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La Agencia Internacional de la Energía vaticina “la era de la electricidad” y el fin de los combustibles fósiles

Imagen de archivo del director de la Agencia Internacional de la Energía, Fatih Birol. EFE/ Borja Sánchez Trillo

Economía

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“Después de la Era del Carbón y el Petróleo, el mundo se está moviendo rápidamente hacia la Era de la Electricidad”. Son palabras de Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), tras la publicación este miércoles del World Energy Outlook, el tradicional informe anual de esta entidad adscrita al club de países ricos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

El documento pronostica que esa nueva era va a estar marcada por una oferta relativamente abundante de múltiples combustibles y tecnologías, incluyendo un exceso de combustibles fósiles, junto al aumento de la capacidad de fabricación de tecnologías de energía limpia, lo que se traducirá en bajadas de los precios.

Hace un año el propio Birol pronosticaba que “el principio del fin” de la era de los combustibles fósiles y preveía por primera vez que la demanda global de petróleo, gas natural y carbón toque techo antes de 2030. El informe publicado este miércoles profundiza en esa línea. Sostiene que, según las políticas actuales, el mundo entrara “en un nuevo contexto del mercado energético en los próximos años”, marcado por los riesgos geopolíticos, pero también “por un suministro relativamente abundante de múltiples combustibles y tecnologías”.

Esto incluye un mayor suministro de petróleo y gas natural licuado (GNL) durante la segunda mitad de esta década, junto con “un exceso de capacidad de fabricación para algunas tecnologías clave de energía limpia”, en particular fotovoltaica y baterías. “Es probable que esto presione a la baja los precios de la energía, dependiendo de cómo evolucionen las tensiones geopolíticas”.

La AIE proyecta que, sobre la base de las políticas actuales, las fuentes de bajas emisiones generarán más de la mitad de la electricidad mundial antes de 2030, mientras que la demanda de carbón, petróleo y gas alcanzará su punto máximo a finales de la década. Destaca que la energía limpia está ingresando al sistema energético “a un ritmo sin precedentes”, aunque reconoce que su implementación está lejos de ser uniforme en todas las tecnologías y mercados.

El informe apunta que “a medida que se dispara la demanda mundial de electricidad” se perfila “un nuevo sistema energético”. Subraya que el consumo de electricidad ha crecido a un ritmo dos veces superior al de la demanda total de energía en la última década. Dos tercios de este aumento se explican por la demanda de China. Y está previsto que “se acelere aún más en los próximos años”. 

El director de la AIE ha señalado la a China como “una parte importante de lo que está sucediendo”, ya que casi todas las historias energéticas “son esencialmente una historia de China”, ya sea inversión, demanda de combustibles fósiles, consumo de electricidad, implementación de energías renovables, el mercado de vehículos eléctricos o fabricación de tecnología limpia.

En este sentido, ha advertido de que la expansión en energía solar de China está avanzando a tal ritmo que, a principios de la década de 2030, en menos de diez años, la generación de energía solar del gigante asiático por sí sola podría superar la demanda total de electricidad de los Estados Unidos en la actualidad.

El informe señala que el aumento del consumo eléctrico de los centros de datos, vinculado en parte al creciente uso de la Inteligencia Artificial (IA), ya está teniendo “algunas fuertes repercusiones locales”, y que las implicaciones potenciales de la IA para la energía “son más amplias e incluyen una mejor coordinación de los sistemas en el sector energético y ciclos de innovación más cortos”. En la actualidad hay más de 11.000 centros de datos registrados en todo el mundo y suelen estar concentrados, “por lo que los efectos locales en los mercados eléctricos pueden ser sustanciales”.

Sin embargo, a nivel mundial, los centros de datos representan una parte relativamente pequeña del crecimiento global de la demanda de electricidad hasta 2030, en la que sí se prevé un importante efecto de olas de calor más frecuentes e intensas.

Más inversión

Pero para hacer posible el despliegue de las renovables “es necesaria una mayor inversión en nuevos sistemas energéticos, especialmente en redes eléctricas y almacenamiento de energía”. En la actualidad, por cada dólar que se invierte en renovables, sólo se invierten 60 céntimos en redes y almacenamiento, recuerda la AIE, que pide que esa proporción “se reequilibre”. En la actualidad, muchos sistemas eléctricos “son vulnerables a un aumento de los fenómenos meteorológicos extremos, lo que hace que los esfuerzos para reforzar su resiliencia sean cada vez mayores”.

El organismo subraya que pese al impulso a las renovables, “el mundo está aún muy lejos de una trayectoria alineada con sus objetivos de cero emisiones netas”. 

El informe advierte de que, e¡n algunas regiones del mundo, los elevados costes de financiación y los riesgos de los proyectos están limitando la difusión de tecnologías de energías limpias competitivas en costes allí donde más se necesitan. Especialmente en economías en desarrollo, “donde estas tecnologías pueden aportar los mayores beneficios para el desarrollo sostenible y la reducción de emisiones”. 

Mientras tanto, la falta de acceso a la energía sigue siendo la principal desigualdad del sistema energético actual. Hay 750 millones de personas -principalmente en el África subsahariana- sin acceso a la electricidad y más de 2.000 millones sin combustibles limpios para cocinar.

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