Un nuevo muro blindará una frontera en África. El primer ministro tunecino, Habib Essid, ha anunciado por televisión la decisión de levantar una valla en la frontera con Libia, de 168 kilómetros de longitud. Essid ha justificado su construción por la amenaza del terrorismo yihadista, doce días después del atentado que se cobró la vida de 38 personas.
Según ha publicado France 24, el muro se edificará entre las localidades de Ras Jedir, próxima al mar, y Dehiba, en el sur del país. El proyecto estará terminado antes de terminar el año, según recoge también BBC, que informa de que la valla contará con centros de vigilancia en su recorrido. La medida pretende controlar la amenaza del terrorismo, según el Gobierno.
El pasado 26 de junio, un asaltante mató a 38 personas en el hotel Imperial Marhaba, en Susa, una de las principales ciudades turísticas del país. Según afirmó ayer un portavoz del Gobierno, el asesino no fue “un lobo solitario”, sino que las autoridades aseguran tener indicios que lo relacionan con una red yihadistas.
El pasado sábado, el Ejecutivo liderado por Habib Essid decretó el estado de emergencia, que otorga poderes excepciolaes a los Ministerios de Interior, Defensa y Justicia. La medida fue criticada por Human Rights Watch, cuyo representante en Oriente Medio y el NOrte de África, Eric Goldstein, advirtió que “los retos en la seguridad de Túnez pueden requerir una fuerte respuesta, pero no sacrificar los derechos por los que los tunecinos lucharon”.
Túnez es frontera con Libia, el país del que parten una gran número de las embarcaciones que se dirigen a Europa por el Mediterráneo. En las discusiones sobre la crisis migratoria en las orillas del sur de Europa, Túnez fue uno de los países de tránsito que el comisario europeo de Interior e Inmigración, Dimitris Avramopoulos, consideró como clave para controlar la inmigración que opta por esta peligrosa vía.
Marruecos está construyendo una valla con Algeria, que según los migrantes e investigadores que pasan por esta ruta, ha convertido el viaje en más peligroso y caro para los inmigrantes. Un investigador ha documentado cuatro muertes desde enero del presente año.