No ganan para sustos los responsables de Al Shula, más conocido como el consorcio del AVE a La Meca e integrado por 12 socios entre los cuales están las empresas públicas Renfe, Adif e Ineco. Los sustos proceden de la reacción visceral de los jeques saudíes, especialmente del ministro de Transportes Abdullah bin Abdulrahman Al Muqbel. Ingeniero, exalcalde de Riad, si Abdulrahman Al Muqbel es conocido es sobre todo por su fuerte carácter, que le ha llevado a desairar al consorcio español en más de una ocasión. Esta vez no amenaza con retirar el proyecto, como hizo en Navidad y por escrito, pero sí pide cabezas.
Concretamente, los saudíes han pedido al consorcio tutelado por el presidente de Renfe, Pablo Vázquez, que la directora de Contratación de Al Shula María Sánchez-Palomo “no vuelva a aparecer” en las negociaciones. Directora de Proyectos Especiales de la ingeniería pública Ineco, Sánchez-Palomo cuenta con el respaldo de Vázquez y del consejero delegado del consorcio, Santiago Ruiz.
Pero todo gesto es importante y fuentes del consorcio no descartan que Sánchez-Palomo pueda “apartarse” para contentar a los jeques. Lógicamente son los saudíes los que exigen, porque son ellos los que han aportado 6.700 millones de euros para tener listo un tren de alta velocidad entre las ciudades sagradas de Medina y La Meca en diciembre de 2016, explican estas mismas fuentes.
La relación entre las partes se tensó hasta niveles nunca vistos con el nombramiento del ministro Al Muqbel a principios de diciembre al frente de la cartera de Transportes de la monarquía absoluta. Pero fuentes de Fomento subrayan que, pese a sobresaltos como éste que afectan a individuos concretos, la relación entre España y Riad ha mejorado sobremanera. Se espera que la ministra Ana Pastor y el presidente de Renfe, Pablo Vázquez, viajen a Arabia Saudí en las próximas semanas.
“Las negociaciones son muy duras, y María [Sánchez-Palomo] puede resultar antipática para el cliente, especialmente cuando discutes a cara de perro. Pero ella hace su trabajo, y lo hace bien. Los saudíes han apretado el paso y ahora dicen cosas que antes no se oían. Contra nuestra responsable de Contratación sí que han clamado, en plan: ‘¡que esta señora no vuelva por aquí!’. Pero todo forma parte del juego”, explica una fuente conocedora de la situación.
Divergencias de opinión
Dentro de Ineco, las opiniones sobre la profesionalidad de Sánchez-Palomo, ingeniera de Caminos, son bien distintas, aunque no tienen que ver tanto con el AVE a La Meca como con el día a día. Varios técnicos consultados aseguran que la directora de Proyectos Especiales de la ingeniería estatal “nunca firma los proyectos” y que endosa éstos a los técnicos para cubrirse las espaldas. Esta crítica ha sido formulada por hasta cinco personas consultadas por este asunto.
En la cúpula de Al Shula reconocen que una dimisión no tiene parangón con lo vivido a finales de diciembre y principios de enero, hace poco más de dos meses. En un tono desconocido, el ministro saudí de Transportes amenazó por carta al consorcio con retirarles el proyecto debido a los retrasos.
En realidad, los retrasos se deben más a los trabajos que el consorcio franco-chino-saudí ha realizado en la Fase I, a cargo de la superestructura del AVE a La Meca, que a la mala praxis de Al Shula. El consorcio lleva más de un año explicando esta situación a los responsables de la autoritaria petromonarquía árabe, pero la lentitud general de las obras, sumada a las peleas internas del bloque español (formada por OHL, Copasa, ACS y Consultrans, entre otras), provocan reacciones vehementes del lado saudí. Ha habido relevos y despidos, pero también dimisiones.
Precisamente ahora están a punto de arrancar unas labores cruciales para el buen devenir del proyecto español más importante en el extranjero: las pruebas sobre si las labores de mitigación del impacto de la arena del desierto sobre los trenes funcionan.
Estos trabajos empiezan con casi dos años de retraso. Arabia Saudí es el primer país desértico del mundo en contar con un tren de alta velocidad surcando sus dunas. Ningún otro hasta la fecha ha desarrollado nada similar y sus efectos son desconocidos. Hasta el momento, el consorcio se había decantado por la vía en placa, que consiste en sustituir el balasto tradicional (las piedras que se emplazan dentro de la vía) por losas de hormigón, facilitando la limpieza de la arena.
Sin embargo, nadie asegura que la vía en placa por sí sola vaya a funcionar. De acuerdo con los expertos que trabajan en Arabia Saudí, se podrían necesitar muros de hormigón –cuya eficacia está en entredicho-, pero también otras medidas como vallas porosas o vegetación abundante junto a la vía. Si estas pruebas determinan que habrá que contar con elementos adicionales para asegurar el mantenimiento de las obras, el AVE a La Meca tendrá, ya seguro, un sobrecoste añadido.