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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Lampedusa: la vergüenza no empezó ayer

La tragedia volvió a situar a Lampedusa en el foco del mundo. Las imágenes de los cientos de cuerpos recuperados han conmocionado a una sociedad que escucha con frecuencia pequeños retazos del drama que vive la isla siciliana cada año: 8.000 cuerpos sin vida han llegado a esta costa desde 1990. Los desaparecidos entre las aguas son incontables. La Comisión Europea o el propio Gobierno de Italia hablan una vez más de la “profunda tristeza” que acarrea una situación que se repite cada año, aunque a menor escala y casi en silencio.

La Guardia Costera por el momento ha recuperado al menos 110 cuerpos sin vida -ayer se hablaba de 127, pero esta mañana se ha reducido la cifra tras un nuevo recuento- aunque cerca de 250 personas continúan desaparecidas. Se estima que un centenar de cadáveres pueden permanecer debajo del casco de la barcaza hundida sobre la que, ante la desesperación de alcanzar territorio europeo, los tripulantes decidieron quemar una manta que en unos segundos arrasó con todo. Era su forma de dar el aviso de su ubicación, desde donde podían vislumbrar la costa siciliana.

Cada día la Isla de Lampedusa recibe cientos de inmigrantes procedentes de Asia y África. En el primer semestre del año 24.000 inmigrantes han llegado a las costas sicilianas y calabresas, mientras que en el Estrecho de Gibraltar se habla de 2.500 durante le mismo periodo de tiempo. Desde 1990, 8.000 cadáveres han llegado a la isla siciliana. El drama de la isla italiana no es nuevo.

Tan solo unos días antes del trágico naúfragio, 13 hombres de origen eritreo fallecieron al intentar alcanzar la playa de Sampieri, en el municipio italiano de Scicli, en el sureste de la isla mediterránea de Sicilia, después de haber sido obligados por los traficantes a saltar de la barcaza en la que viajaban a pesar de que no sabían nadar y había un fuerte oleaje. El grupo de 200 inmigrantes se lanzaron a pocos metros de playa del Pisciotto. Los inmigrantes trataron de alcanzar tierra a nado, al menos 13 de ellos no lo consiguieron y murieron en el mar.

Durante el pasado agosto, seis personas fallecieron al intentar llegar a nado a la costa de Sicilia tras haber encallado el pesquero en el que viajaban junto a un centenar de inmigrantes procedentes de Siria y Egipto.Cifras menores, pero el mismo drama.

En 2011, con el estallido de las revueltas en los países árabes, cerca de 50.000 inmigrantes llegaron a la isla, muchos de ellos refugiados de las guerras de Etiopía y Somalia, Túnez y Libia. Durante aquel año, 2.700 personas se quedaron en el mar.

Una vez más, recordamos gracias a las cifras. La comunidad internacional observaba atónita la muerte de 63 personas en una barzada procedente de Libia donde viajaban 72 refugiados. Huían de la guerra. Los supervivientes y determinados documentos extienden la sospecha de que fueron interceptados por buques de la OTAN que se encontraban por la zona. Navegaban en alta mar hasta quedarse sin combustible, pero no fueron rescatados.

El Gobierno italiano ha vuelto a clamar una solución a la Unión Europea. La alcaldesa de Lampedusa ha ido más allá, rogando casi entre lágrimas que haya una respuesta internacional para evitar que estas tragedias, grandes o pequeñas, sean constantes. “No pueden seguir viniendo en estas condiciones. Si sigue así sería mejor que fuéramos a por ellos”, agregó hoy la alcaldesa, que denuncia desde hace meses la “dejadez” de las instituciones europeas ante estos dramas.

Desde su elección en mayo de 2012, la alcaldesa ha conducido siempre su batalla para que todo el mundo conociese el drama que se vive en Lampedusa y el pasado febrero escribió una carta a la Unión Europea en la que pedía ayuda bajo el título: “¿Cuán grande tiene que ser el cementerio de mi isla?”.