El presidente de la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros de España (Adicae), Manuel Pardos, ha cifrado hoy en cerca de 2,9 millones el número de afectados por los fraudes bancarios, y ha lamentado la “cultura escandalosa” de un sistema “frágil por su legislación”.
Durante su comparecencia ante la Comisión del Congreso que investiga la crisis financiera, Pardos ha asegurado que los consumidores han rescatado a la banca “en una proporción semejante a lo que tendremos que aportar con impuestos y comisiones”, al tiempo que ha añadido que la solución habría pasado por una moratoria.
En este sentido, ha alertado de la continuidad del modelo imperante en los órganos internos de las antiguas cajas de ahorros en los grandes grupos actuales, en cuyos consejos de administración “continúan los mismos clanes y hay políticos, callados, por todos los lados”.
Asimismo ha criticado tanto la progresiva concentración bancaria como la “anquilosada” política de consumo española, alejada de los estándares europeos, y ha puesto énfasis en la falta de medidas de promoción de la banca regional, como las puestas en marcha en Alemania por la canciller Angela Merkel.
Sobre las cajas, Pardos ha atribuido su desaparición a la “ruina” ocasionada por el “bum” del ladrillo, cuando estas entidades fueron “capturadas por unos grupos de poder local, especialmente promotores, que recibían el dinero sin ningún control”.
Hecho por el que ha negado que fuera imposible contener las “tramas de ingeniería financiera” que acentuaron los efectos de la crisis, ya que, entre otros motivos, “el Banco de España no ejerció” ni tampoco funcionaron las vías “legislativa y judicial”.
El presidente de Adicae se ha referido a los casos Fórum, Afinsa y Arte y Naturaleza, sociedades que generaron un perjuicio superior a los “6.500 millones de euros” a 470.000 familias y cuya actividad “era como un banco sin control”, los tres procesos iniciados en 2006 cuando el sector “tenía problemas”.
En su opinión, “quisieron acabar con este chiringuito de los sellos porque sabían que había alcanzado un volumen y una capitalización que les hacía la competencia”, circunstancia que motivó “una intervención que no tuvo nada en cuenta a los consumidores, a los que se acusó de especuladores”.
De igual modo, ha cuestionado la eficacia de los sistemas alternativos de resolución de conflictos, en concreto la del “desnaturalizado” arbitraje de las preferentes, dirigido por “una auditora que generalmente trabajaba con el banco, que seleccionaba el árbitro y en el que hubo hasta enchufismo”.
“La ciudadanía está escandalizada”, ha dicho Pardos, que ha exigido a los parlamentarios que “aclaren, expliquen y pidan todas las responsabilidades políticas para que España pueda recuperar la confianza” en la “columna vertebral” de un país “bancarizado, probablemente en el mal sentido de la palabra”.