“Os traigo el resumen de hoy. El juicio ha empezado a las 9.30 de la mañana y ha acabado a las 14.30 de la tarde. La televisión nacional de Guinea Ecuatorial ha dicho que se ha suspendido y eso es mentira”, afirma en un perfecto español Nzang Ezimi mientras mira a la cámara de su móvil.
A continuación, resume en cuatro minutos en qué consistió la quinta jornada, el pasado 28 de junio, del juicio por corrupción contra el hijo de Teodoro Obiang, presidente de Guinea Ecuatorial. La justicia francesa ha acusado a Teodorín, como se le conoce, de saquear 110 millones de euros de su país y blanquearlos con compras millonarias en París.
“Esto ha sido todo por hoy. Intentaremos seguir informando por vídeo y audio para que todo el mundo en Guinea tenga acceso”, concluye Ezimi, también locutor de Radio Macuto. El vídeo fue difundido por WhatsApp, que se ha convertido durante las tres semanas que ha durado la vista oral en la principal fuente de información de la población ecuatoguineana para saber con detalle qué estaba ocurriendo en París ante el intento de apagón informativo de las autoridades.
“La noche antes del comienzo del juicio, el pasado 19 de junio, se cerraron todos los canales internacionales de televisión por cable, incluidos los de Televisión Española [una de las más vistas en la antigua colonia], para que la población no pudiera seguir el juicio a través de ellos”, ha explicado en rueda de prensa Celestino Okenve, presidente del partido opositor Unión Popular, que ha participado como acusación en el proceso judicial. El cierre de los canales se levantó, dice, una semana más tarde. Para entonces, la información ya había circulado a través de la aplicación de mensajería, presente sobre todo en zonas urbanas, y el boca a boca.
“La población parece que ha tenido conciencia de que algo puede empezar a cambiar”, afirma Weja Chicampo, coordinador general del MAIB (Movimiento de Autodeterminación de la Isla de Bioko). Chicampo opina que el alto seguimiento de los ciudadanos, pese a los obstáculos del Gobierno, “ha dado sentido diferente a lo que estaba sucediendo, que estos señores eran intocables”.
Se trata, dice, de un paso “positivo y esperanzador”. Ovenke lo califica de “histórico”. “Por primera vez se ha llevado a juicio a un alto funcionario de un Gobierno africano dictatorial. Es una llamada de atención a todos los que se dedican en África al expolio de los bienes públicos. A utilizar esos bienes para lavar el dinero y tener bienes en el exterior y no para el desarrollo de sus propios países con represión política incluida”, ha expresado el presidente de Unión Popular.
Tanto Ovenke como Chicambo han estado presentes en el juicio como parte civil junto a distintos partidos opositores y ONG ecuatoguinanas agrupados en la asociación CORED. Ambos han comentado los intentos de entorpecer el juicio por parte de la defensa, con “constantes” apelaciones, por ejemplo sobre la supuesta inmunidad diplomática del vicepresidente, que han sido desestimadas por el Tribunal Correccional de París.
También han denunciado las “amenazas” contra varios de sus testigos, como es el caso de Pedro Tomo, residente en Alcorcón (Madrid) y bajo protección policial por petición de Francia. “Van a intentar utilizar la violencia contra los que hemos estado en París”, han alertado en referencia a las palabras que les dedicó, según han dicho, el embajador de Guinea Ecuatorial a la salida de la última sesión, el pasado 6 de julio: “Ahora empieza la guerra”.
Mansión de lujo, coches de alta gama y obras de arte
Minutos antes, el juicio quedaba visto para sentencia, que se conocerá a finales de octubre. Teodorín, también vicepresidente de la República, se enfrenta a una petición fiscal de tres años de cárcel, 30 millones de euros de multa y la confiscación de todos sus bienes en Francia. El representante del MAIB destaca que es “el primer éxito de la oposición guineana en el mundo”. “Sea cual sea el resultado final, si lo condenan o no”, insiste Ovenke, “supone un punto de inflexión en los procesos de expolio a los que está sometida África, la población africana”.
Según la investigación, tal y como recoge el diario Le Monde, el hijo de Obiang adquirió un antiguo hotel de 101 plazas y más de 2.000 metros cuadrados en la avenida Foch de París además de una colección de 20 coches de alta gama, obras de arte, joyas y ropa de diseño. Se sospecha que esos bienes son producto de la malversación de fondos y otros delitos cometidos en Guinea Ecuatorial, un país rico en petróleo donde la mayor parte de la población vive en la pobreza.
La fiscalía francesa acusa a Obiang de robar casi 110 millones de euros entre 2004 y 2011. Teodorín era por aquel entonces ministro de Agua, Bosques y Agricultura en el Gobierno de su padre, Teodoro Obiang Nguema, presidente de Guinea Ecuatorial desde el golpe de Estado de 1979. Estar al frente del ministerio permitió a Teodorín, según la investigación, desviar los impuestos a la venta de la madera a su cuenta personal. “Hubo un trasvase directo del Tesoro Público de Guinea a la cuenta, y de la cuenta al exterior”, apunta Ovenke, en relación a los extractos presentados por el banco francés Société Générale.
El acusado, por su parte, no se ha personado en el juicio. Según han explicado los opositores, Teodorín llegó a declarar desde Chad que lo que se estaba celebrando en París era “un juicio contra África”. Sus intentos de anular el proceso llegaron hasta La Haya, pero sus abogados no convencieron a la Corte de Justicia Internacional de que Obiang no podía comparecer ante la justicia francesa tras apelar a la inmunidad de su figura y a la soberanía nacional del país africano.
La oposición ha pedido que todos los bienes confiscados por el Estado francés a Obiang sean “devueltos al pueblo guineano y se congelen a la espera de un Gobierno representativo”. La causa ha durado casi diez años y fue iniciada tras una denuncia de Transparencia Internacional Francia. Forma parte de una pieza más amplia, llamada 'Los bienes mal adquiridos', contra tres jefes de Estado africanos y sus familiares de Congo-Brazzaville y Gabón, además de Guinea Ecuatorial.
No es la primera vez que la enorme fortuna del hijo del mandatario ecuatoguineano está bajo sospecha de corrupción. También está siendo investigado en Suiza y en 2014 llegó a un acuerdo con el Departamento de Justicia de los Estados Unidos para evitar un juicio por blanqueo de dinero. En este caso, se había hecho con una mansión en Malibú (California) valorada en cerca de 35 millones de dolares y una colección de objetos personales de Michael Jackson. La investigación aportada por EEUU ha sido “fundamental” en la instrucción de Francia, dicen los miembros de la oposición.
“Una trama donde participa toda la familia”
Teodorín es una pieza más, a juicio de los opositores, en el engranaje formado por “el sistema de clanes” establecido por la familia de Obiang. “No todo el dinero procede de la madera. Si los hermanos participan en el petróleo, de hecho Gabriel es ministro de Minas y controla el petróleo con los americanos, se entiende que Teodorín también se beneficia de esta participación. Hablamos de una trama desde el poder, donde participa toda la familia”, sostiene el representante del MAIB.
Así, esperan que después de este juicio se inicien otros, entre ellos en España. La Fiscalía Anticorrupción investiga, según han detallado, otro caso de blanqueo de dinero de miembros del Gobierno guineano, a raíz de una denuncia de la Asociación Pro Derechos Humanos (APDHE).
En él no está implicado Teodorín, sino el matrimonio ruso Kokorev, supuestos testaferros del presidente Teodoro Obiang, que habrían transferido 26 millones de euros para comprar propiedades en España. Actualmente están en prisión después de haber sido extraditados desde Panamá.
Aumenta la presencia militar en las calles
“Esperamos que después de la sentencia sea el principio de un comienzo de cambio en el país, pero la dictadura sigue manteniendo los resortes”, lamenta Chicambo quien ha hecho referencia al clima de violencia que se vive en los últimos meses en el país. “Desde que se supo que lo iban a juzgar, ha aumentado la presencia militar en las calles para amedrentar a la población”, relata.
“Los militares ahora están armados y tienen orden de tirar. Se están recogiendo muchos cadáveres y sospechamos que muchos de los asesinatos los están llevando a cabo los mismos militares. Ya no se puede circular libremente por las calles. De día las calles están vacías y de noche, todavía peor”, continúa.
“La situación es muy crítica. Cada día hay un asesinato. Hay una represión tremenda. El Gobierno está creando mucho miedo porque está en declive y el juicio ha incrementado este proceso de declive. Y ahora mismo hay mucha inseguridad”, asegura Ovenke.
Organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW) han documentado la represión a activistas y miembros de la oposición así como otras graves violaciones de derechos humanos, entre ellas, la tortura, la detención arbitraria y las desapariciones forzadas.
Todo ello en un momento en el que el país vive una crisis económica producto de la bajada de los precios del petróleo, según ha puntualizado Chicampo. “Hay muchos despidos, las empresas, sobre todo extranjeras, se han retirado”, señala.
La riqueza de Teodorín Obiang y su familia contrasta con la situación de la mayoría de la población ecuatoguineana, sumida en la pobreza, pese a ser uno de los países con mayor renta per cápita del continente. Desde el boom petrolero, según uno de los últimos informes de HRW, las tasas de vacunación están “entre las peores del mundo”.
La mitad de la población no tiene acceso a agua limpia en la que es una de las principales naciones productoras de crudo de África. La ONG ha constatado el retroceso en educación y sanidad mientras el “maná” –como calificó el presidente en el poder más longevo del mundo al motor de la economía-– se agota, si no se encuentran nuevos yacimientos antes de 2035.