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Guinea Ecuatorial, la finca particular de la familia Obiang

El presidente del Gobierno Mariano Rajoy ha viajado esta semana a Guinea Ecuatorial invitado por la Unión Africana. La organización interestatal celebra en Malabo, capital del país africano, su cumbre en cuya sesión inaugural ha intervenido Rajoy.

Durante dicha cumbre el presidente mantendrá un encuentro con el presidente del país anfitrión, Teodoro Obiang. Obiang es conocido en todo el mundo por sus prácticas déspotas y poco democráticas. Human Rights Watch, organización que vela por el respeto de los derechos humanos, ha denunciado al régimen por detenciones arbitrarias, represión y torturas.

En el Parlamento de Guinea Ecuatorial solo hay un diputado de la oposición, y lo mismo ocurre en el Senado. El gubernamental Partido Democrático de Guinea Ecuatorial, que encabeza Obiang, resultó vencedor de las elecciones legislativas con un 99% de los votos, según los datos ofrecidos por el Gobierno.

La oposición denuncia que estos datos son irreales, una invención del dictador que viene acompañado por la persecución y represión a los opositores. La extradición y el secuestro también forman parte de las prácticas del gobierno de Obiang, como denuncia Aministía Internacional.

Las relaciones bilaterales entre España y Guinea Ecuatorial han sido constantes a lo largo de la democracia, sin importar el color del Gobierno. Desde que el dictador del país africano accedió al poder en 1979, la excolonia ha intentado siempre mantener una relación cordial con su antigua metrópoli. Relación que ha tenido varios episodios de tensión, entre ellas varias acusaciones a España de encontrarse detrás de los intentos de derrocamiento sufridos por Obiang.

¿Cuáles son los motivos que empujan a España a cuidar las relaciones con este Estado africano? Sin duda ninguna, que Guinea Ecuatorial se haya convertido desde mediados de los 90 en el tercer productor africano de petróleo tiene mucho que ver. España es, tras Estados Unidos y China, el tercer socio comercial de Guinea Ecuatorial, como reflejan los datos publicados por Wikileaks.

Múltiples han sido las delegaciones gubernamentales y empresariales que han visitado el país gobernado por Teodoro Obiang desde 1979 con el fin de asegurar y dar cobertura diplomática y jurídica a las inversiones españolas en Guinea Ecuatorial. Repsol es una de las que más intereses tenía en este país, pero a finales de 2011 decide abandonar las prospecciones en ese país por “no resultar económicamente rentables”.

El petrolífero no es el único sector con intereses en Guinea Ecuatorial. Las empresas madereras también obtienen grandes beneficios en el país africano. Sin embargo, un denominador común planea sobre las actividades económicas que las empresas extranjeras desarrollan bajo el amparo del dictador Obiang: la corrupción. Guinea Ecuatorial está entre los países del mundo en el que sus ciudadanos perciben más corrupción, según el índice elaborado por la organización Transparencia Internacional.

Los grandes beneficiados de esta cleptocracia que lidera Teodoro Obiang no son los ciudadanos de su país. Pese a que el PIB per capita ha crecido enormemente en los últimos años, situándose por encima de países como Portugal o Rusia, la gran mayoría de la población sigue viviendo por debajo del umbral de la pobreza.

La familia y el círculo más próximo al dictador son los que más riqueza acumulan. Y si alguno de ellos sobresale por encima del resto, ese es Teodoro Nguema Obiang Mangue, más conocido como Teodorín Obiang. El hijo del dictador ha ocupado diferentes cargos en el gobierno de su padre. Durante años ejerció como Ministro de Agricultura y Bosques, y en la actualidad es segundo vicepresidente de Guinea Ecuatorial.

De Teodorín se conoce su afición por el lujo y el derroche. Entre otras pertenencias, el hijo del dictador llegó a poseer una mansión en Malibú (EEUU), varios coches de lujo (entre los que se encuentran dos Bentley y un Lamborghini) y un sello discográfico con una única referencia publicada.

Sobre él pesan varias denuncias emprendidas por diferentes organizaciones internacionales, las principales en EEUU y Francia. Precisamente en este último país, en el que Obiang hijo tiene una lujosa propiedad en la céntrica avenida Foch, una denuncia interpuesta por las ONG anticorrupción Sherpa y Transparencia Internacional permitió a la justicia francesa incautarse de objetos por un valor superior a 40 millones de euros, como relata El País, por haber sido presuntamente adquiridos con dinero procedente de la corrupción.