El Índice de Precios de Consumo (IPC) subyacente de España, que no incluye ni energía ni alimentos no elaborados, registra la mayor diferencia frente al mismo indicador de la eurozona en la actual crisis de inflación, intensificada desde febrero por la invasión rusa de Ucrania. 5,5% en nuestro país, récord desde 1993, frente al 4,6% (siempre respecto al mismo mes del año anterior).
Casi un punto porcentual de brecha que avisa del mayor contagio de las subidas de precios a toda la cesta de bienes y servicios, más allá de la electricidad, los carburantes o los cereales. Y, por tanto, de más persistencia.
Este viernes, Eurostat publicó el avance del IPC general del club del euro en junio, que ha alcanzado un máximo histórico en el 8,6% interanual. El miércoles, el INE hizo lo propio, con una lectura adelantada de la inflación en España del 10,2%. La diferencia ya es preocupante a primera vista, pero lo es más si se observa en detalle.
Si no se tiene en cuenta la energía ni los alimentos no elaborados (los elementos más afectados por la perturbación de la guerra en los mercados internacionales de materias primas), la brecha entre el IPC subyacente de España y la eurozona en el dato armonizado ha crecido desde ser de apenas una décima en febrero, a dos décimas en marzo —cuando la inflación general marcó un primer techo en España en el 9,8%—, medio punto en abril y mayo, y hasta 9 décimas este último mes. Y pese al tope al gas y al resto de medidas del Gobierno, que han sido ampliadas a partir de este 1 de julio y hasta final de año.
El propio INE adelantó el miércoles que, en junio, el pico de inflación se justifica, además de por la subida de los carburantes, por la escalada de los alimentos y bebidas no alcohólicas y, tras un claro efecto contagio, por los precios cobrados en hoteles, cafés y restaurantes.
Casi todo es más caro
Todo, o casi todo, es mucho más caro que hace un año. Una realidad que está frenando el consumo de los familias, según se vio ya en el primer trimestre, y, por tanto, la recuperación económica.
El fuerte encarecimiento de la electricidad y los carburantes ha elevado los costes de producción y de transporte y está dañando el poder adquisitivo de los hogares, sobre todo de los que tienen una renta menor, y dedican una mayor parte de sus ingresos a las necesidades básicas, de las que no pueden prescindir, entre las que están la energía y los alimentos.
“Somos más pobres que antes de la guerra”, reconoció recientemente el propio gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, que aún ve la inflación controlada en 2023 —prevé un 2,8% de media el próximo año—.
Frenazo de la recuperación económica y riesgo de recesión
El frenazo de la recuperación económica es ya inevitable, y en España, a corto plazo, que sea mayor o menor dependerá en buena medida de la resiliencia de la demanda turística durante el verano. Y, por supuesto, de la evolución de la guerra. Sobre todo de cara a otoño, para cuando una escalada de la tensión podría ser devastadora en el terreno energético.
Este mismo viernes, el indicador adelantado PMI de la actividad industrial de España en junio se mantuvo por encima de los 50 puntos, sobre los que apunta crecimiento, aunque cayó de nuevo, en un tendencia que le acerca a los niveles en los que indicaría contracción (por debajo de los 50 enteros).
El informe de S&P Global que acompaña a este índice advierte de que “las subidas de precios están afectando a la demanda. Los niveles elevados de inflación han sido una característica notable de la encuesta PMI durante más de un año, y la de junio nuevamente reveló un aumento considerable tanto en los costes de los insumos [bienes intermedios] como en los precios de venta”.
“Las empresas indicaron que la energía sigue siendo una de las causas principales del aumento de los costes operativos, aunque se informó nuevamente que el precio de las materias primas en general ha aumentado. Inevitablemente, las empresas no tuvieron otra opción que repercutir el aumento de sus costes a los clientes a través de tarifas más altas”, añade.
Este jueves en una entrevista concedida a La Sexta, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, advirtió a los españoles de que se preparen para cualquier escenario en los próximos meses y señaló que sin las medidas económicas que ha adoptado, “la inflación sería del 15%”. Además, afirmó que seguirá “articulando medidas” para amortiguar los efectos de la guerra.
Sin “paños calientes, hay que decir la verdad a los ciudadanos, [...] porque Putin está utilizando el gas y el petróleo como un arma más de guerra”, lamentó el presidente.