El Banco de España se encargó este martes de recordarle al Gobierno de coalición las ataduras a la política económica que implica el nuevo corsé fiscal de la Unión Europea (UE). En plena negociación de los presupuestos de este 2024, la institución anticipa recortes en el gasto público o más impuestos para cumplir con las reglas recién estrenadas, tras ser suspendidas las anteriores en 2020 por la pandemia.
Las nuevas proyecciones del Banco de España rebaten el objetivo del Ejecutivo de dejar el déficit (el desequilibrio entre los ingresos y el gasto publico) en el 3% del PIB (Producto Interior Bruto) ni este año —pese a que prácticamente coinciden en la estimación de un 2% de crecimiento económico—, ni tampoco los próximos ejercicios. La institución también cuestiona la obligación de limitar el crecimiento del “gasto primario neto financiado a nivel nacional” al 2,6%.
Ambos compromisos están incluidos en el plan presupuestario que el Gobierno envió en otoño de 2023 a la Comisión Europea. El límite al gasto es crucial y el aspecto más novedoso de las nuevas reglas fiscales. El corsé europeo mantiene el marco general de dejar el déficit por debajo del 3% y el endeudamiento (la deuda pública respecto al PIB) en el 60%, aunque flexibiliza el camino para alcanzarlo con objetivos de rebaja de los desequilibrios plurianuales y negociados entre Bruselas y cada estado.
La advertencia del Banco de España es que, actualmente, España necesita “implementar medidas compensatorias adicionales de ajuste del gasto [recortes] o de incremento de los ingresos [más impuestos o menos bonificaciones de los ya existentes]” para seguir la hoja de ruta fiscal comunitaria.
El déficit público
Más en detalle, hasta noviembre de 2023 (en el acumulado de doce meses), el saldo de las Administraciones Públicas españolas registra un déficit equivalente al 4,2% del PIB. Este desequilibrio se encuentra prácticamente a medio camino entre el registrado en 2022, del 4,7% del PIB, y el objetivo de déficit que el Gobierno se había marcado para 2023, del 3,9% del PIB.
“El descenso del déficit en 2023 habría sido el resultado de un crecimiento elevado de los ingresos (del 8,5% hasta noviembre) y de un menor avance de los gastos (del 6,5%)”, señala el Banco de España.
“Los primeros se vieron impulsados, fundamentalmente, por las mayores bases imponibles de los impuestos directos derivadas de los aumentos nominales observados en los excedentes empresariales [los beneficios], los salarios y las prestaciones sociales. Por su parte, los gastos se vieron afectados al alza por la revalorización de las pensiones y por el dinamismo del consumo público; un efecto que fue compensado, en parte, por el menor coste que supusieron, con respecto al año anterior, las medidas de apoyo ante la crisis inflacionista”, continúa la institución en el informe trimestral que presentó este martes.
De cara a 2024, el Gobierno ha extendido de forma parcial algunas de estas medidas, como la rebaja del IVA de los alimentos, las reducciones de impuestos energéticos o la subvención al transporte de viajeros. En conjunto, se estima que esta extensión tendría un coste presupuestario de en torno a 0,6 puntos porcentuales del PIB en 2024. Este coste es inferior al que estas medidas tuvieron en 2023 —1,2 puntos del PIB— y en 2022 —1,5 puntos del PIB—.
“No obstante, para asegurar el cumplimiento de la recomendación europea para 2024 —lo que requiere que el crecimiento nominal del gasto primario neto financiado a nivel nacional en 2024 no supere el 2,6%—, podría resultar necesario implementar medidas compensatorias adicionales de ajuste del gasto o de incremento de los ingresos”, incide el Banco de España.
Freno al crecimiento económico
Sin duda, el Gobierno asumió una contención del gasto público en su plan presupuestario de 2024. Sus proyecciones contemplaron una moderación del crecimiento del “consumo público [inversión]” a apenas el 0,2% este año, desde el 1,9% que estimaba en 2023. La Comisión Europea manejó las mismas cifras, también en otoño.
El Banco de España observa ahora que el aumento del “consumo público” rozó el 4% el año pasado y fue uno de los principales motores del destacado avance del PIB (la economía de nuestro país creció un 2,5% 2023) y que este ejercicio se incrementará el 1,2%.
Al cierre de 2023, el nivel de PIB supera ya en casi 3 puntos porcentuales al nivel de 2019, el de antes de la crisis de la COVID. En el gráfico anterior, se ve que el consumo de las familias no concluyó la recuperación hasta el tercer trimestre del año pasado, lastrado por el golpe de las subidas de precios y por el encarecimiento de la financiación, por culpa de la agresiva estrategia del BCE para luchar contra la inflación.
En el mismo gráfico, también se identifica que uno de los principales apoyos de la actividad ha sido el gasto público, que ya es algo más de 10 puntos porcentuales más alto que en 2019, favorecido en parte por el Plan de Recuperación.
En su último informe trimestral, el Banco de España realiza el siguiente ejercicio teórico. “Con todo lo demás constante [el sector exterior, el consumo privado, la inflación, y todo los demás igual], si el consumo público no se desacelerase en 2024 de acuerdo con lo asumido en el escenario central de nuestras proyecciones, existiría un impulso al alza en la previsión de crecimiento del PIB, pero también en la de déficit público”, explica.
En el medio plazo, el cumplimiento de las reglas fiscales de la UE “requerirá el diseño y la implementación de un plan de consolidación fiscal a medio plazo que permita una corrección del déficit público estructural más acusada que la contemplada en estas proyecciones [las del Banco de España]. Si bien el impacto económico de dicho plan de ajuste es incierto —y dependerá críticamente de cómo esté diseñado—, su implementación acarrearía, previsiblemente, un menor grado de dinamismo de la actividad a lo largo del horizonte de previsiones [2024, 2025 y 2026] que el contemplado en este ejercicio de previsiones [1,9% de avance del PIB este, y otro 1,9% el próximo]”, advierte.