La subasta de joyas y relojes adjudicada en noviembre de 2013 por la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) a Subastas Segre, empresa presidida por Lourdes Cavero, la esposa de Ignacio González, y participada por ella y por varios de sus familiares, incluyendo al entonces presidente madrileño, no recaudó ni la cuarta parte de lo inicialmente previsto por el organismo adscrito al Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas.
La operación, cuestionada por el Tribunal de Cuentas, permitió a la Agencia Tributaria ingresar cerca de 127.000 euros, IVA incluido. El importe obtenido (algo menos de 131.000 euros, sin contar la comisión abonada a Subastas Segre) fue un 76% inferior a la valoración inicial de las piezas. Estas tenían un precio de salida de 550.000 euros, según fuentes del organismo.
La comisión cobrada por Subastas Segre fue del 2,85%, con lo que, sumando el IVA, la empresa que preside Lourdes Cavero ingresó 3.850 euros por su intermediación. En lugar de abonar una comisión previa como suele ser habitual en este tipo de operaciones, la Agencia Tributaria pactó con Subastas Segre un porcentaje del precio de adjudicación de las piezas, una “comisión” que el Tribunal de Cuentas ha cuestionado en su último informe sobre las contrataciones de la agencia. La entidad que dirige Santiago Menéndez no precisa qué bienes se subastaron.
Escasa información
La agencia recuerda que cada año realiza “muchísimas subastas”, aunque sólo ha recurrido en dos ocasiones a casas especializadas, ambas en 2013. En la encomendada en junio de ese año a otra empresa del sector, la joyería Yanes, la agencia, cuya directora general era entonces Beatriz Viana (que dimitió unas semanas después), logró vender todos los artículos “con un incremento del 51% sobre el precio de salida”, según informó en un comunicado. Se vendieron todas las piedras preciosas a la venta por 301.000 euros, frente a los 199.446 euros inicialmente previstos. Un éxito sin paliativos. En este caso, la comisión para el intermediario fue muy superior a la obtenida por Subastas Segre: del 5%, con lo que Yanes ingresó 15.000 euros.
En ese caso, la agencia sí anunció, antes y después de la puja, aspectos como la fecha y lugar de celebración, los bienes que se pondrían a la venta, su precio de salida, la empresa responsable de llevarla a cabo y, posteriormente, los resultados. La adjudicada a Segre, celebrada en diciembre de 2013, en plena bronca pública entre Ignacio González y el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, por el sistema de financiación autonómica, no mereció ninguna difusión. En el caso de la primera subasta, “confiábamos en que el resultado fuese bueno por el tipo de piezas, y porque las casas de subastas saben qué genero tiene más fácil colocación y cuál no”, argumentan en la agencia.
Según una fuente conocedora del proceso, a la subasta que se adjudicó Segre se presentaron otras dos casas madrileñas especializadas: Ansorena y Sala Retiro. Según la Agencia Tributaria, hubo que recurrir a tres rondas de ofertas para adjudicar la puja a Segre, que presentó la mejor propuesta. El contrato se adjudicó por el procedimiento negociado sin publicidad.
En su Informe de Fiscalización de la contratación de la Agencia de los ejercicios 2013 y 2014, el Tribunal de Cuentas ha criticado que la agencia subcontratase estas operaciones, cuando podía haberlas hecho a través de sus medios propios, logrando mayores ingresos para las arcas públicas.
Fuentes de la Agencia Tributaria reconocen que “el Tribunal de Cuentas parece apuntar que la subasta efectuada con medios propios por la AEAT hubiera sido más eficiente”, pero la entidad “no comparte esta opinión, sino que entendió que se podía obtener un mejor resultado acudiendo a una empresa especializada que efectuando la operación directamente, dado que la AEAT desconoce este mercado”.