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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

El primer ministro de Etiopía, premio Nobel de la Paz 2019 por el acuerdo que puso fin al conflicto con Eritrea

Abiy Ahmed, primer ministro de Etiopía, ha sido galardonado con el Premio Nobel de la Paz 2019. Ahmed era uno de los favoritos en las quinielas para el galardón en los últimos días junto a la activista sueca Greta Thunberg. El dirigente etíope fue el artífice de un acuerdo de “paz y amistad” que puso fin a una disputa que se remontaba al conflicto armado que enfrentó al país con Eritrea entre 1998 y 2000, un logro que el Comité Noruego ha distinguido este viernes con el Nobel.

El comité ha destacado “sus esfuerzos por lograr la paz y la cooperación internacional, y en particular su iniciativa decisiva para resolver el conflicto fronterizo con la vecina Eritrea”. Ahmed, recalcan, “elaboró rápidamente los principios de un acuerdo de paz para poner fin al largo estancamiento 'sin paz, sin guerra' entre Etiopía y Eritrea”.

La firma del acuerdo que le ha valido el Nobel se escenificó en una ceremonia en Yeda (Arabia Saudí) en septiembre de 2018, dos meses después de dar paso al deshielo de las relaciones diplomáticas entre ambos países. En él, Ahmed y el presidente eritreo, Isaias Afwerki, ratificaron la decisión de poner fin al “estado de guerra” que ha continuado imperando entre estas naciones vecinas después del final del conflicto, en 2000. Pese al final del conflicto armado, las fronteras habían permanecido cerradas hasta que volvieron a abrirse por primera vez en 20 años.

El líder etíope se hace así con uno de los premios más prestigiosos a nivel mundial, que en 2018 recayó sobre el ginecólogo congoleño Denis Mukwege y Nadia Murad, activista yazidí iraquí y superviviente de violencia sexual “por su contribución decisiva” a la lucha contra el uso de la violencia contra las mujeres como arma en los conflictos armados. 

La oficina del primer ministro ha reaccionado con rapidez a la noticia, lanzando un comunicado donde celebran que este reconocimiento “es una victoria colectiva para los etíopes. Y una llamada para fortalecer nuestra determinación de hacer de Etiopía una nuevo horizonte de esperanza, una próspera nación para todos”. 

Otro de los motivos que han llevado al Comité Noruego a distinguir a Ahmed son las reformas puestas en marcha en el país. “El galardonado ha iniciado importantes reformas que dan a muchos ciudadanos la esperanza de una vida mejor y un futuro más brillante. Como primer ministro, Abiy Ahmed ha tratado de promover la reconciliación, la solidaridad y la justicia social”, ha dicho la institución. 

Tras su investidura en abril de 2018 como primer ministro, Ahmed levantó el estado de emergencia que su antecesor, Hailemariam Desalegn, impuso el día después de dimitir en febrero, permitió la vuelta de los disidentes, ordenó la liberación de miles de presos y desbloqueó cientos de páginas webs y cadenas de televisión.

El líder etíope ha vuelto a forjar lazos con la oposición en un país donde la mayor parte de los escaños están ocupados por la coalición gobernante, el Frente Democrático Revolucionario Etíope (EPRDF), pese a que ganó la elecciones en 2015 bajo acusaciones de fraude. Ahmed se ha reunido con varios líderes opositores, y el mayor grupo armado en el exilio, Ginbot 7, anunció su disolución en mayo de este año después de que se regularizara su situación en el país.

Sin embargo, uno de los frentes abiertos que sigue teniendo Abiy Ahmed en Etiopía es el conflicto en la zona sur del país con las minorías étnicas que reclaman la creación de una región independiente. En 2018, casi un millón de personas tuvieron que abandonar sus hogares en medio de la violencia y la pobreza sigue siendo uno de los principales problemas del país. La etnia oromo, a la que pertenece el propio Ahmed y un tercio de los habitantes del país, acarrea a nivel histórico una marginación de la vida política y social. 

Alrededor de 2,3 millones ciudadanos etíopes se encuentran desplazados dentro del país, según la ONG Consejo Noruego para los Refugiados, que ha sido una de las primeras en reaccionar al Nobel. “El premiado debe seguir siendo valiente y trabajar para resolver las tensiones étnicas por medios pacíficos y poner fin a la miseria y el sufrimiento de millones de personas desplazadas”, sentencia Jan Egeland, secretario de la organización humanitaria.