El Banco de España calcula que las subidas de los tipos de interés apenas bajaron 2 décimas la inflación en 2022, que de media fue en España del 8,4%. Según el mismo ejercicio, la institución estima que el golpe del endurecimiento de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) al crecimiento económico fue de 6 décimas, pese a lo que el PIB (Producto Interior Bruto) avanzó un 5,5%.
En 2023 y en 2024, proyecta que la agresiva estrategia del BCE apenas conseguirá moderar 5 ó 6 décimas las subidas de precios, según ha explicado el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, este lunes en el discurso que ha pronunciado en la Fundación Financiera La Caixa, en Barcelona. Para este año, las distintas previsiones de los centros de análisis rondan en promedio el 4% de inflación en nuestro país, principalmente por el abaratamiento de la energía.
En cambio, el impacto del encarecimiento de la financiación será mucho mayor para la actividad económica en general tanto este ejercicio como el próximo. El incremento del 'precio' oficial del dinero y el fin de las compras de deuda del BCE llegarán a restar 1,1 puntos al crecimiento en 2024, ha añadido Hernández de Cos.
“Es evidente que el proceso de endurecimiento de la política monetaria está teniendo y tendrá costes a corto plazo en términos de menor actividad económica, pero que el mantenimiento de la estabilidad de precios es la mayor contribución que el banco central puede hacer para garantizar un crecimiento económico sólido a largo plazo”, ha incidido.
Un golpe “sin precedentes”
El BCE y del resto de grandes bancos centrales, con la excepción del Banco de Japón, están luchando contra la inflación en dos frentes: con las subidas de los tipos de interés oficiales (su herramienta más visible por su impacto en el encarecimiento de las hipotecas y del resto de préstamos) y con la extinción de las compras de bonos de deuda pública (de los estados) y corporativa (de las empresas) en los mercados, que es otra forma de aumentar los costes de la financiación.
En su discurso, el propio Hernández de Cos ha reconocido que “la intensidad y el ritmo de las subidas de los tipos de interés del BCE no tienen precedentes [del 0% al 3,75% desde julio de 2022], lo que podría generar efectos no lineales en la economía”.
Según ha continuado, “en esta ocasión las perturbaciones de oferta negativas son las que han prevalecido [la escalada del petróleo o el gas por la invasión rusa de Ucrania, los cuellos de botella en el comercio mundial por la pandemia...] a diferencia de lo ocurrido en ciclos anteriores en los que dominaron las perturbaciones de demanda. Ello implica que la economía debe afrontar un endurecimiento de las condiciones financieras en un contexto de debilidad del crecimiento económico”.
La previsión de avance del PIB en 2023 es de alrededor del 2%, en gran medida por el intenso crecimiento de los beneficios empresariales, el despliegue del Plan de Recuperación, por una desconocida estabilidad laboral, por las medidas de protección de las rentas (subidas de las pensiones, del SMI, del IMV, tope al gas, descuentos en el transporte...) y por el buen comportamiento de las exportaciones. Recientemente el propio Banco de Espàña apuntó que el plan anti inflación del Gobierno restó 2,3 puntos a la inflación y elevó el PIB un 1,1%.
Además, todas las perturbaciones de oferta a las que hace referencia el gobernador se han matizado en los últimos meses. Y sobre ellas no actúa prácticamente la política monetaria, sino que dependen de la geopolítica, o de otras cuestiones. Frente a ello, Hernández de Cos también ha destacado la apreciación del euro en los últimos respecto al dólar, que en parte se explica por las subidas de los tipos de interés y que automáticamente abarata del petróleo o el gas, que cotizan en la moneda estadounidense en los mercados internacionales.
Pero el empeño final de los bancos centrales es ahogar a la economía para moderar así las subidas de precios. Además de deteriorar la capacidad de consumo y de ahorro de las familias y dificultar que los estados se endeuden para aumentar el gasto público, dañan el margen de las empresas para invertir, crecer y, por tanto, para crear empleo.
Las instituciones que dirigen la política monetaria asumen el riesgo de provocar una recesión económica, porque bajo el análisis de la política monetaria es más peligrosa una inflación durante mucho tiempo, que un periodo de caída de la actividad y de aumento del paro. Los bancos centrales han admitido reiteradamente que no tienen otras herramientas menos dolorosas para contener los precios, pero las dudas sobre este planteamiento se multiplican.
“De cara al futuro, el proceso de endurecimiento de nuestra política monetaria está ya bien avanzado, aunque, con la información de la que disponemos actualmente, nos queda algo de camino por recorrer”, ha afirmado este lunes Hernández de Cos. En junio, se espera que el BCE vuelva a subir el 'precio' del dinero.
“También anticipamos que los tipos de interés tendrán que permanecer en territorio restrictivo por un tiempo prolongado para alcanzar nuestro objetivo [el 2% de inflación] de manera sostenida en el tiempo. En todo caso, en un contexto de tanta incertidumbre como el actual, seguimos subrayando que las decisiones futuras continuarán dependiendo de los datos”, ha concluido el gobernador.