La eurodiputada Sira Rego (Valencia, 1973) ha viajado esta semana a Italia para empaparse en el terreno de la situación en la que se encuentra el país ante la tensión migratoria justo cuando las negociaciones para la nueva regulación de la UE se acercan a su fase final. Y ha vuelto a España preocupada por lo que califica como una “gestión muy reaccionaria del proceso migratorio” que se ha contagiado al resto de capitales. Advierte de que el texto amenaza con vulnerar “de facto” el derecho al asilo, al mismo tiempo que sitúa la solución en la militarización.
A pesar de su viaje a Italia, ha tenido un ojo puesto en la “performance” de la investidura de Alberto Núñez Feijóo. Se muestra optimista respecto a la reedición de la coalición en la que Izquierda Unida, dice, tiene que seguir formando parte del Gobierno. Y pide que no haya posiciones maximalistas en la negociación en referencia a la apuesta de ERC y Junts por el referéndum de autodeterminación. “Lo importante es que estemos en el terreno de la política en todo lo que tiene que ver con Catalunya. No podemos estar sujetos a presiones partidistas de ningún tipo”, dice en una entrevista telefónica con elDiario.es.
Ha viajado estos días a Italia, en plena crisis por el incremento de llegadas y con la negociación del paco migratorio en su recta final. ¿Cómo ha visto situación en el terreno?
Nos hemos encontrado una situación muy complicada en Italia, una sociedad en la que la cuestión migratoria pesa muchísimo y sobre todo una gestión muy reaccionaria del proceso migratorio que está pesando mucho en la agenda europea. Los titulares que estamos viendo de Meloni y Von der Leyen reuniéndose en Túnez para fraguar un acuerdo no dejan de ser una declaración de intenciones y un acuerdo tácito entre una parte de las fuerzas que representan el Parlamento Europeo para asumir como propias las líneas maestras de la extrema derecha en el Pacto de Migración y Asilo. Lo que vemos es que lo que está haciendo Meloni no deja de ser un adelanto de lo que se plantea que sea ley a partir de que se apruebe el Pacto de Migración y Asilo: un proceso de persecución y de criminalización de las ONG muy grande y del propio fenómeno migrante.
En el texto que están negociando los gobiernos lo que se ve son más barreras de entrada y ampliación de los plazos de detención. ¿Esto sucede ya en Italia?
Nos reunimos con el responsable de la OIM en Italia y en Malta, y reconocía que no había aumentado en términos globales el número de personas migrantes que llegaban con respecto a otros años, es decir, también hay una utilización de las llegadas para construir una narrativa determinada. Hay un incremento muy fuerte del presupuesto europeo que irá destinado a la militarización y externalización de fronteras. Si hace unos años esto nos parecía escandaloso, ahora ya es una cuestión que está normalizada. Igual que está normalizado que haya centros en los que se retiene a personas que son migrantes y, en muchos casos, personas que son solicitantes de asilo. Lo que se hace en el pacto de inmigración y asilo, de facto, es que se suspende el derecho al asilo. Esto va en contra del derecho internacional. Se plantean unos procedimientos que hacen muy complicado que se obtenga el derecho al asilo y se regulan figuras que suspenden los derechos hasta que se acredite la situación.
Hay puntos de la frontera exterior de la UE en los que es imposible pedir asilo porque no hay físicamente posibilidad de acercarse a solicitar asilo. Esto entra en contradicción con algo que creemos que sería una solución para evitar todo esto, que es articular vías legales y seguras con las vías legales y seguras. Sería una manera también de articular las llegadas, evitando que hubiera mafias que trafican con personas en determinados países y, sobre todo, evitaría que hubiera gente jugándose la vida en el mar.
Con este acuerdo, en los términos en los que se están negociando, ¿se corre el riesgo de que la Unión Europea vulnere los derechos de las personas migrantes por ley, es decir, que se legalice el incumplimiento?
Claro, es que nosotros lo que denunciamos precisamente es que esta es la dinámica de todo el Pacto de Migración y Asilo. En la medida en la que tú suspendes el derecho al asilo, automáticamente estás normalizando y legalizando la vulneración de un derecho humano. Todos los acuerdos con terceros países se basan precisamente en esto, en la suspensión de derechos. Lo que pasa es que nos lo llevamos fuera de territorio de la Unión Europea para no ver lo que está sucediendo en otros lugares. Lo que estamos viendo es un patrón similar en el que hay muchísimas personas que vienen de sitios que están que estarían sujetos a protección internacional, personas que huyen de conflictos bélicos y que, sin embargo, están retenidas en muchos campos en el perímetro exterior de la UE. Pero es que los acuerdos con terceros países lo que hacen es externalizar todo esto, militarizan esto y lo que hacen de facto es convertir en normal la suspensión y la vulneración de un derecho.
Hemos visto como actúa Frontex en las fronteras exteriores de la UE. Frontex es una agencia europea que está financiada con dinero público. Ha incumplido los derechos humanos y esto obedece a un problema político de primer orden y hemos conseguido que dimitiera la persona responsable de Frontex. Sin embargo, la política y la orientación de Frontex no ha cambiado sustancialmente y lo que hemos visto en las visitas que hemos hecho a la frontera exterior es que Frontex no ha tenido ningún problema en devolver barcos de personas migrantes incluso hacia territorio libio sabiendo de antemano qué es lo que está sucediendo en Libia, porque tenemos ya casos y testimonios escandalosos de lo que está sucediendo en Libia, en algunos casos con financiación y con fondos de la Unión Europea.
Respecto al acuerdo con Túnez, uno de esos terceros países, las fuerzas progresistas han pedido su retirada pero, ¿lo ve factible?
Las fuerzas progresistas hemos pedido la retirada de los acuerdos con terceros países siempre, porque son acuerdos con terceros países que normalmente no son democracias, en los que no hay garantías del cumplimiento de los derechos humanos. Esto se podría resolver de otra manera. Desde luego, llegar a acuerdos con terceros países que son regímenes antidemocráticos y entregarles la llave del proceso migratorio, no parece la mejor idea para hacer una buena política de migración.
Europa maneja enormes cantidades de recursos públicos para el control y la externalización de fronteras de los procesos migratorios. Si esos mismos recursos, en lugar de ponerse para frenar la migración de esta manera, se pusieran a trabajar de una manera más constructiva, el fenómeno migratorio sería completamente diferente y sería con un patrón en el que se respetarían los derechos humanos y se garantizaría el bienestar de quienes llegan, pero también de quienes acogen en términos de suficiencia porque hay recursos para ello.
La migración no es un problema. La migración también es una oportunidad para los lugares de llegada, porque se generan marcos de convivencia positivos, porque se generan procesos también de bienestar comunitario, porque hay que ver también lo que aportan las personas migrantes, incluso a la economía. Siempre se ve desde el discurso de la extrema derecha, en la que se acusa de manera absolutamente injusta y además poco rigurosa de lo que soporta la sociedad con las personas migrantes. Y nunca se pone el foco en lo que aportan a las economías europeas: el trabajo de las personas que llegan a Europa y del rol social y comunitario que suponen las personas migrantes en los lugares de llegada. El enfoque tiene que ser otro, que puede ser y que debe ser constructivo.
Usted va a ser ponente en la sombra del pacto migratorio, ¿tienen los grupos alguna línea roja para el Parlamento Europeo en la negociación, como por ejemplo rechazar el pago de 20.000 euros por cada refugiado rechazado?
No tengo constancia de que haya formalmente ninguna línea roja. Sí que hay un cierto espíritu en función del grupo político para garantizar alguna cuestión vinculada a los derechos humanos. Pero yo sinceramente estoy preocupada porque hay una voluntad de cerrarlo cuanto antes y esto se va a hacer a costa de una serie de concesiones. Por ejemplo, Meloni ya se ha plantado en el Consejo y, de momento, ya ha dicho en el marco de esta negociación que exige que se incremente la presión contra las ONG. Esto es una mala noticia, pero no deja de ser un ingrediente más que tememos que se asuma como válido, es decir, que la derecha parlamentaria esté dispuesta a asumir esta concesión.
Se está trabajando con firmeza para que no haya repetición electoral. Es importante que vayamos hacia un acuerdo histórico para avanzar hacia la convivencia. No podemos estar sujetos a presiones partidistas de ningún tipo por parte que comprometa esto
¿Le ha sorprendido la posición del gobierno de Pedro Sánchez en esta negociación?
Nosotras seguimos manteniendo una posición más de grupo parlamentario y más desde la posición de la izquierda nítidamente a este nivel. Por ejemplo, la solidaridad de la carta no es una opción, sino que decimos que tiene que haber un reparto vinculante y solidario con un corte profundamente humanitario. Son elementos en los que nosotros tenemos una posición que hemos defendido. Es legítimo que cada grupo político defienda su posición en el Parlamento Europeo. En cuanto al Gobierno, somos una coalición que tiene una serie de acuerdos firmados que respetamos y que trabajamos en torno a ellos. Pero luego, hay un despliegue político en otras instituciones y en otros marcos que legítimamente cada uno defiende y, de alguna manera, trabaja sobre ellas de una manera completamente normalizada.
Son un Gobierno de coalición, ¿creen que seguirán siéndolo o que habrá elecciones después de que ERC y Junts hayan mandado un mensaje de que hay que avanzar en un referéndum de autodeterminación?
Se está trabajando con firmeza para que no haya repetición electoral y para tener un gobierno progresista cuanto antes. Nuestro país lo necesita sobre todo después de estas semanas de que han retrasado la conformación de este gobierno, sabiendo además Feijóo que no tenía números para precisamente para tener una investidura exitosa y, sobre todo, viendo un Feijóo que ni siquiera tenía una alternativa y una propuesta de país. Lo que hemos visto ha sido una performance, una representación, que lo único que ha hecho ha sido dilatar la conformación de un gobierno que yo creo que urge tener. Yo soy optimista en cualquier caso.
¿Cómo ven la posibilidad de que dentro del acuerdo se establezca mimbres que conduzcan a un referéndum de autodeterminación? ¿Es asumible?
Lo importante es que estemos en el terreno de la política en todo lo que tiene que ver con Catalunya y esto ya nos parece un enorme avance. Es importante que vayamos hacia un acuerdo histórico para avanzar de una manera decidida hacia la convivencia. El compromiso en torno a esto es lo sustancial. No podemos estar sujetos a presiones partidistas de ningún tipo por parte que comprometa esto. Más allá del detalle o de la concreción, creemos que lo importante es la voluntad, que yo creo que ya es explicita, de resolver políticamente todo esto. Después de haber parado por la mínima el avance reaccionario, no podemos jugárnosla otra vez. Ahora lo que toca es garantizar que hay un gobierno basado en un eje social para que avance el país teniendo en cuenta que ya hay un compromiso y hay una voluntad de avanzar en torno a un acuerdo para la convivencia.
¿Cómo va a ser la negociación dentro de Sumar? Estamos viendo que Yolanda Díaz ha dejado, por ejemplo, a Podemos sin portavocías, que no han intervenido en el debate de la investidura... ¿Se está negociando ya dentro de Sumar la formación del Gobierno?
Ahora se inicia todo el proceso de negociación. En Izquierda Unida estamos muy convencidos de que hay que construir la casa por los cimientos. Hace una semana en nuestra Coordinadora General adelantamos ya el debate en términos programáticos, de qué ejes tienen que ser los ejes políticos en torno a los que conversar. Y es una buena aproximación para tener el debate en el espacio de Sumar y que nos permite también sentarnos a dibujar cómo queremos que sea el Gobierno. Nosotros hemos adelantado un poco este debate planteando cuáles son los ejes políticos que consideramos importantes: trabajo garantizado, garantía de vivienda pública, empresa pública de energía, financiación local, sistema estatal de cuidados, es decir, elementos de programa político que nos permitan avanzar y clarificar la negociación y el proceso de investidura.
¿Izquierda Unida reclamará tener presencia en el Consejo de Ministros?
Izquierda Unida lógicamente reclamará formar parte del Gobierno.
Con la salida de Alberto Garzón Izquierda Unida se encamina a la renovación del liderazgo. ¿Está Sira Rego en las quinielas?
Nosotros somos una organización muy deliberativa que toma las decisiones colectivamente. Es verdad que Alberto Garzón ya no es diputado. Izquierda Unida sigue teniendo una dirección política y cuando llegue el momento de emprender la renovación, será un debate colectivo y seguro que hacemos una propuesta que cuenta con muchísimos compañeros y compañeras valiosísimos para la nueva Dirección Política de Izquierda Unida. Pero ahora mismo estamos muy centrados en lo que tiene que ver con cerrar todo el proceso de gobierno y con las urgencias que tiene el país. Más adelante, cuando toque, cuando llegue el momento de iniciar el proceso asambleario de Izquierda Unida, tendremos un debate colectivo en el que seguro que muchos compañeras y compañeros valiosos que tenemos formarán parte de la próxima lección política.