La respuesta humanitaria en Nepal: ¿estaríamos nosotros preparados?

Javier Arcos

Coordinador de Médicos del Mundo en Nepal —

Dos terremotos golpearon Nepal el 25 de Abril y el 12 de Mayo provocando más de 8.600 muertes y de 18.500 heridos. Con unas magnitudes de 7.8 y 7.3 respectivamente en la escala de Richter,  han afectado a 35 de los 75 distritos del país, siendo el impacto en 14 de ellos especialmente devastador, dejando a más 2.8 millones de personas desplazadas de sus hogares.

Ahora que ha pasado un mes del terremoto, me ha sorprendido leer en la prensa y en redes sociales ciertas críticas a la capacidad de respuesta del Gobierno de Nepal frente a esta emergencia. Me pregunto —en la época de mayor velocidad de la información— si hemos sido capaces de entender la complejidad de una respuesta como la que se está llevado a cabo en Nepal, y si hemos sido capaces de profundizar en nuestras conclusiones, en lugar de quedarnos únicamente con los datos del impacto directo del terremoto. Me pregunto si hemos sido capaces de informar.

Nepal se encontraba situado en el puesto 145 del Índice de Desarrollo Humano antes de esta sucesión de terremotos, en el grupo de los países menos desarrollados, algo que previsiblemente pueda empeorar en el futuro, ya que este Índice se basa en parámetros económicos, educativos y sanitarios, sectores directamente golpeados por la catástrofe.

Las pérdidas económicas estimadas se elevan a 10 billones de dólares según el Gobierno de Nepal, más del 50% de su PIB, 19,2 billones. De acuerdo con IHS Global Insights, sólo el coste de reconstruir viviendas, carreteras y puentes supondría 5 billones de dólares, sin incluir los daños del Sistema Sanitario y Educativo.

Más de 1.150 centros sanitarios y 25 hospitales presentan daños severos según informa la Organización Mundial de la Salud, afectando al 90% de todas las estructuras sanitarias en algunos distritos como Sindhupalchok. Como consecuencia indirecta, decenas de planes de vacunación y prevención, y actividades de salud maternal, sexual y reproductiva y de atención primaria, se verán paralizadas durante los próximos meses o años.

De momento, la escolarización no se ha reiniciado en muchos de los distritos más afectados. Según UNICEF, 28.000 aulas no podrán ser usadas por el deterioro provocado por el movimiento sísmico y otras 12.000 presentan daños menores.

La vulnerabilidad social, económica, educativa y sanitaria será el gran hándicap contra el que tendrá que luchar la golpeada sociedad nepalí con el apoyo de la comunidad internacional durante los próximos meses, en un país con una orografía extremadamente complicada. Y en pocos días llegarán los monzones, lluvias torrenciales que durante tres largos meses complicarán aún más la dura situación de los más de 4 millones de personas afectadas por el terremoto, que ha destruido parcial o totalmente más de 750.000 viviendas.

La respuesta a una emergencia humanitaria como la ocurrida en Nepal es mucho más compleja que repartir víveres y operar a pacientes polifracturados. Con los datos anteriormente expuestos, me hago una nueva pregunta, ¿Cuál sería la capacidad de reacción de nuestro o de cualquier gobierno occidental ante una catástrofe similar? ¿Estaríamos preparados?

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Médicos del Mundo continúa trabajando en el distrito de Ramechhap, apoyando la reactivación del sistema de atención primaria y la reconstrucción del principal hospital distrital, dentro de la estrategia global de respuesta liderada por el Ministerio de Sanidad de Nepal y la Organización Mundial de la Salud.