Venimos con 30 heridas. Una por cada muerte.
Las de los 10 pacientes que se recuperaban en nuestro hospital, y que la noche del tres de octubre acabaron muertos.
La de los 13 cirujanos, médicos y enfermeros de urgencias, auxiliares y guardas que trabajaban aquella noche para atender a los pacientes, y que acabaron muertos.
Las de los siete cuerpos carbonizados que fueron sacados de los escombros, y que ha sido imposible identificar.
Un centenar de personas escuchaba estas palabras en Madrid, con velas en sus manos, para recordar que ya han pasado 30 días de las 30 muertes provocadas por el ataque de Estados Unidos al hospital de la ONG Médicos Sin Fronteras en Kunduz (Afganistán). El Ejército norteamericano conocía las coordinadas del centro. También se cumplen 30 días sin lograr la apertura de una investigación independiente de los hechos. El homenaje ha tenido lugar en otras seis ciudades españolas y otras 17 de todo el mundo.
“Un mes después, después toda la información recabada, sabemos que se trata de un ataque deliberado y preciso. Un ataque sostenido de nuestro hospital y dirigido a las áreas más vitales de este”, resume Joan Tubau, director general de MSF antes de iniciar un minuto de silencio por las víctimas. “Lo que no sabemos y exigimos saber es la motivación. Por qué ha pasado”. Dado que, recuerda, “si fue un error, es imperdonable. Y, si no lo fue, estaríamos hablando de un crimen de guerra”.
Ante las miradas de los asistentes, Joan Tubau ha rememorado los hechos que les hacen estar en esa plaza y pedir un minuto de silencio. “Ocurrieron en una sola hora, en plena noche, entre las 2:08 y las 3:15 horas del 3 de octubre. Un avión de guerra del Ejército estadounidense atacó el hospital. A intervalos de 15 minutos, con una precisión quirúrgica y un ensañamiento macabro, aquel avión arrasó el edificio principal, que albergaba la unidad de cuidados intensivos, la sala de urgencias y los quirófanos”.
Desde entonces, Médicos Sin Fronteras (MSF) ha pedido el establecimiento, conforme a la Convención de Ginebra, de una comisión humanitaria internacional que investigue el ataque contra el hospital de Kunduz, en Afganistán. Para ello, requiere el apoyo de al menos uno de los países firmantes del protocolo primero de la Convención. 30 días después, ninguno lo ha hecho.
“Nuestras expectativas (de lograr una investigación independiente) disminuyen. A medida que el gobierno afgano y el estadounidense no dan señales, disminuyen. A medida que los 76 estados firmantes de esta Comisión no apoyan ni exigen la apertura de este mecanismo, disminuyen”, reconoce Tubau en declaraciones a eldiario.es. “Es necesario que el gobierno afgano y el estadounidense sientan el interés y la presión política”. Pero esta no llega.
“Estamos delante de una trágica oportunidad de reafirmar las bases de un marco que sirve para preservar la vida y aliviar el sufrimiento en medio de los momentos más injustos de la humanidad, que son las guerras”, añade el director general de la organización en referencia a la Comisión Internacional Humanitaria de Investigación.
Exigen justicia por las víctimas, pero también piden la investigación para salvaguardar la esencia de la ayuda humanitaria. Como reza el lema que encabeza de su homenaje en Madrid: “En la guerra también hay normas”. “Necesitamos saber si han cambiado las reglas del juego a partir de ahora. Si nadie va a respetar las reglas de la guerra, que existen”, dice Tubau.
El acto de homenaje también recuerda a la población de Kunduz, de donde MSF se ha retirado tras el demoledor ataque. “Miles de personas se han quedado sin el único hospital que les podía ofrecer cirugía de urgencia: la que salva vidas en tiempos de guerra”, lamenta el director de MSF en la concentración. “Así que, sin duda, las muertes no se quedarán en 30”.