Twitter y los recortes de la libertad de expresión en Kuwait

El 7 de enero fue sentenciado a dos años de prisión el periodista kuwaití Ayyad al-Harbi, tras expresar su visión de la monarquía de su país a través de Twitter. Se le acusa, según publicó el propio al-Harbi en su cuenta en esta red social, de difamar al Emir, difundir noticias falsas al extranjero y hacer un mal uso del teléfono movil. Es una muestra más de los recortes de la libertad de expresión en el país a medida que crece el descontento popular.

Arrestos de periodistas y activistas

Hasta su ingreso en prisión, al-Habri trabajaba en el diario Sabr Online, que el 8 de enero publicó los mensajes [ár] por los que su compañero había sido condenado:

  • Maldito sea todo dirigente que encarcela a su pueblo. Maldito cualquier dirigente que tenga más opositores que partidarios.
  • Su Alteza, sepa que los kuwaitíes nunca han estado tan unidos como durante las manifestaciones de la plaza Erada que usted criticó.
  • ¿Qué nos queda? No hay revolución, ni desarrollo, ni libertad, ni dignidad, ni parlamento, ni voto, ni protestas, ni oposición. Por amor de Dios, ¿qué nos está haciendo?¿Debería insultar o acusar a gente sin pruebas y decir que eso es libertad? ¿Debería decir que mi cuenta ha sido hackeada para que me liberen?
  • Si no eres kuwaití, entonces eres del Golfo. Harás frente a la opresión, la tiranía y los arrestos con un poco más de petróleo.
  • No debemos pedir disculpas al tirano y opresor. Es él quien debería claudicar, ir a juicio, enfrentarse a la cárcel y a la muerte.
  • Maldigo al Estado que no impide que sus perros devoren la dignidad de su pueblo sólo por salir a protestar.

El 7 de enero al-Harbi publicó en Twitter su último mensaje antes de ingresar en prisión: “Te quiero, país mío”. Su cuenta ha permanecido en silencio desde entonces.

Al conocerse la sentencia, Hussein al-Shammari, amigo de al-Harbi, escribió: “Hace dos días, Ayyad me mostró el arma por la que ha sido condenado a dos años de cárcel. Tenía 140 letras y estaba llena de sueños”.

La detención de al-Harbi se suma a la de Rashid Saleh al-Anzi, condenado a dos años de prisión por sus referencias al Emir y la de Abdel Hakim Al-Fadhli, arrestado junto con sus hermanos por su implicación en la organización de manifestaciones por los derechos de la población Bedoon. Al-Fadhli utilizó Twitter para narrar la experiencia de su arresto desde la propia cárcel, antes de que le confiscasen el teléfono.

  • Los matones de Al-Humood (el Ministro del Interior kuwaití) sacaron a mi hermano de su coche, lo esposaron y lo llevaron a la comisaría de Sulaibiya. Allí lo torturaron y lo golpearon para sonsacarle información sobre mí.
  • Lo torturaron con diferentes métodos, quemándole y practicándole la falanga[en]. Lo golpearon en partes sensibles de su cuerpo durante 24 horas y no le permitieron ni comer ni beber.
  • Cuando empeoró la salud de mi hermano Abdel Nasser a causa de la tortura, los matones de Al-Humood lo llevaron a la Oficina de Investigaciones Criminales donde le comunicaron que había sido condenado a dos años de cárcel.

Actualmente Al-Fadhli y sus hermanos cumplen sentencia. Son los últimos de una lista que no deja de aumentar. En 2011 el escritor Mohammad al-Mulaifi permaneció detenido un mes tras ser acusado de “incitar al sectarismo” en Twitter, la misma acusación que sufrió Mubarak Al-Bathali, condenado a tres años de prisión (posteriormente se conmutaron a seis). En el mismo año Nasser Abul permaneció tres meses detenido por criticar a las familias reales de Bahréin y Arabia Saudi en la misma red social.

Restricciones y censura

Como modo de frenar la expresión del descontento en Kuwait, Twitter, donde se concentran muchos de los mensajes de protesta, es objeto de cada vez mayor escrutinio. Con casi 400.000 usuarios [ár] en una población de dos millones, Kuwait es el país de la región donde más se utiliza, y destaca su uso político. Como explica la escritora Mona Kareem en GulfNews, Twitter ha revolucionado la esfera del activismo político en el país: “Twitter promueve que la política en Kuwait no sea ya asunto sólo de una élite y supone el fin del monopolio estatal sobre las comunicaciones”.

Fue principalmente a través de esta red social que se organizaron las manfestaciones contra las últimas reformas electorales en noviembre, con un poder de convocatoria histórico. Desde el perfil Karametwatan, que cuenta con decenas de miles de seguidores, se propusieron las fechas de las movilizaciones, los puntos de encuentro y gran parte de la simbología que ha acompañado las protestas. El aumento de las convocatorias de protestas a través de Twitter ha llevado también a los miembros de la oposición política a abrirse perfiles en esta red, donde publican sus declaraciones antes que en ningún otro sitio.

En una entrevista anterior en El Diario.es, el activista Naser AlAbduljalil explicaba que Twitter está siendo el medio principal para informarse de las protestas sin censura “en un momento en que la televisión y radio nacionales emiten falacias y manipulaciones para distraer la atención de las demandas e inquietudes de la población.”

La batalla del Gobierno de Kuwait contra la expresión ciudadana en Twitter no ha comenzado ahora. En diciembre de 2011, el Ministerio de Interior anunció que había pedido al Ministerio de Comunicaciones que “suspendiese todas las cuentas anónimas” en Twitter, una petición que no parece que llegase a cumplirse. Meses después se anunciaron planes para una nueva regulación del uso de redes sociales con el objetivo de “salvaguardar la cohesión de la población y la sociedad”.

Según la Fundación Frontera Electrónica (EFF), los anuncios del Ministerio de Información reflejan una reacción de pánico ante la posibilidad de que se abran ciertos debates a través de Internet, especialmente en lo referente a la monarquía y a cualquier comentario que pueda incitar al sectarismo. En un país que fue descrito por la OpenNet Initative como “el estado con mayor libertad de prensa de la región” en 2009, resulta preocupante una tendencia que avanza en la dirección opuesta.