Reino Unido deniega el visado a la hija de una profesora keniana de la Universidad de Bristol: “Fue decisión de tu madre marcharse”
La doctora Doseline Kiguru, experta keniana en literatura mundial, se sintió muy afortunada cuando consiguió un puesto permanente en la Universidad de Bristol. Sin embargo, su estado de ánimo cambió hace dos semanas cuando supo que el Ministerio del Interior del Reino Unido había rechazado la solicitud de visado que hubiera permitido que su hija de seis años, que todavía vive en Kenia, se reuniera con ella.
Los compañeros de la académica han criticado la decisión con contundencia y la han calificado de “acto de crueldad inimaginable”. Lo cierto es que esta decisión aviva el temor de que el Gobierno esté bloqueando de forma desproporcionada la llegada al Reino Unido de académicos del sur global, a pesar de la promesa del primer ministro, Rishi Sunak, de convertir al país en una “superpotencia científica y académica” mundial. La situación recuerda a dos casos similares ocurridos en 2019, en los que el Ministerio del Interior se vio obligado a rectificar una decisión de denegar la entrada a los hijos de dos investigadoras de la Universidad de Oxford, tras recibir duras críticas de académicos de todo el mundo.
Los académicos afirman que no se trata de un caso aislado, ya que las autoridades rechazan con frecuencia los visados de los hijos de los investigadores, pero los padres optan por no denunciar la situación por miedo a represalias dado que su permanencia en el Reino Unido también depende de un visado de trabajo. Kiguru ha señalado que estaba “desolada” por la “horrible” decisión de prohibir a su hija mudarse al Reino Unido y que no puede soportar “pensar en lo sola y aislada que se siente” en Kenia. Kiguru cuenta que su hija le pregunta por teléfono todos los días cuándo irá a recogerla: “Por supuesto, una niña no entiende estas complejidades [del visado]. Cree que la he abandonado”.
“Dan a entender que eligió abandonar a su hija”
La académica llegó a Bristol en 2021 como investigadora asociada en un proyecto sobre el activismo literario en África, financiado por la UE con un presupuesto de un millón y medio de euros. Su trabajo de campo requería que pasara mucho tiempo en Kenia, por lo que en ese momento la familia decidió que no era necesario desarraigar a la niña. Sin embargo, cuando la Universidad de Bristol le ofreció un puesto permanente de profesora, decidió establecerse en la ciudad con su hija. Su marido, también académico, no puede cuidar de su hija porque viaja continuamente para investigar, y también le gustaría establecerse en el Reino Unido.
En julio, Kiguru regresó a Kenia para solicitar el visado de su hija. No esperaba tener ningún problema: ya la había matriculado en una escuela primaria de Bristol a partir de septiembre y le había comprado el uniforme. El proceso de obtención del visado debía durar 15 días laborables, pero no fue hasta que la Universidad de Bristol intervino a principios de noviembre cuando supo que la solicitud de su hija había sido rechazada a principios de octubre. Ahora solo le queda una semana para presentar un recurso.
La denegación del Ministerio del Interior del Reino Unido alega que no aprecia “ningún motivo basado en la compasión” para permitir que la niña se reúna con su madre. La carta, dirigida a la niña de seis años, añade: “Fue una decisión personal de tu madre marcharse al Reino Unido”. Una colega que apoya el recurso de Kiguru, y que pide el anonimato por temor a represalias del Ministerio del Interior con su propio visado, afirma: “Dan a entender que Doseline eligió abandonar a su hija. La hostilidad de ese razonamiento, que solo puede proceder de un lugar racista y misógino, me deja sin aliento”.
Motivos “arbitrarios y subjetivos”
Madhu Krishnan, catedrática de Literaturas Africana, Mundial y Comparada en la Universidad de Bristol, asegura: “La decisión de separar a una niña pequeña de su madre por motivos tan espurios es un acto de crueldad impensable, con el que tristemente nos hemos familiarizado en los últimos años”. Describe a Kiguru como una “destacada académica a nivel mundial” y dijo que su pérdida se sentiría “ profundamente” si esto la expulsaba del Reino Unido.
Según un informe reciente de la Royal Society, la sociedad científica más antigua del Reino Unido, los visados académicos se deniegan a menudo por motivos “arbitrarios y subjetivos”. De acuerdo con el informe, los ciudadanos africanos que solicitan un visado de visitante –que los científicos necesitan para asistir a conferencias de investigación en el Reino Unido– tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades de ser rechazados que los solicitantes de Asia oriental.
El documento describía una conferencia de investigación centrada en recabar ideas del sur global, pero que acabó sin asistentes de esa parte del mundo. La sociedad ha denunciado el aumento “desproporcionado” de las tasas de visado, previsto a partir del año que viene, por considerarlo un “impuesto punitivo sobre el talento”, ya que los investigadores de alto nivel que vienen al Reino Unido se enfrentan a costes hasta 10 veces superiores a los de otros países que están en la vanguardia científica.
Adrian Smith, presidente de la sociedad científica, ha declarado que “si el Reino Unido quiere ser realmente un líder mundial en el competitivo entorno global de la investigación, necesitamos medidas urgentes para eliminar estas barreras”.
Contactado por The Guardian, un portavoz del Ministerio del Interior ha indicado que no hacen comentarios sobre casos individuales, pero ha añadido que “todas las solicitudes de visado se estudian en función de sus méritos individuales de acuerdo con las normas de inmigración”.
Traducido por Emma Reverter.
11