promocionar la “Marca España” en el exterior. Por otro, critica “la falta de un enfoque adecuado” a la hora de abordar la migración. “Aparece siempre vinculado a seguridad, a control de fronteras. Debe hacerse desde un enfoque de derechos”, recuerda Gordillo, quien pide más margen para incluir las aportaciones del sector. “Si necesitamos dos meses, no perdemos nada. Sin un poco de voluntad política, esto no sirve”, concluye.