Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
Gobierno y PP reducen a un acuerdo mínimo en vivienda la Conferencia de Presidentes
Incertidumbre en los Altos del Golán mientras las tropas israelíes se adentran en Siria
Opinión - ¡Con los jueces hemos topado! Por Esther Palomera

Aprendiendo de la calle

Esperanza Vera Ortiz

Estudiante y voluntaria de la Asociación Bokatas. —

Soy Espe, tengo 21 años y estudio Ingeniería industrial en la universidad. Llevo cuatro años visitando a personas sin hogar con la Asociación Bokatas. Me encantan los jueves por la tarde y por la noche, cuando voy de ruta por las calles. En esos ratos que estoy con la gente que vive en la calle aprendo un montón de cosas, y no me imagino mis cuatro años universitarios sin estas personas, sin todo lo que me han aportado.

Ellas me enseñan a valorar mucho más todo lo que tengo: una cama, una ducha, una familia, una casa… En definitiva, me enseñan a sentirme muy afortunada. Además, los días que llego triste o agobiada, se encargan de sacarme una sonrisa. Bailamos, cantamos, nos contamos qué hemos hecho a lo largo del día, nos acompañamos. Así poco a poco, jueves a jueves, vamos creando un vínculo en el que nos ayudamos mutuamente.

He aprendido que la calle no es una realidad lejana, que a todos se nos puede torcer la vida y podemos acabar ahí fuera, que el paro es duro y la vida, a veces, hiere. Me han enseñado que a nadie le gusta la calle, ni está en ella porque quiere. En invierno hace un frío helador y en verano hay cucarachas. Así que no entiendo por qué nos empeñamos en hacerles invisibles, en pasar a su lado y ni percatarnos de que están ahí, cuando podríamos ser cualquiera de nosotros.Sí, también usted o yo.

Tampoco entiendo por qué a veces entran en las discusiones políticas e incluso les quieren echar de la calle sin importarles lo que les pase después. Lo único que parece importante es el turismo, la economía y unas calles irreales, de cuento de hadas, que no son las de verdad. A mí me importan ellos, lo que les pase, cómo se sienten. Claro que los quiero ver fuera de las calles, pero no expulsados, no tratados como seres sin dignidad que afean la vista de la ciudad. Me gustaría que se les atendiese como personas con dignidad y que entre toda la sociedad colaborásemos para poner fin a esta exclusión.

Según el Recuento de Personas sin Hogar de la Comunidad de Madrid de 2012, la mitad de las personas que duermen en la calle han sufrido delitos de odio, es decir, han sido agredidas por el hecho de ser una persona sin hogar. Yo me pregunto, ¿estamos locos?, ¿qué mundo es éste?

Cada mañana, al salir de casa y de camino al autobús, me encuentro con Vladimir tocando el violín en una esquina. Cuando me ve, deja de tocar y me grita “¡Hola amiga!”, con una sonrisa de oreja a oreja. Lo que hace que yo sonría también y me vaya tan feliz a empezar mi día.

Le animo a usted y a cualquier persona que lea esto a mirar a los ojos y sonreír a los 'Vladimires' que se encuentren. Lo merecen.

Soy Espe, tengo 21 años y estudio Ingeniería industrial en la universidad. Llevo cuatro años visitando a personas sin hogar con la Asociación Bokatas. Me encantan los jueves por la tarde y por la noche, cuando voy de ruta por las calles. En esos ratos que estoy con la gente que vive en la calle aprendo un montón de cosas, y no me imagino mis cuatro años universitarios sin estas personas, sin todo lo que me han aportado.

Ellas me enseñan a valorar mucho más todo lo que tengo: una cama, una ducha, una familia, una casa… En definitiva, me enseñan a sentirme muy afortunada. Además, los días que llego triste o agobiada, se encargan de sacarme una sonrisa. Bailamos, cantamos, nos contamos qué hemos hecho a lo largo del día, nos acompañamos. Así poco a poco, jueves a jueves, vamos creando un vínculo en el que nos ayudamos mutuamente.