ENTREVISTA

Thelma Cabrera, la líder indígena excluida de las elecciones en Guatemala: “Los poderosos tienen miedo”

Thelma Cabrera (El Asintal, 1970) está segura de que es posible construir una nueva Guatemala. Habla de la importancia de los pueblos, de la naturaleza, de hacer transformaciones profundas y de la necesidad de una asamblea constituyente plurinacional para acabar con el, dice, “Estado fallido cooptado por los criminales” e impulsar así una nueva Constitución en el país.

En las elecciones de 2019 fue la única mujer indígena y campesina candidata a la presidencia con el Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP), un partido de izquierdas y crítico con el Gobierno con el que logró quedar, contra todo pronóstico, en cuarto lugar. Ahora, sin embargo, no podrá concurrir a las elecciones generales del próximo mes de junio: el Tribunal Supremo Electoral guatemalteco ha negado tanto su inscripción como la de su compañero de candidatura, el exprocurador de los Derechos Humanos Jordán Rodas, aspirante a vicepresidente.

Las autoridades electorales alegan que Rodas no presentó un documento válido que ratifique que no tiene cuentas pendientes con el Estado. Él ha reiterado que cumplió con este requisito y, de hecho, ha publicado ese certificado, emitido en diciembre, en el que consta que “no tiene reclamaciones o juicios pendientes”. Rodas, que es una figura incómoda para el actual Gobierno de Alejandro Giammattei y se encuentra exiliado por temor a posibles represalias tras haber luchado contra la corrupción, asegura que cumple con todo lo que establece la Constitución y que la decisión se debe a “motivos políticos”. Denuncia un “fraude” de cara a los comicios y asegura que agotarán todas las vías legales para recurrir. De momento, el partido ha presentado un recurso para poder inscribirse en las elecciones y permanece a la espera de que se pronuncie la Corte Suprema de Justicia.

La organización Human Rights Watch (HRW) considera que tanto la exclusión de Cabrera y Rodas como la otros candidatos por parte del Tribunal Supremo Electoral “está basada en fundamentos dudosos”, mientras que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha hecho un llamamiento al Estado guatemalteco a “garantizar los derechos políticos, el pluralismo y la participación en condiciones de igualdad en el proceso electoral”.

Cabrera sostiene que el problema no son ellos, sino “el propio sistema, que ahora tiene miedo a la propuesta de los pueblos originarios”. Atiende a elDiario.es por videollamada mientras camina bajo unos inmensos árboles en Santo Domingo Suchitepéquez, al suroeste del país, donde ha asistido a una asamblea de Codeca. Se disculpa porque debe marcharse antes de lo previsto para acudir al funeral de dos familiares cercanos que fueron víctimas de un asalto.

Esta mujer de 52 años perteneciente a la etnia maya mam es madre de cuatro hijos y ha dedicado su vida a trabajar en casa y en el campo, como cortadora de café. Desde hace más de dos décadas es integrante del Comité de Desarrollo Campesino (Codeca), un movimiento popular que aglutina a más de 200.000 personas, y es en esa lucha colectiva por los derechos humanos donde, asegura, ha obtenido “todos sus conocimientos”, pues en la escuela solo pudo estudiar hasta sexto de Primaria. Según explica, decidió dar el salto a la política “por coraje”, por mejorar, dentro de ese movimiento colectivo, las condiciones de las mujeres, entre otras cosas.

El proceso electoral arrancó oficialmente en Guatemala a finales de enero y HRW ya ha alertado que los comicios de junio se celebrarán en un contexto de deterioro del Estado de derecho. Se ha denunciado, además, la fuerte represión contra los periodistas y activistas de derechos humanos. ¿Qué está pasando en el país?

Estamos en un contexto muy preocupante donde la persecución y la estigmatización hacia defensores y defensoras de los derechos humanos no cesa; lo que ahora está pasando en Guatemala es parte del fraude electoral. El pueblo está sufriendo la exclusión de un Estado racista, clasista y patriarcal. Se trata de un Estado fallido, corrompido. 

A Jordán [Rodas] y a mí nos excluyen como binomio presidencial del MLP, pero inscriben a personas que están violando la Constitución, su Constitución política (en referencia a la candidata conservadora Zury Ríos, hija del dictador condenado por genocidio Efraín Ríos Mont, que sí participará en las elecciones a pesar de que la Carta Magna impide optar a la presidencia y vicepresidencia a caudillos, jefes de golpe de Estado o similares y a sus familiares). El MLP es antipatriarcal, anticolonial y antiimperialista, una propuesta que viene de los pueblos, desde los rincones de muchas de las resistencias y ahora solo nos queda esperar la resolución de la Corte Suprema de Justicia, porque el proceso de recibir solicitudes de inscripción de candidatos finaliza el 25 de marzo. 

¿Qué opina respecto a que las autoridades electorales impidan participar a su partido en los comicios?

La decisión del Tribunal Electoral de rechazar la candidatura del MLP es una estrategia política porque esa sería la puerta para que los pueblos jugaran en la misma cancha del sistema, pero el sistema no nos deja. Es una estrategia política por el poder económico, una cuestión de exclusión. Los poderosos en Guatemala le tienen miedo a la lucha de los pueblos porque hemos dado un primer paso, tienen miedo a que los pueblos emprendan ese camino dentro del mismo Estado racista. 

Antes ha mencionado a Zury Ríos, ¿cómo se entiende que sí pueda ser candidata?

Son los mismos poderosos los que violan su Constitución política y, para garantizar ese poder, tiene que excluirnos a nosotros, los pueblos. Es el miedo que tiene el sistema. Yo me identifico como una mujer del pueblo mam y Jordán representa a la gente mestiza, y hemos tenido la capacidad de articular nuestras luchas, de abrir el espacio a la gente que piensa en cambios estructurales. Esa articulación de fuerzas es a la que temen los ricos y los genocidas. Con la inscripción de Zury Ríos ya pueden decir que hay una mujer participando [en la contienda electoral], pero nosotros hemos hecho nuestra agenda. Es una propuesta radical, y eso no le sirve al patrón.

Se atrincheraron en la Corte Suprema de Justicia, en la Corte de Constitucionalidad, en el Tribunal Supremo Electoral y en la Procuraduría de Derechos Humanos. En esta última institución nombraron a alguien [Alejandro Córdova, que denunció a su antecesor Rodas por supuestas irregularidades] que les sirve a ellos mismos. El sirviente tiene que servir al patrón, si no, lo castigan.

¿A qué se refiere cuando hablan de fraude electoral?

Hemos atravesado muchas dificultades. En 2019 nos entregaron la credencial como MLP cuando solo quedaba un mes para las elecciones y, a partir de ahí, comenzó el fraude. No nos dejaron abrir cuentas bancarias, nos excluyeron, y en 2021 llegaron a invalidar nuestras asambleas municipales, aunque luego volvimos a ellas. También hay una persecución contra mí: me levantaron dos expedientes por campaña anticipada, por participar en un vídeo en el que hablaba de la cura de la tierra y por entregar un premio por el aniversario de Codeca. En ningún caso estaba llamando al voto y me acusaron de campaña anticipada, eso es también parte del fraude electoral.

Ahora no nos dejan inscribirnos como binomio y se coloca una denuncia contra Jordán Rodas, pese a cumplir con los requisitos y aún no sabemos en qué se basaron. La explicación que han dado los magistrados es vergonzosa, no lo entendemos. Por eso decimos que es un fraude orquestado por el mismo sistema, por los ricos, el llamado Cacif (Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras), que tiene miedo a la propuesta de los pueblos originarios. El problema no soy yo ni Jordán. Tienen miedo a que se terminen los privilegios de los que hoy gozan a costa del pueblo.

¿Qué van a hacer si finalmente no pueden presentarse a las elecciones?

Nuestro fin no es ser candidatos presidenciales, sino luchar, hacer historia. Ya hemos demostrado que tenemos la capacidad de jugar en la cancha del sistema, pero el sistema nos tiene miedo. Tenemos un horizonte muy definido de seguir luchando cuando pasen las elecciones. Nuestras luchas van dirigidas a las alcaldías, el poder local, y hacia el Congreso, porque tenemos representantes que ya fueron inscritos en la candidatura. Nos podrán descabezar, pero no van a poder eliminar la lucha de los pueblos. 

Nosotros no pedimos puestos, no nos organizamos para ser funcionarios públicos, sino que nacimos para denunciar las injusticias y al propio sistema, para que los pueblos construyeran su instrumento político.

¿Qué proponen desde el MLP? ¿Cuáles son esos cambios profundos que quieren llevar a cabo en Guatemala?

Proponemos un proceso de asamblea constituyente popular y plurinacional. En Guatemala no hay un Estado que garantice los derechos de la población, por eso decimos que es un Estado fallido, corrompido, cooptado por criminales, por lo que urge construir la casa común para todos y todas, redactar una Constitución política originaria que venga de los pueblos. 

Queremos hacer cambios de raíz porque los bienes comunes han sido privatizados y han saqueado los recursos naturales de nuestros territorios. Queremos cambios porque en Guatemala, cuando los jueces y fiscales anticorrupción hacen su trabajo, terminan en el exilio. Planteamos también la austeridad, la reducción de salarios para funcionarios públicos y que la seguridad sea coordinada por los pueblos.

¿Quiénes son esos criminales a los que se refiere?

Cuando hablamos de que el Estado está cooptado por criminales nos referimos al Cacif, a las empresas privadas que saquean al país, porque los criminales están ahí para responder a la industria, a los terratenientes, a los acaparadores de la riqueza. A nosotros nos ven como animales, nos encarcelan, nos asesinan, nos persiguen, nos llaman delincuentes cuando los verdaderos delincuentes están robando el dinero del pueblo con sus corbatas y descaradamente. Llevamos coraje dentro porque vemos cómo sufre la viuda, el huérfano, y cómo sufrimos los pueblos empobrecidos ante estas situaciones. No respetan la vida ni los derechos de las personas ni los de la madre tierra.

¿Qué proponen para combatir la corrupción y la pobreza, dos de los principales problemas de Guatemala?

Dentro del plan de Gobierno, nosotros contemplamos la madre tierra como un ser vivo porque hasta el momento ha sido secuestrada para monocultivos, para desviar los ríos, la han convertido en una mercancía. No vamos a quitar nada a nadie, pero tenemos que revisar cómo se obtuvieron estas tierras porque muchas tierras eran del Estado y aparecen con nombres de sociedades anónimas de las que no se sabe nada. También queremos promover la soberanía alimentaria y no proyectos asistencialistas.